El vuelo no fue sereno. Bolsas de aire interrumpieron mi accidentado sueño. Aterrizamos. Tomo mi pequeña maleta en aquélla gélida puerta y camino por el pasillo.
Este viaje fue como visitar aquella otra vida paralela, en la que la realidad es aún más áspera. Mi hermano, cuyo hígado aún más deteriorado, requiere de mayores cuidados. Solo, en una casa en la que el tiempo se detuvo: artículos de mamá por doquier, fotografías... y por otro lado, el deterioro de aquella casa sin mantenimiento. El techo se cae por humedades y el ambiente lleno de moho.
Mi mente regresa al pasillo mientras camino hacia el área de equipaje. Me parece inaudito que alguien de mi familia viva en semejantes condiciones. Pienso en lo "mejor" que estaría mi hermano viviendo conmigo. Pero también pienso en la dependencia a todo y a todos por su enfermedad.
Él prefiere vivir en Cuernavaca... aunque pensándolo bien, está mucho más cerca del Hospital de Nutrición, que donde reside.
Estoy mental y emocionalmente agotada. Uno de los años en los que renuentemente volví a mi país. Ya sin mamá y con todo este rollo de una enfermedad autoinmune que ataca a mi hermano, todo el panorama se torna de cualquier color menos de los más bellos.
Regreso a la "realidad", la mía... que pinta de un tono más pálido y que a comparación a la de mi hno. soy afortunada aún de contar con una salud estable. Triste, pero empiezo este año con todo lo que implica. La certificación a cuestas y un trabajo que no siento mío.
Comienzo la semana.
Ah!, ... Felíz Año Nuevo.
Lapsus brutus, anécdotas, sueños, recuerdos, pensamientos, cuentos, exabruptos...
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lunes, enero 07, 2013
domingo, diciembre 05, 2010
Tren...
El sonido del tren ha sido uno de mis favoritos desde niña. Cada que lo escucho, me recuerda cuando en la niñez viajábamos en él a Guadalajara a visitar a la linda abuelita materna. Salíamos por la noche en diciembre cada año antes de Navidad, a eso de las 8 y llegábamos por la mañana, tal vez a las 9 ó 10. Normalmente teníamos camarote con literas y desayunábamos en el restaurante a bordo. Los clásicos "hot cakes" con miel de maple o de abeja, café con leche y jugo de naranja.
Nos encantaba saltar de vagón en vagón, aunque a veces me producía temor... ver aquél suelo en movimiento que se asomaba entre las orillas de los vagones conectados.
Hoy escucho el sonido del tren mientras tecleo estas letras... sentada en esta incómoda cama, de este no tan cómodo departamento arrendado en el corazón de la ciudad potosina. Mamá está recostada frente a mi en la otra cama. Su sueño es profundo, su rostro terso pero sumamente delgado, la piel ya casi pegada al hueso.
Le sugiero apagar la luz. Me mira con ojos de súplica y me dice "todavía no hija", a pesar de que ya está con Morfeo. El overkill se enfermó, así que lo mandé a cuarentena a casa de la peque. El faraón llegó ayer y estará por una semana. Aunque me dio un inmenso gusto verlo después de cuatro largos meses de ausencia, no dejo de sentirme presionada por la situación.
Mamá ya es casi un 100% dependiente en todo. Bañarla, vestirla, cambiarla, alimentarla (cuando se deja) y apapacharla (también cuando se deja). De ser una dama sumamente independiente, física y emocionalmente fuerte... ahora no logra detenerse de pie por mucho tiempo y tiene muchos temores. Cuando le hacen preguntas, ya no contesta, me mira con preocupación y como sabe que sé sus respuestas, con una mirada sé que me pide que conteste por ella.
A veces me pregunto que pasará por su mente. Habla dormida (susurra) y cuando le pregunto qué sucede, ella me dice que no le haga caso, que habla dormida. Anoche preguntaba por el barandal (?)
Estoy emocionalmente hecha talco, aunque en su presencia finjo fortaleza. En silencio sollozo mientras me baño y me muerdo el puño para que no me escuche. Riño a diario con Overkill, no porque no lo quiera. Creo que mi temor se canaliza en furia y a veces no logro evitarlo. A menudo me encuentro disculpándome. No quiero convertirme en un monstruo.
Los quistes de ovario ya han de estar del tamaño de un dinosaurio, así que me tendré que ver en la necesidad de acudir al médico antes de la quimio de mamá. Tengo miedo. Siento desesperanza. No encuentro consuelo. Lo único que me mantiene a flote es el mantenerme inmersa en una rutina auto impuesta, en la que hago de todo. Aunque hay una señora que hace la limpieza tres veces por semana, cuando ella no viene hago lo propio. Últimamente se me ha agudizado la costumbre de lavarme las manos "n" veces durante el día, desinfectar "n" veces el baño. Empiezo a pensar que estoy desarrollando alguna especie de manía.
Tal vez la obsesión del "perfeccionismo" anda por regresar. La dejé en alguna parte después de la muerte de papá.
Nos encantaba saltar de vagón en vagón, aunque a veces me producía temor... ver aquél suelo en movimiento que se asomaba entre las orillas de los vagones conectados.
Hoy escucho el sonido del tren mientras tecleo estas letras... sentada en esta incómoda cama, de este no tan cómodo departamento arrendado en el corazón de la ciudad potosina. Mamá está recostada frente a mi en la otra cama. Su sueño es profundo, su rostro terso pero sumamente delgado, la piel ya casi pegada al hueso.
Le sugiero apagar la luz. Me mira con ojos de súplica y me dice "todavía no hija", a pesar de que ya está con Morfeo. El overkill se enfermó, así que lo mandé a cuarentena a casa de la peque. El faraón llegó ayer y estará por una semana. Aunque me dio un inmenso gusto verlo después de cuatro largos meses de ausencia, no dejo de sentirme presionada por la situación.
Mamá ya es casi un 100% dependiente en todo. Bañarla, vestirla, cambiarla, alimentarla (cuando se deja) y apapacharla (también cuando se deja). De ser una dama sumamente independiente, física y emocionalmente fuerte... ahora no logra detenerse de pie por mucho tiempo y tiene muchos temores. Cuando le hacen preguntas, ya no contesta, me mira con preocupación y como sabe que sé sus respuestas, con una mirada sé que me pide que conteste por ella.
A veces me pregunto que pasará por su mente. Habla dormida (susurra) y cuando le pregunto qué sucede, ella me dice que no le haga caso, que habla dormida. Anoche preguntaba por el barandal (?)
Estoy emocionalmente hecha talco, aunque en su presencia finjo fortaleza. En silencio sollozo mientras me baño y me muerdo el puño para que no me escuche. Riño a diario con Overkill, no porque no lo quiera. Creo que mi temor se canaliza en furia y a veces no logro evitarlo. A menudo me encuentro disculpándome. No quiero convertirme en un monstruo.
Los quistes de ovario ya han de estar del tamaño de un dinosaurio, así que me tendré que ver en la necesidad de acudir al médico antes de la quimio de mamá. Tengo miedo. Siento desesperanza. No encuentro consuelo. Lo único que me mantiene a flote es el mantenerme inmersa en una rutina auto impuesta, en la que hago de todo. Aunque hay una señora que hace la limpieza tres veces por semana, cuando ella no viene hago lo propio. Últimamente se me ha agudizado la costumbre de lavarme las manos "n" veces durante el día, desinfectar "n" veces el baño. Empiezo a pensar que estoy desarrollando alguna especie de manía.
Tal vez la obsesión del "perfeccionismo" anda por regresar. La dejé en alguna parte después de la muerte de papá.
viernes, noviembre 26, 2010
Enseñanzas...
En la vida, siempre hay primeras veces. Lo que nunca imaginé que experimentaría o viviría, me ha sucedido.
A veces tiene uno la boca muy grande. De haber sabido el poder de las palabras, me habría callado algunas cosas desde pequeña.
La primera insensatez que llegué a decir en repetidas ocasiones es que yo no quería tener hijos. -Concedido.
La segunda estupidez que dije, que no quería vivir más de 40 años. -Estoy a tiempo para enmendar esta barbaridad.
La constante que dije durante mucho tiempo, que no valía la pena vivir. -Al igual que la segunda, a tiempo de no retar al destino.
Mamá en ocasiones durante nuestra corta vida también decía similares tonterías.
Cuando las situaciones se ponían difíciles y en repetidas ocasiones, una de las cosas que decía era que así reptara, no necesitaría de la ayuda de nadie. Como latigazo, el destino le dio muy duro. Ahora, tan débil que literalmente tiene que reptar, nos necesita más que nunca.
Hace muchos años, cuando era yo una puberta, mi tía yeyé me contaba sobre la metafísica. Sobre los decretos y esas cosas. Años más tarde, leí y vi el "Secreto". En fin, tantos avisos, a veces la novedad me animaba... pero al final... hice caso omiso.
Tras vivir la enfermedad de mamá, ahora me queda clarísimo que hay que tener cuidado con lo que uno piensa y aún más cauteloso con lo que uno dice en voz alta. También extremadamente consciente de lo que a uno le tiene miedo, porque seguramente eso sucederá.
En mi caso, a veces hablo por hablar... sobre todo cuando me dejo llevar por la ira y la estupidez. He dicho muchas cosas sin sentido, pero con la fuerza de la ira se ha logrado materializar. Tal vez las cosas no se dan en el momento, pero más tarde suceden.
No me queda más que perdonar mis estupideces, perdonarme a mi misma y pido perdón a cualquier persona que consciente o inconscientemente le haya hecho daño por mi insensata verborrea.
A veces tiene uno la boca muy grande. De haber sabido el poder de las palabras, me habría callado algunas cosas desde pequeña.
La primera insensatez que llegué a decir en repetidas ocasiones es que yo no quería tener hijos. -Concedido.
La segunda estupidez que dije, que no quería vivir más de 40 años. -Estoy a tiempo para enmendar esta barbaridad.
La constante que dije durante mucho tiempo, que no valía la pena vivir. -Al igual que la segunda, a tiempo de no retar al destino.
Mamá en ocasiones durante nuestra corta vida también decía similares tonterías.
Cuando las situaciones se ponían difíciles y en repetidas ocasiones, una de las cosas que decía era que así reptara, no necesitaría de la ayuda de nadie. Como latigazo, el destino le dio muy duro. Ahora, tan débil que literalmente tiene que reptar, nos necesita más que nunca.
Hace muchos años, cuando era yo una puberta, mi tía yeyé me contaba sobre la metafísica. Sobre los decretos y esas cosas. Años más tarde, leí y vi el "Secreto". En fin, tantos avisos, a veces la novedad me animaba... pero al final... hice caso omiso.
Tras vivir la enfermedad de mamá, ahora me queda clarísimo que hay que tener cuidado con lo que uno piensa y aún más cauteloso con lo que uno dice en voz alta. También extremadamente consciente de lo que a uno le tiene miedo, porque seguramente eso sucederá.
En mi caso, a veces hablo por hablar... sobre todo cuando me dejo llevar por la ira y la estupidez. He dicho muchas cosas sin sentido, pero con la fuerza de la ira se ha logrado materializar. Tal vez las cosas no se dan en el momento, pero más tarde suceden.
No me queda más que perdonar mis estupideces, perdonarme a mi misma y pido perdón a cualquier persona que consciente o inconscientemente le haya hecho daño por mi insensata verborrea.
jueves, octubre 28, 2010
Día Cero
"¿Cómo llegué aquí?" - me preguntó con su tierno rostro afilado y con una expresión de desconcierto y preocupación...
"Má, me pediste que te trajera", "¿qué tienes hija, estás enferma?", "no má, no he dormido nada... sólo estoy cansada".
La encamino de regreso del baño a la cama. Ésta parece incomodarle, como si fuese su enemigo y me enfatiza con la mirada que mejor la acomode en aquél sofá para las visitas.
Acomodo la sábana, sus cojines y la ayudo a sentarse en el sofá.
"Apaga la luz hija". Momentos más tarde, se queda mirando fíjamente hacia la ventana. "Hija, ¿cómo llegué aquí?", "Cómo mamá... no te entiendo" - le contesté agotada... ya dos noches sin dormir, me está empezando a convertir en una especie de zombie.
"¿Qué hacemos en casa de tu tía Conchita?" - desorientada, "Má, estamos en el hospital..." - desconcertada...- "¿por qué hija? ¿estás enferma?" - viéndome con ternura y preocupación. Pensé que su sentido del humor había despertado cuando el ausente sueño danzaba en la noche, pero yo ya desesperada de no dormir, le recordé "Má... estás malita, estamos en el hospital. Hoy te pusieron tu primera quimio".
Sollozando me pidió que prendiera la luz, que no sabía dónde estaba, que tenía miedo.
Prendí la luz, la abracé y le dije que todo estaría mejor. "Ya llevamos dos noches sin dormir má... por eso nos sentimos como en Saturno. No te preocupes, vamos a dormir".
"Má, me pediste que te trajera", "¿qué tienes hija, estás enferma?", "no má, no he dormido nada... sólo estoy cansada".
La encamino de regreso del baño a la cama. Ésta parece incomodarle, como si fuese su enemigo y me enfatiza con la mirada que mejor la acomode en aquél sofá para las visitas.
Acomodo la sábana, sus cojines y la ayudo a sentarse en el sofá.
"Apaga la luz hija". Momentos más tarde, se queda mirando fíjamente hacia la ventana. "Hija, ¿cómo llegué aquí?", "Cómo mamá... no te entiendo" - le contesté agotada... ya dos noches sin dormir, me está empezando a convertir en una especie de zombie.
"¿Qué hacemos en casa de tu tía Conchita?" - desorientada, "Má, estamos en el hospital..." - desconcertada...- "¿por qué hija? ¿estás enferma?" - viéndome con ternura y preocupación. Pensé que su sentido del humor había despertado cuando el ausente sueño danzaba en la noche, pero yo ya desesperada de no dormir, le recordé "Má... estás malita, estamos en el hospital. Hoy te pusieron tu primera quimio".
Sollozando me pidió que prendiera la luz, que no sabía dónde estaba, que tenía miedo.
Prendí la luz, la abracé y le dije que todo estaría mejor. "Ya llevamos dos noches sin dormir má... por eso nos sentimos como en Saturno. No te preocupes, vamos a dormir".
sábado, octubre 16, 2010
Reflexiones Saturninas
Los fines de semana en estas circunstancias se hacen mucho muy pesados. Más que entre semana... que siquiera partimos la rutina al salir a citas con médicos o a comprar la despensa.
Los sábados son leeentos... rutinarios... levantarse, bañarse, bañar a la tierna y adorable mamá, vestirla, peinarla, prepararle el desayuno, acomodarla con sus almohadas favoritas y prenderle el televisor, que ella misma apaga a los cinco minutos.
En silencio, el overkill (el enemigo aliado - hermano)acomoda no sé qué cosas... A veces invade mi espacio vital. Está aterrado... lo malo de su estado, es que necesitando de un trasplante de hígado, todo le es más pesado... respirar, caminar, pensar... pero se ha vuelto muy sensible.
Es apapachón, pero en estos momentos lo que menos quiero es apapacho. Tengo un humor de perros, no me calienta ni el sol y a veces nos la pasamos discutiendo en silencio. Esto tiene que terminar. Basta de discusiones. Creo que necesitamos a alguien que nos dé un par de cachetadas guajoloteras y poner la bandera de tregua.
Lo quiero mucho, pero debo aceptar que a veces no lo soporto. Desde niños siempre fue así... rivales sin motivo aparente, aliados en travesuras o castigos... y en esta ocasión, sólo dos almas perdidas que se encuentran en asfixia.
Asfixia del encierro, de esta complicada complicidad... de este hastío. Hastío de la tristeza, hastío de la incredulidad, hastío de esta realidad.
Para romper este hastío, esperamos a los sobrinos. Hoy vienen de visita para alegrar a la abuelita. En lo que a mí me toca, me comprometí a hacerles unas hamburguesas y a darles helado... ah... sí... y a prestarles el internet.
Los sábados son leeentos... rutinarios... levantarse, bañarse, bañar a la tierna y adorable mamá, vestirla, peinarla, prepararle el desayuno, acomodarla con sus almohadas favoritas y prenderle el televisor, que ella misma apaga a los cinco minutos.
En silencio, el overkill (el enemigo aliado - hermano)acomoda no sé qué cosas... A veces invade mi espacio vital. Está aterrado... lo malo de su estado, es que necesitando de un trasplante de hígado, todo le es más pesado... respirar, caminar, pensar... pero se ha vuelto muy sensible.
Es apapachón, pero en estos momentos lo que menos quiero es apapacho. Tengo un humor de perros, no me calienta ni el sol y a veces nos la pasamos discutiendo en silencio. Esto tiene que terminar. Basta de discusiones. Creo que necesitamos a alguien que nos dé un par de cachetadas guajoloteras y poner la bandera de tregua.
Lo quiero mucho, pero debo aceptar que a veces no lo soporto. Desde niños siempre fue así... rivales sin motivo aparente, aliados en travesuras o castigos... y en esta ocasión, sólo dos almas perdidas que se encuentran en asfixia.
Asfixia del encierro, de esta complicada complicidad... de este hastío. Hastío de la tristeza, hastío de la incredulidad, hastío de esta realidad.
Para romper este hastío, esperamos a los sobrinos. Hoy vienen de visita para alegrar a la abuelita. En lo que a mí me toca, me comprometí a hacerles unas hamburguesas y a darles helado... ah... sí... y a prestarles el internet.
jueves, junio 04, 2009
Ceguera
Mientras la economía norteamericana se mantiene a pique, la empresa comienza a sufrir las consecuencias de una ceguera absoluta. Tras pensar que porque el giro está relacionado con la salud, que siempre
habría enfermos y por ende, siempre habría negocio. Firmaron un jugoso contrato de arrendamiento para continuar utilizando la torre más alta de la ciudad, remodelaron el piso en el que se encuentra la fundadora,
con lujosos acabados, alfombras, cocinas, baños con regadera, muebles etc. Todo ésto a vísperas de la crisis... no es más que un severo caso de ceguera.
Se nos pidió a inicio de año, dada la situación económica, que pensáramos en formas para ahorrarle a la empresa gastos.Yo me decía que dejaran de pagar una renta estratosférica, mudarse a un edificio a
las afueras de la ciudad, en donde los gastos generales no fueran desorbitados. En este edificio, aunque histórico y bien ubicado en el corazón de la ciudad, el sistema de aire acondicionado y calefacción
deja mucho que desear. Los ascensores siguen teniendo problemas y siempre hay el riesgo de quedarse atascado entre pisos. En invierno, al mantenerse la oficina a elevadas temperaturas para "aclimatar el
ambiente", todos parecen adormilados o de mal humor. En verano, es un congelador, siendo el factor temperatura una variable en la productividad. Mudándose a un edificio eficiente, no tendríamos este
problema. Pagaríamos menos y tendríamos estacionamiento. Aquí, tenemos que pagar el estacionamiento del centro comercial, cuyo precio es desorbitado o tomar el autobús.
Imposible proponerlo, pues renovaron contrato de arrendamiento por una década y continuaron hasta concluir con la remodelación de aquél piso.
Ahora, sí, un bello quinto piso, mientras que la guadaña patina sobre los pasillos de la organización. Ayer nos informaron, que a nivel global, harán recorte porcentual del diez en salario, que funcionará de la siguiente manera: 10 a 12 días no trabajaré... así que además de mis 3 semanas de vacaciones pagadas, tendré otras dos sin sueldo. Al saber la noticia, no me sorprendió y tampoco me afectó. Ya me había afectado, cuando después de un arduo año de trabajo, nos indicaron que congelarían sueldos, promociones y contrataciones. Así que no tuve incremento de sueldo, ni promoción. Y ahora, lo tomé como un alivio... puesto que aún tengo chamba y además... extra vacaciones.
Sí, muchos dirán... "pero no pagadas"... a estas alturas, son de las cosas que no me importan. La situación es temporal y no puedo ir en contra de lo que no puedo cambiar. Hace ya algunos meses, que aprendí a fluir con la corriente. Tantos años de ir en contra, sólo ocasionando problemas de salud. Ayer precisamente un compañero me preguntaba que como le hacía para estar "tan felíz"... no es que esté tan felíz... simplemente estoy tranquila, no puedo darme el lujo de enojarme y enfermarme, además... dinero va y viene. Con la salud, no se juega y sin salud, no hay nada. Así que no queda más que tener un entusiasmo en el micromundo personal, un plan con meta en mente pensando que nada es permanente y a seguir...
Escribo esto mientras le doy cucharadas a un yogurt muy artificial sabor a fresa, con un estado de ánimo aceptable aunque cansada... hace días que me levanto deseando haber dormido más. Y aquí la dejo porque
tengo que continuar con mis labores.
domingo, julio 27, 2008
Tu palomita
¿Sabes? hoy me desperté muy triste... y la verdad no sabía por qué, traté de agradecer lo que tengo, deambulando por casa, observaba por la ventana los árboles. Como sonámbula, desesperanzada. Me dije una vez más que no me voy a permitir sentirme así. Tomé un tazón y me serví cereal. "Tengo que llamarle a mamá", brotó en mi mente... "al rato..." yo misma me contesté...
Me puse a ver la película "la vida es bella"... qué ironía.
Te me viniste a la mente, "siempre estaremos conectadas"... una vez más me dije que llamaría a mamá. Recordé que mi celular no tiene pila y maldita sea, la flojera y desgano logró que olvidara conectar el teléfono.
Aburrida, mientras el que vive conmigo limpiaba la cocina, me puse a ver alguna otra, ésta vez una verdaderamente fea. Hastiada, al final, apagué la televisión. Bajé al sótano. Leía noticias de farándula, cuando sonó el teléfono:
"Malas noticias mijita... ..." con eso tuve para entender el por qué me sentía tan ... tan... no encuentro ni siquiera un adjetivo para describir este malestar del alma... como que ya lo sabía y sólo faltaba confirmarlo. ¿Por qué, si ya estabas tan bien? ...
Diablos, y yo tan lejos. Mamá me implora que no vaya a tu funeral. Estoy totalmente desarmada, impotente. Debí haber ido y no hacerle caso a mamá hace casi un mes...
Pero bueno. Dirán que ya estabas muy grande -aunque tenías mucha fuerza-, que ya "descansaste"... y ¿ellos qué saben? si tú no estabas cansada. De hecho, esta mañana le pediste a mamá que te sacara de ahí. Sólo que tu cuerpecito delator y necio, le pidió a tu corazón que estuviera quieto... Dice mamá que te fuiste sin darte cuenta.
Si de por si siempre te extraño, tenía la esperanza de verte cada año. Ahora, estoy hueca, completamente vacía. Ya no tendré tu consejo, ni tu lectura de alfileres, ni tus "te quiero palomita", ni tus "¿te acuerdas mijita?", tu perfume rico, tus manos temblorosas y dulces.
Recuerdo bien cuando sujeté por última vez aquella cabecita ya casi calva. Tus cabellos plateados, tus enormes ojos y pestañas largas, a través de los gordos cristales de tus anteojos... te tomé de la nuca, te miré a los ojos y te dije "te quiero mucho mi abuelita consentida"... "ay mijita, eres mi alegría", siempre contestabas, con tu enorme sonrisa.
Te digo que no me gustan los días nones.
Mi abuelita yeyé, mi confidente, mi alcahueta, mi dulce viejecita... contigo se va mi alma y me quedo con un dolor muy grande, un hueco enorme. Te quiero mucho abuelita, como siempre.
Tu palomita.
Me puse a ver la película "la vida es bella"... qué ironía.
Te me viniste a la mente, "siempre estaremos conectadas"... una vez más me dije que llamaría a mamá. Recordé que mi celular no tiene pila y maldita sea, la flojera y desgano logró que olvidara conectar el teléfono.Aburrida, mientras el que vive conmigo limpiaba la cocina, me puse a ver alguna otra, ésta vez una verdaderamente fea. Hastiada, al final, apagué la televisión. Bajé al sótano. Leía noticias de farándula, cuando sonó el teléfono:
"Malas noticias mijita... ..." con eso tuve para entender el por qué me sentía tan ... tan... no encuentro ni siquiera un adjetivo para describir este malestar del alma... como que ya lo sabía y sólo faltaba confirmarlo. ¿Por qué, si ya estabas tan bien? ...
Diablos, y yo tan lejos. Mamá me implora que no vaya a tu funeral. Estoy totalmente desarmada, impotente. Debí haber ido y no hacerle caso a mamá hace casi un mes...
Pero bueno. Dirán que ya estabas muy grande -aunque tenías mucha fuerza-, que ya "descansaste"... y ¿ellos qué saben? si tú no estabas cansada. De hecho, esta mañana le pediste a mamá que te sacara de ahí. Sólo que tu cuerpecito delator y necio, le pidió a tu corazón que estuviera quieto... Dice mamá que te fuiste sin darte cuenta.
Si de por si siempre te extraño, tenía la esperanza de verte cada año. Ahora, estoy hueca, completamente vacía. Ya no tendré tu consejo, ni tu lectura de alfileres, ni tus "te quiero palomita", ni tus "¿te acuerdas mijita?", tu perfume rico, tus manos temblorosas y dulces.
Recuerdo bien cuando sujeté por última vez aquella cabecita ya casi calva. Tus cabellos plateados, tus enormes ojos y pestañas largas, a través de los gordos cristales de tus anteojos... te tomé de la nuca, te miré a los ojos y te dije "te quiero mucho mi abuelita consentida"... "ay mijita, eres mi alegría", siempre contestabas, con tu enorme sonrisa.
Te digo que no me gustan los días nones.
Mi abuelita yeyé, mi confidente, mi alcahueta, mi dulce viejecita... contigo se va mi alma y me quedo con un dolor muy grande, un hueco enorme. Te quiero mucho abuelita, como siempre.
Tu palomita.
martes, abril 22, 2008
Acepté
Y bueno, las negociaciones llegaron a su fin. Llegamos a un número razonable para ambas partes y en realidad todo fluyó bien desde el principio con esta empresa, cuyo campo me es totalmente nuevo. Comenzaré mis labores el día cinco de mayo...
°-|-°
Anoche tuve un altercado con el roomie, la ya desgastada retórica y me agotó física, emocional y mentalmente. No dormí bien y amanecí cansada, insegura y triste. Es difícil de aceptar el saber que uno no cuenta con nadie y que se está absolutamente sola. Aunque tenga apoyo incondicional familiar a distancia, la sensación de vacío es cruda.
A veces pienso que las cosas tienen remedio sin llegar a extremos, que la cordialidad puede ser "cómoda" o por lo menos llevadera, pero además de situaciones que no puedo comentar en este espacio, siempre hay hechos que continúan abriéndome los ojos y me recuerdan el por qué tengo que ser persistente, tomada esta decisión sólo queda sostenerla hasta el final y aceptar lo que no puedo cambiar. Acepto por ende, que esta situación no va a cambiar. Acepto que me equivoqué en toda la extensión de la palabra y lo único que me queda es aferrarme a lo que tengo: mi carrera y mi práctica... estar en buena salud y prepararme para el despegue.
Cinco años, siete meses, trece días, once horas, cincuenta y siete minutos y sus respectivos segundos y contando... (ay nanita! puros nones!... por cierto, tengo la tendencia de considerar los números pares de mejor augurio), de haberme permitido estar en un limbo mediocre en todos los aspectos, viviendo la vida de un extraño con costumbres, valores y metas muy diferentes a las mías y sin estructura. Extraño la estructura y la disciplina... y es hacia lo que me enfocaré de aquí hacia adelante.
Retomar mis abandonadas metas, gozar de una buena salud, para poder hacer de mi vida un papalote. Y hacerme a la idea de una vez por todas, que todo es un bastón psicológico... no necesito de una persona para sentirme "protegida", de una relación que no enriquece en ninguna forma (un enriquecimiento interno y recíproco, nada que ver con lo material).
Me tengo a mí misma y finalmente me he hecho compañía en éstos 5.7131157 años... incluyendo los años que llevo viva... aunque a veces quiero darme un par de castañazos... como si fuese una hermana que a veces me saca de quicio por su espíritu "fregativo". ...Sí... hay días que no me soporto.
°-|-°
Anoche tuve un altercado con el roomie, la ya desgastada retórica y me agotó física, emocional y mentalmente. No dormí bien y amanecí cansada, insegura y triste. Es difícil de aceptar el saber que uno no cuenta con nadie y que se está absolutamente sola. Aunque tenga apoyo incondicional familiar a distancia, la sensación de vacío es cruda.
A veces pienso que las cosas tienen remedio sin llegar a extremos, que la cordialidad puede ser "cómoda" o por lo menos llevadera, pero además de situaciones que no puedo comentar en este espacio, siempre hay hechos que continúan abriéndome los ojos y me recuerdan el por qué tengo que ser persistente, tomada esta decisión sólo queda sostenerla hasta el final y aceptar lo que no puedo cambiar. Acepto por ende, que esta situación no va a cambiar. Acepto que me equivoqué en toda la extensión de la palabra y lo único que me queda es aferrarme a lo que tengo: mi carrera y mi práctica... estar en buena salud y prepararme para el despegue.
Cinco años, siete meses, trece días, once horas, cincuenta y siete minutos y sus respectivos segundos y contando... (ay nanita! puros nones!... por cierto, tengo la tendencia de considerar los números pares de mejor augurio), de haberme permitido estar en un limbo mediocre en todos los aspectos, viviendo la vida de un extraño con costumbres, valores y metas muy diferentes a las mías y sin estructura. Extraño la estructura y la disciplina... y es hacia lo que me enfocaré de aquí hacia adelante.
Retomar mis abandonadas metas, gozar de una buena salud, para poder hacer de mi vida un papalote. Y hacerme a la idea de una vez por todas, que todo es un bastón psicológico... no necesito de una persona para sentirme "protegida", de una relación que no enriquece en ninguna forma (un enriquecimiento interno y recíproco, nada que ver con lo material).
Me tengo a mí misma y finalmente me he hecho compañía en éstos 5.7131157 años... incluyendo los años que llevo viva... aunque a veces quiero darme un par de castañazos... como si fuese una hermana que a veces me saca de quicio por su espíritu "fregativo". ...Sí... hay días que no me soporto.
miércoles, julio 25, 2007
Me cuesta...
A veces me cuesta reconocer que ya no estoy en los años mozos. Hoy es uno de ésos días en los que necesito darme unas bofetadas y afrontar la vida tal cual es.
Creo que necesito urgentemente un retiro de aquellos con Sunim, en los que en el silencio y disciplina se purifica el cerebro, afrontándolo y ubicándolo a uno en el presente... y de una vez por todas aceptar que ya estoy más allá de la segunda década y que incluso la cuarta viene galopando... aproximándose a pasos agigantados.
Ouch! Duele...
Creo que necesito urgentemente un retiro de aquellos con Sunim, en los que en el silencio y disciplina se purifica el cerebro, afrontándolo y ubicándolo a uno en el presente... y de una vez por todas aceptar que ya estoy más allá de la segunda década y que incluso la cuarta viene galopando... aproximándose a pasos agigantados.
Ouch! Duele...
sábado, julio 21, 2007
Revelaciones
A Buda, le llegó la iluminación estando bajo un árbol y después de mucho tiempo de meditar. A los grandes filósofos a través de su profundo análisis, a los místicos a través de la oración.
A Nefer... a través de los sueños...
Tras una cruda de sueño, sed y corazón fue lo soñado, lo que me dió la respuesta a lo que me negaba a reconocer conscientemente. A pesar de un sueño vívido, en el que había una acalorada discusión me daba cuenta finalmente de que tenías toda la razón, y era mi necedad y la impotencia de la incomprensión, la frustración de la idealización... de no querer aceptar la realidad.
Ese ha sido mi problema, idealizar. Según la Real Academia de la lengua Española
idealizar:
Desde niña me refugiaba en la fantasía. Tal vez para no aceptar la realidad de las circunstancias, en mi entorno familiar. Era hasta cierto punto un escape.
Idealicé la amistad, la familia misma, el amor, el éxito, el futuro y hasta la misma muerte.
Solía engañarme a mí misma. Veía las cosas que sucedían y me decía que a pesar de todo no era tan malas y que a fin de cuentas la realidad era como yo las veía. Una fantasía.
A mamá le costaba trabajo ubicarme en la realidad. Recuerdo que miles de veces me decía que fuera honesta conmigo misma. Que no tenía que convencer a nadie de nada, y con el afán de convencerme a mí misma de las cosas, a como yo quería que fueran, la realidad quedaba colgada, como los "tenis" viejos suspendidos de un cable en una vecindad abandonada.
Tras la muerte de mi padre, la realidad me cayó como balde de agua fría. La muerte era real. El abandono era real. El enojo era real. Enojo porque cómo era posible que el padre invencible, sano y fuerte, había muerto.
Después de que en mis años adolescentes un defraudador (bunga-bunga) me despojó de la intacta confianza que tenía en toda la gente, me dejó desnuda y triste. Desnuda ante el fantasma de la perfección. La gente no era perfecta y yo, confiaba ciégamente. Triste, porque no podía concebir en mi cabeza, que la gente tuviera inteseses y que por ellos serían capaces de utilizarlo a uno.
Con el tiempo, consciente de la realidad, construí la coraza, y solita me mantenía ocupada para no pensar en aquél triste descubrimiento. Así fue como fui "construyendo" mi futuro.
Tras observar ciertas cosas desde la niñez, me juré que no estaría al lado de un hombre que me hiciera daño, juré que nadie me diría qué hacer y cómo hacer mis cosas, juré que nadie me pondría un dedo encima y que nadie me mantendría económicamente, pues quien tenía la sartén por el mango era quien generaba el billete.
Hubo algún tiempo después de todo aquello en que me costó mucho trabajo volver a construir cierta confianza en los demás. Idealicé al primer amor, para darme otra vez contra la pared y descubrir su infidelidad.
Después de aquello, me hice un tanto cínica. Ya no me comprometería, ya no pensaría. Viviría, sentiría y amaría con intensidad y jamás nadie sabría lo que en realidad había en aquél corazón lleno de sentimientos.
Apredí a amar en silencio... sí... aquellos besos furtivos y prohibidos al inicio, escapadas, vivencias, "haciéndonos compañía en la soledad". En aquél momento fui inmensamente feliz. Vivía el momento y no quería pensar. Por que sabía que pensar me arruinaría aquello tan bello. Entrega total, dando sin pedir nada a cambio.
Pero como siempre, mi mente juguetona me hacía analizar y poner de nuevo los pies sobre la tierra. Decidí de tajo que la situación no iría a ninguna parte y lo dejé al albedrío.
Para mi "desfortuna" te casaste con ella.
Después de todo aquello traté de seguir con mi vida. Seguía idealizando el amor y después de ti todo era un espejismo. Cometí muchas tonterías, algunos dirían que es experiencia y que como tal, no es una tontería. Pero, me pude evitar muchos tropiezos.
Pasó el tiempo y decidí dejar atrás aquél enojo. Volvimos a platicar, cada quien su vida y recuerdo que viví como anestesiada, por que no quería sentir dolor. Me refugié en amigos, en algunas relaciones sin fruto y supe de tu separación.
Mientras tanto la situación del país, mis metas personales y profesionales me empujaban a hacer otras cosas. Decidí irme del país con ese pretexto, que estaba harta de todo, de la inseguridad, de la corrupción... pero tras bambalinas sabía perfectamente la razón de mi huída. Huía de mi misma, de lo que sentía por ti, de que bien o mal, cierto o no, tu ya tenías tu vida solo o acompañado. No había razón alguna para quedarse.
Me autoengañé de nuevo, viviendo la fantasía de que había "encontrado" el amor. En realidad mi análisis se limitó a "es un buen hombre, está establecido, es mayor que yo, le soy atractiva, me va a consentir"... y el "yadayada" de que a cierta edad el amor ya no es aquél momento chispeante y energético, sino estar con una persona con la que puedes vivir "tranquilamente", 100% el uno para el otro.
Y heme aquí unos cuantos años más tarde. Sí, abiertamente te lo digo. Te recuerdo, te siento, cuando te va bien me da gusto, cuando andas mal de salud me preocupo, cuando viajas sólo pido que estés seguro, cuando eres feliz me alegro y cuando escucho tu voz me quedo muda.
Esa es la cruda realidad. Te quiero. Lo que nunca supiste y no me atreví a decir, es que no me habría importado vivir arriba de un nopal, te habría seguido a dondefuera, con tal de estar a tu lado. Habría dejado todo.
Me dirás mil cosas, que no sé lo que digo, que lidiar contigo, que si las inseguridades, inmadurez, irresponsabilidad, etc etc etc. y tal vez tengas razón... pero lo que sentí nunca lo idealicé, como bien lo dijiste. Genuino. Real. Me conociste tal cual.
El sueño de esta mañana me dió la pauta. La realidad fue en su momento. Ahora sólo hay sentimientos y recuerdos. En su momento no se dió por lo que haya sido. El subconsciente me susurró al oído que lo que dijiste sobre ti es cierto y que lo que vivimos eso fue y es, en su lugar en el espacio y en su tiempo.
Lo triste es no poder volver a sentir con esa intensidad y entrega para compartir con la persona de carne, hueso y corazón, que actualmente ocupa un espacio en mi tiempo. De alguna forma seguiré tratando de re-hacer mi vida. Ése, ya es otro rollo.
Me pregunto cómo lo hacen los hindúes, o los de cualquier cultura que tienen matrimonios arreglados y aprenden a amarse. Eso necesito. Re-aprender a amar.
¿Cómo le haces?
A Nefer... a través de los sueños...
Tras una cruda de sueño, sed y corazón fue lo soñado, lo que me dió la respuesta a lo que me negaba a reconocer conscientemente. A pesar de un sueño vívido, en el que había una acalorada discusión me daba cuenta finalmente de que tenías toda la razón, y era mi necedad y la impotencia de la incomprensión, la frustración de la idealización... de no querer aceptar la realidad.
Ese ha sido mi problema, idealizar. Según la Real Academia de la lengua Española
idealizar:
1. tr. Elevar las cosas sobre la realidad sensible por medio de la
inteligencia o la fantasía.
Desde niña me refugiaba en la fantasía. Tal vez para no aceptar la realidad de las circunstancias, en mi entorno familiar. Era hasta cierto punto un escape.
Idealicé la amistad, la familia misma, el amor, el éxito, el futuro y hasta la misma muerte.
Solía engañarme a mí misma. Veía las cosas que sucedían y me decía que a pesar de todo no era tan malas y que a fin de cuentas la realidad era como yo las veía. Una fantasía.
A mamá le costaba trabajo ubicarme en la realidad. Recuerdo que miles de veces me decía que fuera honesta conmigo misma. Que no tenía que convencer a nadie de nada, y con el afán de convencerme a mí misma de las cosas, a como yo quería que fueran, la realidad quedaba colgada, como los "tenis" viejos suspendidos de un cable en una vecindad abandonada.
Tras la muerte de mi padre, la realidad me cayó como balde de agua fría. La muerte era real. El abandono era real. El enojo era real. Enojo porque cómo era posible que el padre invencible, sano y fuerte, había muerto.
Después de que en mis años adolescentes un defraudador (bunga-bunga) me despojó de la intacta confianza que tenía en toda la gente, me dejó desnuda y triste. Desnuda ante el fantasma de la perfección. La gente no era perfecta y yo, confiaba ciégamente. Triste, porque no podía concebir en mi cabeza, que la gente tuviera inteseses y que por ellos serían capaces de utilizarlo a uno.
Con el tiempo, consciente de la realidad, construí la coraza, y solita me mantenía ocupada para no pensar en aquél triste descubrimiento. Así fue como fui "construyendo" mi futuro.
Tras observar ciertas cosas desde la niñez, me juré que no estaría al lado de un hombre que me hiciera daño, juré que nadie me diría qué hacer y cómo hacer mis cosas, juré que nadie me pondría un dedo encima y que nadie me mantendría económicamente, pues quien tenía la sartén por el mango era quien generaba el billete.
Hubo algún tiempo después de todo aquello en que me costó mucho trabajo volver a construir cierta confianza en los demás. Idealicé al primer amor, para darme otra vez contra la pared y descubrir su infidelidad.
Después de aquello, me hice un tanto cínica. Ya no me comprometería, ya no pensaría. Viviría, sentiría y amaría con intensidad y jamás nadie sabría lo que en realidad había en aquél corazón lleno de sentimientos.
Apredí a amar en silencio... sí... aquellos besos furtivos y prohibidos al inicio, escapadas, vivencias, "haciéndonos compañía en la soledad". En aquél momento fui inmensamente feliz. Vivía el momento y no quería pensar. Por que sabía que pensar me arruinaría aquello tan bello. Entrega total, dando sin pedir nada a cambio.
Pero como siempre, mi mente juguetona me hacía analizar y poner de nuevo los pies sobre la tierra. Decidí de tajo que la situación no iría a ninguna parte y lo dejé al albedrío.
Para mi "desfortuna" te casaste con ella.
Después de todo aquello traté de seguir con mi vida. Seguía idealizando el amor y después de ti todo era un espejismo. Cometí muchas tonterías, algunos dirían que es experiencia y que como tal, no es una tontería. Pero, me pude evitar muchos tropiezos.
Pasó el tiempo y decidí dejar atrás aquél enojo. Volvimos a platicar, cada quien su vida y recuerdo que viví como anestesiada, por que no quería sentir dolor. Me refugié en amigos, en algunas relaciones sin fruto y supe de tu separación.
Mientras tanto la situación del país, mis metas personales y profesionales me empujaban a hacer otras cosas. Decidí irme del país con ese pretexto, que estaba harta de todo, de la inseguridad, de la corrupción... pero tras bambalinas sabía perfectamente la razón de mi huída. Huía de mi misma, de lo que sentía por ti, de que bien o mal, cierto o no, tu ya tenías tu vida solo o acompañado. No había razón alguna para quedarse.
Me autoengañé de nuevo, viviendo la fantasía de que había "encontrado" el amor. En realidad mi análisis se limitó a "es un buen hombre, está establecido, es mayor que yo, le soy atractiva, me va a consentir"... y el "yadayada" de que a cierta edad el amor ya no es aquél momento chispeante y energético, sino estar con una persona con la que puedes vivir "tranquilamente", 100% el uno para el otro.
Y heme aquí unos cuantos años más tarde. Sí, abiertamente te lo digo. Te recuerdo, te siento, cuando te va bien me da gusto, cuando andas mal de salud me preocupo, cuando viajas sólo pido que estés seguro, cuando eres feliz me alegro y cuando escucho tu voz me quedo muda.
Esa es la cruda realidad. Te quiero. Lo que nunca supiste y no me atreví a decir, es que no me habría importado vivir arriba de un nopal, te habría seguido a dondefuera, con tal de estar a tu lado. Habría dejado todo.
Me dirás mil cosas, que no sé lo que digo, que lidiar contigo, que si las inseguridades, inmadurez, irresponsabilidad, etc etc etc. y tal vez tengas razón... pero lo que sentí nunca lo idealicé, como bien lo dijiste. Genuino. Real. Me conociste tal cual.
El sueño de esta mañana me dió la pauta. La realidad fue en su momento. Ahora sólo hay sentimientos y recuerdos. En su momento no se dió por lo que haya sido. El subconsciente me susurró al oído que lo que dijiste sobre ti es cierto y que lo que vivimos eso fue y es, en su lugar en el espacio y en su tiempo.
Lo triste es no poder volver a sentir con esa intensidad y entrega para compartir con la persona de carne, hueso y corazón, que actualmente ocupa un espacio en mi tiempo. De alguna forma seguiré tratando de re-hacer mi vida. Ése, ya es otro rollo.
Me pregunto cómo lo hacen los hindúes, o los de cualquier cultura que tienen matrimonios arreglados y aprenden a amarse. Eso necesito. Re-aprender a amar.
¿Cómo le haces?
jueves, junio 14, 2007
Sin Pasaporte
Ahora resulta que les dejarán ingresar a México sin pasaporte... el caso es que me parece inaudito, porque a nosotros nos revisan casi hasta la ropa interior.
No me parece justo. Mientras tanto, uno sigue siendo víctima de discriminación.
He dicho.
No me parece justo. Mientras tanto, uno sigue siendo víctima de discriminación.
He dicho.
miércoles, junio 06, 2007
Catatonia
Ya en dos ocasiones me lo habían dicho diferentes acupunturistas, utilizando términos parecidos : "carelessness", "indifference".
No sé como lo determinen con los pulsos, lengua, tono de piel o que c...os... pero es como si leyeran mi alma.
Estoy como en un estado emocional catatónico. Me es indiferente si me critican, si no me critican, si me hablan o no me hablan, si me escriben o no me escriben, si me quieren o no me quieren, si me extrañan o no me extrañan, si me mientan mandarinas o no me las mientan, si como o no como, si duermo o no duermo, si sirvo o no sirvo, si vivo o no vivo, si existo o no existo.
Pharaoh: you are just collateral damage.
...I'm sorry
Current Location: Mexicali, BC
No sé como lo determinen con los pulsos, lengua, tono de piel o que c...os... pero es como si leyeran mi alma.
Estoy como en un estado emocional catatónico. Me es indiferente si me critican, si no me critican, si me hablan o no me hablan, si me escriben o no me escriben, si me quieren o no me quieren, si me extrañan o no me extrañan, si me mientan mandarinas o no me las mientan, si como o no como, si duermo o no duermo, si sirvo o no sirvo, si vivo o no vivo, si existo o no existo.
Pharaoh: you are just collateral damage.
...I'm sorry
Current Location: Mexicali, BC
jueves, mayo 10, 2007
Círculo Vicioso
Qué difícil es que dos personas que comparten una vida juntos tengan metas diferentes, gustos diferentes y lo único que compartan sean los breves ratos libres, porque a pesar de todo, hay sentimientos.
Sentimientos que se vuelven confusos cuando se mezclan con las situaciones que requieren de decisiones.
Decisiones que pueden afectar ambas vidas y sus futuros destinos.
Una persona quiere la seguridad, tranquilidad... la otra el cambio, la evolución. Ambas se tensan cuando se ponen las cartas sobre la mesa y el temor en ambos corazones crece con la idea de vivir separadas.
Separadas por ideales, por culturas, por sueños, por realidades...
Realidades que empiezan a doler, a cansar, a convertirse en frustraciones...
Frustraciones que la que quiere los cambios, por más que trata... ya no puede soportar...
¿Y cuál es la solución a éste embrollo?
Sentimientos que se vuelven confusos cuando se mezclan con las situaciones que requieren de decisiones.
Decisiones que pueden afectar ambas vidas y sus futuros destinos.
Una persona quiere la seguridad, tranquilidad... la otra el cambio, la evolución. Ambas se tensan cuando se ponen las cartas sobre la mesa y el temor en ambos corazones crece con la idea de vivir separadas.
Separadas por ideales, por culturas, por sueños, por realidades...
Realidades que empiezan a doler, a cansar, a convertirse en frustraciones...
Frustraciones que la que quiere los cambios, por más que trata... ya no puede soportar...
¿Y cuál es la solución a éste embrollo?
miércoles, abril 11, 2007
No sé...
Pero con el pasar de los años, lo que parecía importante ya no lo es, lo que criticaba y pensaba mediocre está tomando otra perspectiva. Antes mis metas eran infinitas, ahora son pequeñas. ¿Será que estaré madurando? o de plano estoy dando el viejazo.
miércoles, diciembre 20, 2006
¿Ruquita?
Anoche me fui a comprar unos audífonos con micrófono, por aquello de la estudiada del TOEFL. A pesar de que ya tengo algunos añitos de éste lado, todavía es muy posible que para la maestría me pidan el puntaje.
Así que me dirigí a una de las supuestas mejores tiendas de electrónica y estuve pateando cada pasillo. Casi me voy de espaldas de ver tanta y nova tecnología, me sentí abuela. Que si el iPod, TiVo, radio satelital del tamaño de un pulgar, que si enchufes y monadas para ver la televisión desde tu laptop, xbox, celulares con 20mil funciones y aditamentos, etc.
Antes siempre estaba a la vanguardia, cualquier aditamento tecnológico de moda, era de mi conocimiento y hasta de mi posesión. Ahora me siento miembro de la tercera edad, estando todavía en la segunda, y lo peor del caso es que en lugar de curiosidad, ya me da flojera.
¿Estaré dando el viejazo?
martes, diciembre 05, 2006
Destino?
Hubo algún tiempo en el que pensaba que las cosas estaban predestinadas, luego, me entró la "racionalidad" que me insistía en que yo configuro mi propio destino.
No sé ya que tanto pensar. Hace mucho tiempo que no medito y esa paz interna es un completo caos que ya no me permite analizar casi nada.
Anoche me llamó una amiga con la que tenía tiempo de no platicar (una de las que se pierde en el infinito y se acuerda de uno cuando algo necesita). En esta ocasión no me pedía dinero, ni tips de trabajo para sobrellevar el ambiente laboral estadounidense.
Esta vez me narró el distanciamiento por el que está pasando con su marido, las broncas inter-culturales, sensibilidades, etc. Lo clásico (?) que se pasa en los caminos del matrimonio. Pasó de una mega depresión a por fin entender de una vez por todas, que aunque procreó un hijo con él, no lo ama y nunca lo hizo. Se casó por salirse de su casa y por el autoengaño de un prometedor futuro en el extranjero con un alienígena (no mexicano, pero terrestre).
Todo sonaba lógico, y hasta comprendí su pesar, pues en cierta forma tenemos situaciones similares, casadas con extranjeros que no les interesa la cultura, hablamos y pensamos diferente y con metas totalmente opuestas. Fue hasta que me confesó que se había reunido con su ex novio (quien a su vez está separándose de su esposa por causas no relacionadas a este asunto) y que aquella química explosiva de antaño volvió a precipitarse consumándose en románticos escapes y hasta una propuesta de matrimonio.
Me dió gusto, porque los conocí a ambos y hacen buena pareja. Es el amor de su vida, almas gemelas y se evitará la molestia de pasar por todo el show de volver a conocer a alguien, aprenderle las mañas, saber de qué pie cojea y como le gusta el asunto.
Lo triste es analizar el por qué este tipo de cosas suceden. Sé que cada acción tiene sus consecuencias y seguramente tienen una razón de ser. Pero por qué eso no se dió en su momento, sino años más tarde cuando se supone que uno elige "lo mejor" para uno en el momento de la decisión.
Recuerdo cuando se me cuestionó si quería contraer nupcias no dormí por varias semanas y por algunos meses después del hecho. No es de mi extrañeza que lo mío se dió demasiado rápido y que en cierta forma sólamente conocía cierta parte de la realidad. Ya alguien hace muchos años me decía que si por algún momento dudaba en casarme, que no lo hiciera, porque el dudar significa que no hay amor.
Desperté con cubetazos de agua helada, dándome cuenta que la vida no tiene sentido si no se comparte con alguien. Pero no cualquier "alguien", sino con alguien con quien se puede platicar de cualquier cosa, que incluso los silencios son cómodos, con quien compartir las cosas tan sencillas y pequeñas de la vida, la apasionada intimidad, la interminable química.
A veces cuando viajo, veo parejas de viejitos y me pregunto si fueron almas gemelas, pues todavía se toman de la mano, se miran a los ojos con amor, hasta con algún flamazo de pasión. Es ahí cuando me pregunto si todo esto tiene sentido y tengo que seguir en mi búsqueda. Luego caigo de nuevo en el dichoso acertijo "busca en tu interior"... pero no lo encuentro por ninguna parte.
Alma gemela... si me estás leyendo, échame un pergamino.
No sé ya que tanto pensar. Hace mucho tiempo que no medito y esa paz interna es un completo caos que ya no me permite analizar casi nada.
Anoche me llamó una amiga con la que tenía tiempo de no platicar (una de las que se pierde en el infinito y se acuerda de uno cuando algo necesita). En esta ocasión no me pedía dinero, ni tips de trabajo para sobrellevar el ambiente laboral estadounidense.
Esta vez me narró el distanciamiento por el que está pasando con su marido, las broncas inter-culturales, sensibilidades, etc. Lo clásico (?) que se pasa en los caminos del matrimonio. Pasó de una mega depresión a por fin entender de una vez por todas, que aunque procreó un hijo con él, no lo ama y nunca lo hizo. Se casó por salirse de su casa y por el autoengaño de un prometedor futuro en el extranjero con un alienígena (no mexicano, pero terrestre).
Todo sonaba lógico, y hasta comprendí su pesar, pues en cierta forma tenemos situaciones similares, casadas con extranjeros que no les interesa la cultura, hablamos y pensamos diferente y con metas totalmente opuestas. Fue hasta que me confesó que se había reunido con su ex novio (quien a su vez está separándose de su esposa por causas no relacionadas a este asunto) y que aquella química explosiva de antaño volvió a precipitarse consumándose en románticos escapes y hasta una propuesta de matrimonio.
Me dió gusto, porque los conocí a ambos y hacen buena pareja. Es el amor de su vida, almas gemelas y se evitará la molestia de pasar por todo el show de volver a conocer a alguien, aprenderle las mañas, saber de qué pie cojea y como le gusta el asunto.
Lo triste es analizar el por qué este tipo de cosas suceden. Sé que cada acción tiene sus consecuencias y seguramente tienen una razón de ser. Pero por qué eso no se dió en su momento, sino años más tarde cuando se supone que uno elige "lo mejor" para uno en el momento de la decisión.
Recuerdo cuando se me cuestionó si quería contraer nupcias no dormí por varias semanas y por algunos meses después del hecho. No es de mi extrañeza que lo mío se dió demasiado rápido y que en cierta forma sólamente conocía cierta parte de la realidad. Ya alguien hace muchos años me decía que si por algún momento dudaba en casarme, que no lo hiciera, porque el dudar significa que no hay amor.
Desperté con cubetazos de agua helada, dándome cuenta que la vida no tiene sentido si no se comparte con alguien. Pero no cualquier "alguien", sino con alguien con quien se puede platicar de cualquier cosa, que incluso los silencios son cómodos, con quien compartir las cosas tan sencillas y pequeñas de la vida, la apasionada intimidad, la interminable química.
A veces cuando viajo, veo parejas de viejitos y me pregunto si fueron almas gemelas, pues todavía se toman de la mano, se miran a los ojos con amor, hasta con algún flamazo de pasión. Es ahí cuando me pregunto si todo esto tiene sentido y tengo que seguir en mi búsqueda. Luego caigo de nuevo en el dichoso acertijo "busca en tu interior"... pero no lo encuentro por ninguna parte.
Alma gemela... si me estás leyendo, échame un pergamino.
jueves, septiembre 01, 2005
Telepatías espontáneas...
Mientras como a la hora del "lunch", mi mente divaga y de la nada apareces de nuevo... luego recuerdo cómo te conocí. Fingiste ser un amigo mío mientras según yo chateaba con él. Te presentaste y desde entonces empezó la amistad.
No imaginaba cómo serías, ni me importaba, era más la novedad de comunicarse por computadora (como aquél programa de "los chicos computarizados", que pasaban en el canal cinco ya hace muchísimos años), que saber quién estaría de aquél lado.
Nos conocimos a los pocos meses en persona. Siempre que veía las películas de "Nikko", te relacioné con él. Esos bellos ojos rasgadillos, bronceado... Siempre me ponías nerviosa, hasta tartamudeaba al hablar contigo. Cometía estupideces, se me caían las cosas, cuando salíamos a echarnos el cafecito, lo derramaba descuidadamente de los nervios.
Pensaba en tí y sonaba el teléfono, sí... eras tú. Eras un magneto, si me estaba bañando, pensaba en tí y sonaba el teléfono. Si hubiera sido cualquier otra persona, te habría hecho esperar o mandarte decir que llamaras más tarde. Pero eras tú. Enjabonada y con la toalla enrollada, salía a contestar.
Meses pasaban sin saber el uno del otro, era como un juego de niños... adolescentes jugando al misterio, saber pero no mostrar la atracción del uno por el otro...
Cada verano esperaba con ansia tu llamada. Curiosamente cuando esperaba tu llamada, no pasaba nada. Sólo bastaba con que surgieras en mi mente de la nada y en ése preciso momento llamabas por teléfono.
Pasaron seis largos años, sin tener noticias tuyas... seguí mi camino y tú el tuyo. Hasta que azares del destino hicieron que un desconocido en una fiesta en la que llegó de colado, conociera a uno de tus amigos. Me contactaste después de tantos años, acordamos reunirnos.
Nos volvimos a ver, nos dijimos muchos secretos, nos besamos. Nuestro primer beso en ocho años de conocernos. Fue un beso tierno, a la vez apasionado, misterioso. Sentí que el universo se sincronizaba, los planetas se alineaban, y ahí estábamos, tú y yo, en medio del bullicio de aquél lugar.
Pasaron los días, salimos como en los viejos tiempos, pero ya no como niños, sino jóvenes jugando a ser adultos. Nos tomamos las manos, nos miramos a los ojos, seguimos recordando viejos tiempos.
Te idealicé por tanto tiempo... me seguías diciendo "tu ingenuidad me encanta", a lo que como siempre respondía con un gesto de timidez, mientras me ruborizaba.
Nos despedimos y pasaron los meses, regresaste a aquella ciudad, donde ya tu corazón había sido preso por otro amor...
Seguía con mi vida, enfrascada en el trabajo, saliendo con los amigos, aturdiéndome con la música, bailando, soñando.
Un día de diciembre, mientras bailaba sola con la música a todo volúmen, disfrutando de varias canciones... surgiste de nuevo de la nada... me emocionó demasiado la idea, tanto, que sonó el teléfono... sí... eras tú... ésta vez como en el final de una jornada taurina... después de una buena faena, me diste la estocada.
Han pasado otros seis años... tú en lo tuyo, yo en lo mío... te casaste aquél diciembre, y yo un rato después...
Sigo comiendo, miro a mi alrededor, pienso... recuerdo... con el bullicio del lugar aunque desconocido pero familiar, recuerdo aquél último encuentro... volteo al escuchar una voz... y ahí está Nikko, pero en esta ocasión, un vil desconocido, en la mesa de enfrente... podría ser tu clón. No cabe duda que la mente crea al mundo. Tal vez estés pensando en mí o recordando... la única diferencia es que ésta vez, no sonará el teléfono.
No imaginaba cómo serías, ni me importaba, era más la novedad de comunicarse por computadora (como aquél programa de "los chicos computarizados", que pasaban en el canal cinco ya hace muchísimos años), que saber quién estaría de aquél lado.
Nos conocimos a los pocos meses en persona. Siempre que veía las películas de "Nikko", te relacioné con él. Esos bellos ojos rasgadillos, bronceado... Siempre me ponías nerviosa, hasta tartamudeaba al hablar contigo. Cometía estupideces, se me caían las cosas, cuando salíamos a echarnos el cafecito, lo derramaba descuidadamente de los nervios.
Pensaba en tí y sonaba el teléfono, sí... eras tú. Eras un magneto, si me estaba bañando, pensaba en tí y sonaba el teléfono. Si hubiera sido cualquier otra persona, te habría hecho esperar o mandarte decir que llamaras más tarde. Pero eras tú. Enjabonada y con la toalla enrollada, salía a contestar.
Meses pasaban sin saber el uno del otro, era como un juego de niños... adolescentes jugando al misterio, saber pero no mostrar la atracción del uno por el otro...
Cada verano esperaba con ansia tu llamada. Curiosamente cuando esperaba tu llamada, no pasaba nada. Sólo bastaba con que surgieras en mi mente de la nada y en ése preciso momento llamabas por teléfono.
Pasaron seis largos años, sin tener noticias tuyas... seguí mi camino y tú el tuyo. Hasta que azares del destino hicieron que un desconocido en una fiesta en la que llegó de colado, conociera a uno de tus amigos. Me contactaste después de tantos años, acordamos reunirnos.
Nos volvimos a ver, nos dijimos muchos secretos, nos besamos. Nuestro primer beso en ocho años de conocernos. Fue un beso tierno, a la vez apasionado, misterioso. Sentí que el universo se sincronizaba, los planetas se alineaban, y ahí estábamos, tú y yo, en medio del bullicio de aquél lugar.
Pasaron los días, salimos como en los viejos tiempos, pero ya no como niños, sino jóvenes jugando a ser adultos. Nos tomamos las manos, nos miramos a los ojos, seguimos recordando viejos tiempos.
Te idealicé por tanto tiempo... me seguías diciendo "tu ingenuidad me encanta", a lo que como siempre respondía con un gesto de timidez, mientras me ruborizaba.
Nos despedimos y pasaron los meses, regresaste a aquella ciudad, donde ya tu corazón había sido preso por otro amor...
Seguía con mi vida, enfrascada en el trabajo, saliendo con los amigos, aturdiéndome con la música, bailando, soñando.
Un día de diciembre, mientras bailaba sola con la música a todo volúmen, disfrutando de varias canciones... surgiste de nuevo de la nada... me emocionó demasiado la idea, tanto, que sonó el teléfono... sí... eras tú... ésta vez como en el final de una jornada taurina... después de una buena faena, me diste la estocada.
Han pasado otros seis años... tú en lo tuyo, yo en lo mío... te casaste aquél diciembre, y yo un rato después...
Sigo comiendo, miro a mi alrededor, pienso... recuerdo... con el bullicio del lugar aunque desconocido pero familiar, recuerdo aquél último encuentro... volteo al escuchar una voz... y ahí está Nikko, pero en esta ocasión, un vil desconocido, en la mesa de enfrente... podría ser tu clón. No cabe duda que la mente crea al mundo. Tal vez estés pensando en mí o recordando... la única diferencia es que ésta vez, no sonará el teléfono.
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