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martes, diciembre 07, 2021

한국 세계 (Mundo Coreano)

Con el bootcamp descuidé un tanto el Hangul, pero en lo que he sido consistente es en escuchar música popular coreana y ver programas de televisión y películas de Corea. 

Después de un par de semanas de emotivos conciertos de BTS que llegaron a su conclusión por este año y de los cuales presencié uno transmitido en vivo, sigo complaciéndome con música de su país. Una canción que me encanta es de Heize *Happen*, cuya letra traducida pueden encontrar aquí.

   

Tal vez me recuerda a alguna época en mi vida cuando destinos se unieron por breves momentos y por cuestiones de la vida ahora cada quién sigue su camino. Un pensamiento a ése bello recuerdo, en el que sentí un amor contrariado y confundido, una pasión infinita y temor a expresar mis verdaderos sentimientos en aquél momento. Ni hablar, suena a drama coreano jajaja... 

Estimado lector, espero que te encuentres en la comodidad del espacio que te hace sentir en casa, acompañado o solo, como mejor te plazca, con una taza de café, té o quién sabe, algún alipus. 

 Como no puedo ingerir bebidas alcolólicas, tómate una a mi salud. Que la fuerza del amor te acompañe.

jueves, noviembre 22, 2012

Peso muerto

Hoy en la tierra del nuevo color y de los 4 años más, se celebra el día de Acción de Gracias.

Como es la costumbre, compramos un pavo orgánico y me dí a la tarea de prepararlo.

Sacóle de su envoltorio, lavóle y al tratar enderezarlo para rellenarlo, no lograba cargarlo. Se resbalaba de mis manos y lo sentía incontrolable. En fracciones de segundo, mi mente se transportó al día en que mamá dejó su cuerpo. Entre la peque y yo, la estábamos cambiando para que se la llevaran a la funeraria, cuando de nuestros brazos, su cuerpo se resbaló de entre nuestras manos. Tenía dos veces su peso y sus extremidades ya no se acomodaban donde las dejábamos. Incontrolable. El recuerdo fue fugaz y en ese fugaz momento, lloré lo que hace muchos meses no había logrado.

Con el pavo tendido de costado en el fregadero, traté de traer mi mente al presente... recordé entonces la última vez que entre mamá y yo cocinamos un pavo de Acción de Gracias, cuando nos vino a visitar hace seis años.

A unas cuantas horas después de cocinarlo y cenar, mi espalda me mata. Creo que es el peso de aquél peso muerto, más el peso muerto del pavo, más el relleno. Estoy agotada.

Imágen tomada de internet
Felíz Acción de Gracias a quien lo celebre. Para mí, sólo una ocasión de cocinar lo inusual y compartir con el faraón sus costumbres. Por primera vez en mucho tiempo, estoy en casa en esta fecha. Siempre había estado de viaje desde que nos mudamos al norte del país.

domingo, octubre 28, 2012

Ducha

Recuerdo la primera vez que la bañé. Nos encontrábamos en aquél hotel en la ciudad potosina. Me metí con ella a la ducha. Ella se encontraba muy débil pero aún podía caminar. Mientras la enjabonaba, no logré controlar mis emociones y comencé a llorar, terminando por abrazarla. "¿Por qué?, ¿por qué?"... era lo único que salía de mis labios entre sollozos. Mamá permanecía en silencio, como si estuviese en trance.

Con la progresión de su enfermedad, vino la silla de ruedas... la silla para el baño y para bañarse. Como ahora nos encontrábamos en un departamento arrendado, le pedí al dueño que instalara aquella regadera con extensión que había comprado.
Desvestía a mamá, la cargaba con la adrenalina que hoy no sé de dónde salía. Lograba sentarla en aquella silla... y con las ruedas, la empujaba hasta el baño. Le pedía que por favor lograra mantenerse en pie, en lo que yo colocaba la otra silla en la regadera. Era todo un malabar... mantener la puerta cerrada para que no le llegaran corrientes, pues después de una quimio, el sistema inmunológico está sumamente vulnerable. La enjabonaba, la enjuagaba y la ayudaba a secarla y a vestirse. La cambiaba de silla y la llevaba a su habitación.
Cuando dejó de sostenerse por su propio pie, nos asistía la mucama. Después ya eran baños de esponja.

Recuerdo la última vez que la bañé. Habíamos regresado de su última aventura. Ahora entre los tres (mis hermanos y yo), la cargábamos de la silla de ruedas a la cama. Corrí al baño y con dos palanganas llenas de agua caliente - una para enjabonarla y la otra para enjuagarla - mi hermana me susurraba que no lo hiciera, "que estaba en las últimas"... regresé al cuarto. Mientras le pedía a mi hermano que saliera, entre mi hermana y yo rápidamente y a pasos la bañaba. Después entre los tres, cambiamos las sábanas como nos habían enseñado en el hospital. Mientras ella permanecía recostada, unos la sostenían mientras yo ponía las sábanas de media cama. Luego rodábamos a mamá hacia el lado tendido y yo continuaba con el tendido con las sábanas limpias.

 Cada mañana, cuando pongo un pie en la regadera, no dejo de pensar en esos momentos. Recuerdo su piel, su olor, su cabello, vulnerabilidad, amor, temor, cansancio, tristeza... Mi mente se pierde en aquella esponja, mientras tallo mis extremidades con amor, pensando que en estas células mamá aún sigue aquí... y corre el agua mientras me enjuago.

Cada mañana, cuando tiendo las camas, me quedó la manía... desdoblo las sábanas limpias, cubro mitad de la cama mientras desdoblo y corro al otro lado para tender lo que falta. Tal vez por que en mi mundo ilusorio deseo que mamá esté en esa cama.

viernes, julio 20, 2012

Nubladito

Los días nublados, contrario a la percepción general, me gustan mucho. Me traen recuerdos de la niñez, cuando vivíamos en un piso en Ondategui. Mi cuarto era muy amplio, por primera vez tenía una habitación para mi sola y yo me encargué de la decoración.

Me levantaba, bañaba, vestía y subía la persiana. Luego abría aquella ventana de par en par. Tenía vista hacia un chalet abandonado. Bello, muy bello lleno de flores. Sacaba mi rostro o más bien medio cuerpo, respiraba el aire fresco, sentía la humedad en mi rostro. Con corbata y sombrero salía de la mano de mis hermanos o de mamá. Caminábamos a la esquina donde nos recogería el transporte para ir al colegio.

De los lugares que vivimos en el País Vasco, Las Arenas fue uno de mis favoritos. Me encantaría regresar y ver qué tan diferente está.

sábado, abril 14, 2012

Lacrima Sacra

Mientras depuro el sótano, encuentro una bolsa de plástico transparente con cierre. Curiosa abro y hurgo. Di con el verso original que mamá me escribió cuando me fui de México. Lo puedes leer en la pestaña de "Poema".

Contrario a lo imaginado, me dio mucho gusto encontrarlo, no siento dolor, aunque reconozco que la extraño mucho. Me hubiese encantado compartir este descubrimiento con ella. Hacía tiempo que me lo había pedido para sacarle una copia. Yo, después de tanta andanza y mudanza, no sabía dónde había quedado.

Estoy cansada, pasa de la media noche, pero quiero continuar talacheando al sótano, había olvidado por completo que tenía cita con el quiropráctico, así que la visita a su oficina me quitó tres horas de productividad, mas otras tres que me la pase navegando en internet.

Tuve un sueño extraño. Y lo más extraño es que partes de él que no recordaba, se van armando en mi mente mientras más se pronuncia la noche:

Estaba de viaje de negocios, en la habitación del hotel, había un armario, como es común en los hoteles. Sólo que éste, contenía un par de maniquíes con ropa de marca Chanel. Lo curioso es que todo era de mi talla. Lo probaba. Un maniquí tenía un "bustier" rojo con negro. El otro, un traje sastre minimalista y bello, no recuerdo los colores. Me avisaban que sólo estaría esa noche, así que empacaba la ropa de los maniquíes. Me informaban que en este hotel sí los cobraban, que en las otras ciudades las daban de obsequio, pero en este, tenía que pagar por ellos. Así que decidí dejarlos.

Mientras empacaba, llegabas para acompañarme a casa. Al parecer el trayecto sería peligroso e iríamos a pie. Tú me ayudabas con la maleta, rodándola con una mano en sus 4 ruedas mientras con la otra mano, te asías de la mía en forma protectora.

Al llegar al periférico, volteaba... ya no eras tú, era Gus. Protegiéndome como un hermano, no me soltaba la mano para nada, mientras seguía rodando la maleta. Veía el puente peatonal y escuchaba la voz de mamá... que en realidad era la voz del faraón despidiédose de mi, arrimando el perro de peluche a mi cara para simular que el perro me besa.

lunes, agosto 22, 2011

Lunes indeseado

Siempre me han impuesto los domingos. No me gustan. Peor los lunes, sobre todo cuando sé que mi porvenir depende de lo que yo decida hacer. Decidí no llamar a aquella mujer que quiere que trabaje como consultora. No lo sé, como que por ahí no me late. Tal vez cambie de idea y mañana la llame. Hoy tenía muchas cosas que hacer: llamar a la compañía de autos para hacer cita para el servicio del nefermovil. Averiguar si mi membresía en esa asociación profesional sigue vigente, para.... -si... ya sé...- registrarme para la certificación, aquella a la que le he dado la vuelta.

Aunque no hice lo mencionado, me desperté relativamente temprano, hice Tai Chi... un DVD que encontré abandonado por ahí... para seguir con mi rutina de la serpiente.

Confieso que no he comido muy bien que digamos, la semana pasada no comí verduras y mis entrañas lo resintieron. Están protestando estirándose como chicle en el interior, haciéndome pasar unos momentos sumamente incómodos.

Vino el de la compañía de internet. Cambió no se qué cosas o filtros fuera de la casa y en el sótano. Así que antes de que llegara, me di a la tarea de escombrar y aspirar aquél área que le rehuía. Sí, todavía hay cajas y papeles, pero ya menos, tal vez mañana le dé otras dos horas a la talacha allá abajo. Poco a poco y quizás para el viernes el sótano esté impecable. Al menos el internet dejará de fallar (ojalá).

Malas noticias: encontré una cucaracha bebé en el sótano. Así que esto tiene que quedar esta semana, ojalá sólo sea una pasajera y que no se estén colando por la coladera del área de máquinas.

Me siento triste. Triste porque perdí contacto con un amigo muy querido, con el que podía hablar horas y de diversos temas, trabajábamos hasta altas horas de la noche, viajábamos juntos, negreábamos juntos, mentábamos mandarinas juntos, etc. El caso es que le perdí la pista.

El no es muy asiduo de las computadoras. Nunca escribía correos, pero hablábamos por teléfono o cuando iba a México, nos quedábamos de ver para el café. La última vez que lo vi fue en el otoño del 2007. La última vez que escuché su voz fue en el otoño del 2008. Aquél otoño hablé con él mientras la anestesia general iba poco a poco disipándose en mi ajetreado cuerpo tras aquella cirugía. Después... perdimos contacto. Su teléfono no es el mismo y al parecer ya no vive donde solía hacerlo.

Cuando pasó lo de mamá, traté de buscarlo... sin suerte. El había conocido a mamá... de las tantas veces que me llevó a casa después del trabajo. El y su esposa conocieron a mamá en una situación curiosa muchos años atrás. El había dado al hospital y yo también por circunstancias diferentes. Nos encontramos en urgencias. El esperaba ser atendido, sentado con su esposa e hijas. Yo, sentada con mamá. En aquél entonces era sólo un compañero más de trabajo, no nos conocíamos del todo y sobrevivíamos al difícil ambiente laboral de aquella empresa.

Hace un par de meses, sabiendo que nunca abre sus correos, le escribí una carta y se la envié por correo convencional, pero con acuse de recibo. Así me aseguraría que recibía las malas nuevas sobre mamá. El sábado, recibí del correo una notificación para recoger un sobre.

Hoy fui a la oficina postal y para mi tristeza, aquél sobre sellado y estampado llegó de nuevo a mis manos. Cerrado. Unas notas en español por todas partes en aquél sello: "no se encontró al destinatario". Al parecer hicieron un par de visitas, para en la tercera (la vencida), sellaron el sobre como "devolución de acuerdo a la ley" y lo enviaron de regreso.

Cometí el grave error de abrir ese sobre y leer su contenido. Fue como revivir de nuevo todo aquello. Todos esos meses de angustia y terror, confrontarme con la muerte una vez más... sentir este vacío infinito que corroe todo mi ser. Recordar sus bellos ojos a media asta. Su aliento ausente después de una expiración. Un envase vacío. Un cuerpo sin alma. Una familia sin madre. Una hija perdida en un llanto ahogado... sin poder respirar. Respiro profundo y en mi mente sólo un par de frases: no principio, no fin... no nacimiento, no muerte. Tal vez es un consuelo. Al menos, quiero engañarme un ratito, hasta que este dolor que me taladra el pecho ceda.

sábado, agosto 13, 2011

Desconocida

Es increíble cómo sólo una fotografía, pudiese traer tantos "des recuerdos", emociones encontradas e inseguridades juntas. Una compañera de la prepa/universidad plasmó en el "cara-libro" un momento que no recordaba.

Mil cosas pasaron por mi mente al ver aquél rostro que ni yo misma reconocí, ni su peinado, ni su maquillaje, ni su ropa... lo único que reconocí, fue el colguije egipcio en aquél delgado cuello. La niña guapa, de mirada triste e infraganti. Traté de hacer memoria, no me hallaba. Vi el contexto, las demás fotos en el álbum...

En aquél entonces, en casa se vivía una dictadura. Problemas con overkill por su adolescente comportamiento, la violencia física y psicológica de papá y su controlitis incontrolable, el temor de mamá, la inocencia de la peque... la eternamente triste Nefer. Se venían muchos cambios, en verano del año siguiente nos mudaríamos a Italia. No tenía ni idea de que unos pocos meses después, papá no estaría entre nosotros.

Mi tristeza era profunda, venía desde la infancia. Un padre egocéntrico, macho y controlador. Su familia criticona. Celoso extremista, en cada oportunidad hacía ver mis defectos físicos: dientes chuecos, "nariz de tu madre", boca de "piquito de pájaro", "nada por aquí, nada por allá", "pobre de mijita la feita". Más tarde me enteré que lo hacía para que yo no me ilusionara con el sexo opuesto y no tuviese novio, para no darle a papá preocupaciones.

Insegura y poco sociable deambulaba por aquellas aulas, a veces comportándome con la pedantería aprendida de mi padre, tratando de probar no se qué cosas. Enamorada platónicamente de uno de mis mejores amigos, vivía eternamente en drama por que "no me pelaba".

Mi mejor amiga de aquella época, exasperada, me decía que viera más allá de aquél crío, que no todo era eso. Ella sin embargo, " tenía problemas": sus padres le daban demasiada libertad y se sentía sola, con tanta libertad que no sabía qué hacer con ella. Nada sabía ella del encierro al que papá nos tenía sometidos. Mi escape y felicidad era estar en las aulas, rodeada de conocidos/desconocidos/amigos, etc., haciendo todo tipo de actividades extra curriculares, para estar el menor tiempo posible en casa.

En esa época, mi mejor amiga se la vivía en mi casa... después de clases y "granero" (donde hacíamos aerobicos o jazz en la escuela) venía a comer y nos la pasábamos toda la tarde platicando de mil cosas, moda, peinados, chismes, cómo sería nuestro futuro, qué tíos nos gustaban. Claro, todo esto, cuando papá no estaba. Y si papá llegaba, siempre vió su lado coquetón y simpático, como cuando estaba de buenas. Nunca vio su lado obscuro. Nunca hice nada por aclararle a ella la visión. Nadie tenía por qué saber cómo estaban las cosas en casa. Se supone que éramos cinco... "los cinco dedos de una mano que unidos en un puño, podrían vencer cualquier cosa" - como solía decirlo papá.

Hoy vi esa fotografía e incrédula, comenté que esa no era yo. Un par de amigos respondieron "claro que eres tú". Me di cuenta y reconocí algo que nunca hice: mi auto-estima en aquél entonces, estaba por los suelos. Joven y bella, con toda la vida por delante. Sin todas esas inseguridades tal vez mi vida sería otra. No puedo imaginar, pero pienso que de no haber vivido todo lo que viví, no habría aprendido tanto. Por algo pasan las cosas.

Después de todos estos recuerdos y sentimientos, veo la foto y me digo: que hermosa chica.

lunes, julio 11, 2011

Recomenzando

El viernes el de la terapia física del tobillo me dijo que ya podría regresar a mis clases de baile y hacerlo con cautela. Así que me iré a la clase de las 6.30pm. Eso me hace un poco más feliz.

He estado en preparativos para mi viaje que comenzará este viernes rumbo a Massachusetts, a un retiro de Qi Gong -creo que ya lo había mencionado-.

En casa he estado más activa, ya sólo me queda aún el sótano por continuar depurando. Anoche me desvelé... no dormí sino hasta ésta mañana a eso de las 2am. Contenta por que por primera vez, unos chamacos de 17 años son campeones del mundo en football. No es que sea muy fanática de este deporte, pero me dio mucho gusto. Ya era hora.

He seguido tratando de encontrar mi camino. Pienso que ese retiro me hará mucho bien. Quiero recuperar la confianza y la fe. Quiero tener ese sentimiento que sin importar nada, todo saldrá bien.

Sigo extrañando a mamá, sobre todo los fines de semana que era cuando nos extendíamos con las llamadas, nos contábamos chismes viejos, anécdotas recientes, nos echábamos porras, nos decíamos guerreras. A últimas fechas le caía mal que le dijera "somos guerreras". Decía que mejor hacer la paz y no la guerra. Nunca lo había visto desde esa perspectiva, siempre lo decíamos más bien por luchonas en la vida, pero tiene razón. Hacer la paz en todos los aspectos.

Ojalá viviéramos en un mundo en el que fuera el más pacífico quien ganase la "guerra". Pero bueno, sólo en mi loco mundo ilusorio.

Me duele el espinazo. Creo que me tomaré una siesta antes de irme a bailar.

domingo, diciembre 05, 2010

Tren...

El sonido del tren ha sido uno de mis favoritos desde niña. Cada que lo escucho, me recuerda cuando en la niñez viajábamos en él a Guadalajara a visitar a la linda abuelita materna. Salíamos por la noche en diciembre cada año antes de Navidad, a eso de las 8 y llegábamos por la mañana, tal vez a las 9 ó 10. Normalmente teníamos camarote con literas y desayunábamos en el restaurante a bordo. Los clásicos "hot cakes" con miel de maple o de abeja, café con leche y jugo de naranja.

Nos encantaba saltar de vagón en vagón, aunque a veces me producía temor... ver aquél suelo en movimiento que se asomaba entre las orillas de los vagones conectados.

Hoy escucho el sonido del tren mientras tecleo estas letras... sentada en esta incómoda cama, de este no tan cómodo departamento arrendado en el corazón de la ciudad potosina. Mamá está recostada frente a mi en la otra cama. Su sueño es profundo, su rostro terso pero sumamente delgado, la piel ya casi pegada al hueso.

Le sugiero apagar la luz. Me mira con ojos de súplica y me dice "todavía no hija", a pesar de que ya está con Morfeo. El overkill se enfermó, así que lo mandé a cuarentena a casa de la peque. El faraón llegó ayer y estará por una semana. Aunque me dio un inmenso gusto verlo después de cuatro largos meses de ausencia, no dejo de sentirme presionada por la situación.

Mamá ya es casi un 100% dependiente en todo. Bañarla, vestirla, cambiarla, alimentarla (cuando se deja) y apapacharla (también cuando se deja). De ser una dama sumamente independiente, física y emocionalmente fuerte... ahora no logra detenerse de pie por mucho tiempo y tiene muchos temores. Cuando le hacen preguntas, ya no contesta, me mira con preocupación y como sabe que sé sus respuestas, con una mirada sé que me pide que conteste por ella.

A veces me pregunto que pasará por su mente. Habla dormida (susurra) y cuando le pregunto qué sucede, ella me dice que no le haga caso, que habla dormida. Anoche preguntaba por el barandal (?)

Estoy emocionalmente hecha talco, aunque en su presencia finjo fortaleza. En silencio sollozo mientras me baño y me muerdo el puño para que no me escuche. Riño a diario con Overkill, no porque no lo quiera. Creo que mi temor se canaliza en furia y a veces no logro evitarlo. A menudo me encuentro disculpándome. No quiero convertirme en un monstruo.

Los quistes de ovario ya han de estar del tamaño de un dinosaurio, así que me tendré que ver en la necesidad de acudir al médico antes de la quimio de mamá. Tengo miedo. Siento desesperanza. No encuentro consuelo. Lo único que me mantiene a flote es el mantenerme inmersa en una rutina auto impuesta, en la que hago de todo. Aunque hay una señora que hace la limpieza tres veces por semana, cuando ella no viene hago lo propio. Últimamente se me ha agudizado la costumbre de lavarme las manos "n" veces durante el día, desinfectar "n" veces el baño. Empiezo a pensar que estoy desarrollando alguna especie de manía.

Tal vez la obsesión del "perfeccionismo" anda por regresar. La dejé en alguna parte después de la muerte de papá.

sábado, abril 17, 2010

Silencio

Hace ya un buen  rato que desperté... el faraón sigue en los brazos de Morfeo. Yo, deleitada por el silencio de una mañana que pinta luminosa. El silencio es bello, enigmático. Me recuerda a cuando me despertaba de muy niña cuando mis padres y hermanos seguían dormidos, me escurría hacia abajo de la cama y en calcetines o "mameluco" me bajaba las escaleras aquellas de madera obscura con mosaicos, asida del barandal de herrería y madera. A veces me deslizaba por el barandal hasta abajo. Me gustaba el olor de la madera.
Ya en la cocina, observaba la puerta de la cocina que daba a un patio. Sin abrirla, veía las telarañas que a diario se formaban y las activas arañas bailaban en sus redes. En la cocina, la mesa impecable, con un frutero lleno de frutas frescas que mamá habría traído del mercado.
En el silencio me decía a mis pocos años, que yo sola podría calentar la leche. Así que tomé una silla y con cuidado de no hacer ruido, arrastré la silla hacia la estufa. Abrí la estantería, saqué un vaso de plástico, lo puse sobre la mesa. Abrí el refrigerador, saqué la leche y la vertí en el vaso. Regresé la botella al frigorífico.
Vi la lata de polvo de chocolate. La observé, tenía a un super niño en la etiqueta y al estarla atentamente analizando, me dio la impresión de que la lata se movía sola.
De puntitas y con cuidado de no derramar el contenido en el piso, desplacé el vaso hacia el quemador de la estufa, me trepé a la silla y giré la llave del gas de la estufa.
"Bluff" se escuchó mientras observaba la flama azul calentando mi leche. Con lo que no contaba a tierna edad, era que el plástico se fundiría al contacto con la flama.
El olor debió de haber despertado a papá y mamá... quien bajó corriendo a ver qué pasaba.
Al principio molesta me reprendió y luego se percató que sólo quería leche. Tiernamente me explicó que el plástico nunca se pone sobre la lumbre.

domingo, diciembre 14, 2008

Hueco

Este pobre blog parece un enorme hueco. Hueco lleno de huecos y rellenos, palabras sin sentido, pensamientos inconclusos, sueños locos y otros que omito por respeto al lector.

Una disculpa estimado lector. Mi cerebro ha estado sumergido en el trabajo (precisamente me encuentro en la oficina a punto de dar carpetazo para ir de compras y disfrutar de lo que queda de este domingo gélido), consumido con congojos por "pequeños" detalles de salud y como siempre, preocupaciones por el futuro.

Ya sé... para qué preocuparse por el futuro si hay que vivir el presente. Lo vivo y vaya que lo he vivido estos últimos meses. Quisiera que mi mente sólo se enfocara en el presente. Que estuviera configurado para no hacer caso al retroceso ni adelanto de la cinta de la vida.

Tal vez sea bueno borrar todo aquello que traiga recuerdos para enfocarse al aquí y ahora. Tal vez me sirva de algo borrar mis mp3 que no correspondan al hoy, esconder o tirar fotografías, o de plano buscar si es que existe algo parecido al "spotless mind". Así me evitaré viajar al pasado.

Con respecto al futuro, quisiera algo que me hiciera recordar que debo estar anclada en el presente, pero sin apego, pues el futuro será consecuencia de este elaborado y laberinto presente.

Mi flecha apunta hacia arriba en pleno crucero, donde me encuentro al centro sin dirección horizontal. Viendo hacia arriba, para ver si me llega la iluminación y saber hacia a dónde. Es increíble que en el otoño de la tercera década siga teniendo momentos de desorientación.

¿Qué no se supone que ya debería de saber que hago aquí y hacia a dónde me dirijo? ¿cuál es la razón de mi existencia?

En fin, y sigo, meditando cuando la mente y cuerpo lo permiten, no escribo tanto como antes, ni siquiera en mi diario manual, cuyos secretos se quedarán en el papel y no viajarán a la era de la tecnología avanzada ni al mundo de los blogs.

El clima cada vez más helado y el único abrigo que me queda es el setentero de mamá, que me ha mantenido calientita por el momento. Tendré que comprar uno más largo y más grueso para lo que viene.

Le digo adiós a la pequeña Nefer, a la adolescente, a la jovenzuela y tristemente le digo "qué tal?" a la nueva que se aproxima... "qué tal", lo suelo utilizar para aquellos a quienes no conozco, a los que todavía no tengo confianza, el primer saludo.

Eso me recordó al primer día del kinder, cuando papá estacionó el auto, abrió mi puerta, tomó mi pequeña mochila con una mano y con la otra me tomó de la mano. Llegamos a la puerta de aquél colegio y me dijo "muy bien escuintlita, pórtese bien y haga lo que le dicen, al rato paso por usted, ándele váya con la maestra".

Se retiró sin mirar hacia atrás, mientras yo observaba a l@s otr@s niñ@s, sus madres o padres en cuclillas abrazaban a sus criaturillas y deseaban buena suerte, dándoles besos y la bendición.

No soy ni fui católica, así que en realidad me daba curiosidad aquél ritual mañanero y en aquél entonces añoraba que ese ritual fuera mío.

Tal vez él sí era muy Zen, enfocado al presente, sin mirar atrás. Aquí, ahora.

miércoles, julio 16, 2008

...Viga

No puedo dormir, así que me puse a ver fotos de la niñez, de la familia, etc. Siempre que paso por estas fotos, en particular aquellas en las que tuve una etapa muy activa en mi vida, me entra una extraña emoción y me inyectan energía.

No suelo postear imágenes propias, pero no puedo evitar sonreír cuando veo esta:



La niña intrépida que desde que vió a su hermano batallando con la gimnasia, no pidió... exigió que se le metiera en este deporte. Me trajo muchas satisfacciones, lo que comenzó como simple hobby saliendo del kinder, se convirtió en 6 horas diarias de entrenamiento, competencias de fin de semana, locales, estatales y un viaje de premio por el mejor equipo a nivel nacional: un verano en Rumania.

Con dos medallas, algunos reconocimientos y diplomas, recuerdo que sólo me importaba brincotear, no los premios. La viga de equilibrio fue mi fuerte al igual que manos libres (piso). Creo que desde ahí comenzó mi pasión por la bailada, la música... y el apodo que me quedó de por vida con el que me bautizaron mis hermanos... con mi nombre de pila, seguido de "brincolina", pues hacía buena rima.

Mamá era mi entrenadora personal en casa, se pasaba horas en el gimnasio observando a mis entrenadores y papá consiguió una viga que me instaló en el jardín. Practicaba en mis horas de juego. Mientras los vecinos andaban en bici, yo practicaba mis rutinas en el jardín.

Papá era mi fotógrafo y camarógrafo oficial. Ansío recoger aquellas antiguas películas para pasarlas a formato de video. La última vez que vi una, mamá quedó sorprendida porque tarareé la música de aquella muda imágen y marqué los movimientos de la rutina. Es como andar en bici, esas cosas, no se olvidan.

No sólo recuerdo aquellas actividades, sino a las compañeras que tuve, amigas de aquella época, tanto del equipo como de la escuela... algunas personas dirán que las que nos dedicamos en algún momento a la gimnasia no tuvimos infancia... les digo lo siguiente:

Un deporte como éste, más cuando se hace por pasión que por complacer a nadie, es la mejor infancia que uno pueda tener. Cuando tuve que dejarlo, me quedé un poco vacía... el hueco lo llené con ballet y otras actividades que jamás me dieron lo que me dio la gimnasia... sensación de infinita libertad.

Pasé mucho tiempo añorando regresar y claro, cuando se llega a la adolescencia es casi el fin.
4 años... intensos, pero de los más felices de mi vida.

miércoles, junio 18, 2008

Cerrando circulos?

Que titulo tan raro pero es lo unico se me ocurre cuando pienso en aquella vez que la pequenuela y yo nos perdimos aqui en Paris... caminabamos con mis padres en La Fayette y cerca de los almacenes Le Printemps...

No he tenido mucho tiempo por las tardes, hemos salido en promedio a las 7 u 8 pm, pateado calles y cenado, llegando al hotel a las 11pm o 12am. Me encantaria ir a aquel lugar y ver si de alguna manera revivo o recuerdo aquellos momentos.

Pasan por mi mente preguntas como:

Que habra sido de la viejecilla que se acerco a nosotras que estabamos en llanto a media banqueta?
Que habra sido de la chica hippie que nos acerco aquella seniora para decirle en frances que nos hablara en ingles para saber por que llorabamos, que nos habiamos perdido?
Esta chica nos metio a una de las tiendas y nos llevo a servicios al cliente.
Que habra sido de la chica de servicios al cliente que por cierto, era espanola y nos cuido y entretuvo durante 9 horas, comiendo chocolates, dibujando y pintarrajeando con crayolas, platicando con nosotros y llamando al hotel arcade donde nos hospedabamos, para avisar que estabamos en aquella tienda, no recuerdo el nombre, solo recuerdo la famosa esquina en la que nos perdimos por cruzarnos la calle.
Que habra sido de aquellos hippies que ayudaron a mi mama a buscarnos, arriesgandose a que la policia se los llevara con todo y mercancia que extendian en la banqueta?
Que habra sido del policia que le dio el sermon a papa?


Ya decia mama que parecia que papa traia un propulsor en los zapatos o algo, que por estarlo siguiendo, penso que mi hermano nos venia viendo y las dos hasta atras, siguiendolos a todos, las dos tomadas de la mano. El temor de mama era que nos hubiesemos perdido cada quien por su lado, lo bueno es que no fue asi.

Tantas cosas, me dan curiosidad...

Y en lugar de cerrar circulos, los voy redondeando, lo mucho que ya habia bajado de volumen y peso, creo que lo estoy recuperando con los canijos panecillos dulces, chocolates, etc. Que barbaridad... ni postraciones he hecho... eso si, he caminado mucho. A ver si manana me mantengo a huelga de azucar y a tomar mucha agua.

He dormido en promedio unas cuatro horas diarias, a excepcion del domingo que dormi 7 para llegar el lunes a la oficina medio atontada.

lunes, abril 28, 2008

Sin querer...

Cuando echo un vistazo a finales de los noventas, me llegan muy buenos recuerdos y sobre todo una de estas canciones con la que entro en otra dimensión y me pierdo en aquél recuerdo noventero de deliciosas compañías y buena pachanga... buenos escapes, aunque uno que otro peregrino corrió peligro (je!)

Ésta, me hace entrar en un extraño trance.

(se escucha mejor aquí, porque el video es de baja calidad)





Sin querer, todo lo que pasa va pasando sin querer
Llévame... como el agua va en las nubes dentro llévame
oh... sin pensar, todo va pasando simplemente por pasar
nunca has pensado que tal vez

abajo de este inmenso sol, de esta infinita explosión
en medio de este enorme caos, sólo existimos tú y yo

abajo de este inmenso sol, de esta infinita expansión
el universo se formó, para encontrarnos tú y yo

sin querer... todo lo que hablamos lo decimos sin querer
oh... lléname, lléname de sueños de consuelos y de fe
nunca has pensado que tal vez...

abajo de este inmenso sol, de esta infinita explosión
en medio de este enorme caos, solo existimos tú y yo

abajo de este inmenso sol, de esta infinita expansión
el universo se formó, para encontrarnos tú y yo


llévame...
sin querer...

domingo, abril 20, 2008

Che fai...

Oggi è uno di questi giorni che mi sento nostalgica... ma...

En fin... dormía una siesta como las que acostumbraba en la pubertad... en fin, después de soñar con mis sobrinitos y jugaba con ellos, me desperté con un coro de La Traviata en la que la fiesta del primer acto concluye (justo después de "Un di felice, eterea").

("Si ridesta in ciel l'aurora, e n'è forza di partir; Mercé a voi, gentil signora,Di si splendido gioir.
La città di feste e' piena, Volge il tempo dei piacer; Nel riposo ancor la lena... Si ritempri per goder...,")


Todavía entre dormida y despierta, bajé cantando el coro y al llegar al sótano, el roomie apoderado de la computadora... tuve que esperar a que la desocupara, mientras, continuaba terminando de armar los cajones del escritorio, murmurando la letra de La Traviata...

Los domingos eran de ópera en casa. Papá cantaba su repertorio... de niña lo complacía cantando con él, yo se lo pedía, de adolescente era él quien me pedía que lo acompañara. Entre varias arias y duetos cantábamos "Un di felice, eterea..."... a veces nos echábamos La Traviata completita... alrededor de 3 horas.

No sé por qué, pero ésta que acontinuación pongo "Dami tu forza, o cielo!"(versión moderna) es un dueto que siempre me llegó, desde los 5 años... tal vez mi tierno corazón no entendía lo que el sacrificio de una mujer por renunciar a su amor significaba... tal vez por la pasión o desesperación con que Violetta le pide a Alfredo que la ame como ella lo ama, justo antes de dejarlo.

Lo sé, soy una romántica incorregible... ésta parte logra sacarme lágrimas hacia el final de esta pequeña escena...




Y aquí, la misma con La Callas... (mi cantante favorita, además de que no tiene comparación... solía tener en acetato la ópera en vivo que se presentó en Lisboa en 1958)...



ALFREDO
(entrando)
Che fai?

VIOLETTA
(nascondendo la lettera)
Nulla.

ALFREDO
Scrivevi?

VIOLETTA
(confusa)
Si' no

ALFREDO
Qual turbamento! a chi scrivevi?

VIOLETTA
A te

ALFREDO
Dammi quel foglio.

VIOLETTA
No, per ora

ALFREDO
Mi perdona son io preoccupato.

VIOLETTA
(alzandosi)
Che fu?

ALFREDO
Giunse mio padre

VIOLETTA
Lo vedesti?

ALFREDO
Ah no: severo scritto mi lasciava
Pero' l'attendo, t'amera' in vederti.

VIOLETTA
(molto agitata)
Ch'ei qui non mi sorprenda
Lascia che m'allontani tu lo calma
(mal frenato il pianto)
Ai piedi suoi mi gettero' divisi
Ei piu' non ne vorra' sarem felici
Perche' tu m'ami, Alfredo, non e' vero?

ALFREDO
O, quanto Perche' piangi?

VIOLETTA
Di lagrime avea d'uopo or son tranquilla
(sforzandosi)
Lo vedi? ti sorrido
Saro' la', tra quei fior presso a te sempre.
Amami, Alfredo, quant'io t'amo Addio.
(Corre in giardino.)

martes, abril 01, 2008

NTPS

Vaya, hasta que al fin rompí la viciada rutina. Levantada un poco más temprano, tiendo camas, plancho camisa. Parte a su oficina y me quedo a mis anchas en mi territorio, cual gato triunfante merodeando erguida y disfrutando del sonido del silencio. Esta vez, no prendí el televisor.
Re-amasé la mezcla de harina de maíz que tenía de ayer, eché unas tortillas en aquél sartén cuadrado simulando el comal, cociné un par de huevos estrellados y volteados, un poco de salsa verde y ahhhhhh qué feliz está mi estómago.

NTPS... nadie tiene porqué saberlo... pero llegó a mi mente y ni modo.

Mientras saboreo la yema casi líquida sobre esa tortilla, mi mente viaja y por algún motivo aterriza en la pubertad. Sí, era de las que al despertar, holgazaneaba unos minutos en la cama fantaseando de cualquier tontería. Recuerdo que mi fantasía de rigor era con Superman -a veces era Robin el de Batman-. No era una fantasía erótica o romántica, sino más bien, gozaba viéndolo en tortura y yo airosa salvándole.

Luego viajó mi mente a la niñez, y en cómo mi -en aquél entonces- pequeño enemigo aliado (hermano mayor) y yo nos escondíamos tras la puerta para ver "sufrir" a la abuela "mala", que le tocaba su inyección. Nos daba risa y a la vez un sentimiento de complicidad. Nos daba curiosidad cómo la aguja entraba en la piel y claro, ver la reacción de la viejita criticona.

Qué ociosidad... me sigue brincando el párpado izquierdo. Bajo las escaleras del sótano y recuerdo el pequeño diario de papá que encontré entre las cosas que me trajo mamá en su última visita.

Mi mente divaga, mis dedos quietos sobre el teclado. Ya no hay más que decir por el momento.

sábado, julio 21, 2007

Tú...



(J.M. Cano)
Tú, sin más porqué,
tú, que bésame,
tú, me tienes de furriel
de un roto de tu piel.

Tú, como la cal
que húmeda es mortal,
tú, blanqueas mi razón
calando hasta el colchón,

Tú.

Tú, montada en mí.
Yo, montura hostil.
Tú, me abrazas con los pies
y yo lamo el arnés.

Tú, y sin ti yo no.
Tú, y sin ti ya no.
Tú, me has hecho dimitir
y hoy yo se dice así:

miércoles, julio 18, 2007

¿Te acuerdas?

Me lo enviaste un 23 de Marzo de 1999... me pregunto si aún le encuentras sentido...

LOS AMOROSOS

Los amorosos callan.
El amor es el silencio másfino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan, los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar, no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos porque están solos,
solos, solos, entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.

Les preocupa el amor.
Los amorosos viven al día,
no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo, siempre,
hacia alguna parte.
Esperan, no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre -¡que bueno!-
han de estar solos.

Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la oscuridad abren los ojos y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.

Los amorosos son locos, sólo locos, sin Dios y sin diablo.
Los amorosos salen de sus cuevas temblorosos, hambrientos, a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo, de las que aman a perpetuidad,
verídicamente, de las que creen en el amor como una lámpara de inagotable
aceite.

Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada en que trenes
y gallos se despiden olorosamente.
Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo, complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando, la hermosa vida.

- Jaime Sabines

miércoles, junio 27, 2007

Descasados...

Y bueno, yo que pensé que nuestra semi-nueva casa se tardaría en vender... nos tomó tan sólo 4 días en el mercado de bienes raíces y... sí... ya se vendió.

Siento un poco de nostalgia, pero a la vez entusiasmo por salir del territorio del "primer mundo", donde la mayoría de la gente cree que las teorías de Darwin deberían ser erradicadas del sistema educativo... donde piensan que en nuestro país no existen lavadoras, donde piensan que México es sólo un pedazo de tierra sin división política e igualito toditito a las zonas fronterizas, donde piensan que una mujer mexicana, sólo teje trencitas y lava chones.

Pero bueno, a donde nos lleve la veleta, espero que los vientos soplen mejor.

Mientras, una fotito de las casitas que dejamos atrás...

(Reciente)




(Anterior)

domingo, junio 17, 2007

Domingos

Desde la niñez aquellos días de la semana eran rutinarios. Nos alistábamos, poníamos nuestras "mejores garras" y nos íbamos a casa de la abuela. Sí, la fea, la criticona. No importaba el empeño que pusiéramos en nuestra imágen, siempre... siempre, nos decía que estábamos "iztludos", palabra que utilizaba para hacer énfasis en una persona desaliñada, fodonga.

Era el mismo ritual de siempre... estacionábamos el coche en el garage trasero de aquella obscura casa de Lindavista. A veces, en el garage delantero, en cuya pared papá había hecho una pintura medio rara, con una mano saliendo de un torbellino de color.

Nos bajábamos y ante el discreto comentario de mamá "saluden", saludámanos a la abuela, a la tía solterona y apresurados entrábamos a la casa para encontrar qué hacer mientras aquellos aburridos adultos, hacían lo de siempre:

Mi mamá sentarse en uno de los sillones de la sala, mientras la tía tocaba el piano acompañándo a papá para que cantara alguna aria de ópera. E lucevan le stelle de Tosca, era una de las que no dejaba fuera de su repertorio. Mamá se perdía en aquella música. La abuela mientras, se ponía a preparar la comida y minutos después, mamá se acercaba a la suegra para ayudarla a poner la mesa. A mi hermana y a mí nos hacía señas para que ayudáramos. Mientras, mi hermano se ponía a jugar o le hacía segunda a papá cantando.

Luego, después de comer, nos subían al estudio para que hiciéramos la tarea, mientras ellos se ponían a platicar, más bien la tía y la abuela... Siempre hablaban de lo mismo. Que si fulanito hacía las cosas mejor que uno, que si sutanito bla bla bla, etc.

Ya a eso de las 8 de la noche, bajábamos a merendar pan dulce con chocolate o arroz con leche, o un vaso de leche con galletas. Recogíamos nuestras cosas y nos íbamos a casa.

A veces ellas iban a la casa, en compañía de alguno de los tíos músicos. Odiaba los domingos. Lo único que me gustaba, era cantar la Traviata con papá. A veces íbamos al mercado o algún centro comercial y si veía que algo me gustaba, corría y le decía "papá!! ... me lo compras?" y me contestaba como siempre "a cómo me lo vendes?"... y bueno, así era su sarcástico sentido del humor.

Años a la distancia, a veces extraño esa rutina, no por esas personas, sino por papá... me gustaba cantar y convivir con él, a pesar de que era don cascarrabias, tenía también su sentido del humor y se dejaba querer a su modo. Ahora que todo el mundo festeja el día del padre, yo sólo recuerdo, pero no sólo hoy. Lo he recordado casi todos los días desde que murió.

Donde quiera que estés recibe un pensamiento con cariño... y un coscorrón.