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sábado, mayo 02, 2009

Rumbo a la niñez...

Había esperado ir hacia aquella ciudad gélida... tanto escuché hablar de Cleveland desde que tengo uso de razón, que ahora nadie me lo va a platicar.

Estuve en ese lugar durante 2 años, de los cuales sólo recuerdo dos cosas:

1. Caerme sobre el brazo cargando una almohada, caída que terminó en el hospital con brazo derecho enyesado. Desde aquellos años, soy adicta a los masajes. Papá solía recostarme en su regazo sobre una almohada mientras mamá y papá veían tele y me daba masaje en la espalda. He ahí el porqué del "accidente":

papá: "Nefer, trae tu almohada y te apapacho"

La Nefer con su paso pequeño pero veloz corrió en aquél largo pasillo, jaló la almohada como pudo de aquella alta cama y corriendo de regreso, pisó la almohada y cayó sobre el brazo derecho... almohada entre brazo y estómago, brazo en el suelo con el peso de su pequeño cuerpo.

2. Estar en la sala de aquel diminuto departamento, llorando recargada en la ventana, mientras mi hermano y padre formaban un muñeco de nieve mientras mamá me consolaba
"muñeca, tienes catarro, cuando te alivies harás un muñeco de nieve", mientras la diminuta Nefer de tan sólo 2 años de edad lloraba a moco tendido.

En fin, a ver si tengo de esos famosos "deja vus"...

Nada nuevo que contar... en la empresa estan liquidando gente, me rodé las escaleras hace un par de semanas, lo bueno es que sólo fue un restirón de brazos estilo Jesucristo:

Eran las cuatro de la mañana, la calefacción estaba calcinando mi aparato respiratorio. Desperté con la boca y nariz secas, bajé en la obscuridad tomándome del barandal... casi llegando abajo, se me fue un pie y para no caer de costalazo, me aferré al barandal. Quedé estirada de los brazos, mi cuerpo tendido boca-arriba (bocarriba?) en los últimos escalones.

Tal vez por eso tengo dolores de cabeza, afortunadamente el quiropráctico me ajustó al día siguiente y no pasó de estar adolorida.

Moraleja: antes de ir a dormir, bájale al termostato!... ahora es lo contrario, hace calor y el individuo que vive conmigo apagó el aire acondicionado... resultados: despertar a las 4 o 5 de la mañana todos los días con la pijama empapada en sudor y la nariz y boca secas.

Pero bueno, basta de quejumbres... tengo que hacer que-haceres antes de partir al masaje y de ahí a carretera.

Buen fin de semana...

Por cierto!!! jajajaja soñé que Mel Gibson juntaba mujeres en su casa, yo no sé qué diablos hacía ahí, pero sacaba su billetera y nos daba a cada quién billetes de 100,000 dólares. JAJAJAJAJA qué babosada.

jueves, diciembre 25, 2008

Feliz Navidad

para el que la celebre :)

Para mí ahora es sólo un día tranquilo, en el que quise palpar el famoso "milagro". No en el sentido religioso, sino místico, filosófico.

Después de una rachita que cualquier curandero me haría merecedora de una "limpia", aún tengo lapsos de positivismo, que espero no se apaguen como velita consumada. Más bien siento como ésas velas de broma, que una vez que soplas se vuelven a aprender -no sé qué idioteces estoy diciendo, pero bueno :) -. Un positivismo intermitente, que se ve interrumpido por extrañas circunstancias. Tal vez como dice Mimba en uno de sus comentarios, la vida me presenta lo que tengo que vivir, y me quita para ver si lo disfruté. Ya había escuchado esto de algún amigo en el pasado...

Extrañamente, a pesar de la distancia, ésta vez no tuve el sentimiento de añoranza de estar con la familia y amigos. Tal vez porque hemos permanecido en contacto continuo desde mi partida -en parte- y tal vez por que al fin conseguí llegar a ese estado de "dejar pasar"... fluir sin apegos... o ¿será ésto a lo que llaman madurez?

Sigo pensando si iré a ése retiro en Michigan. El clima pinta helado... pero está un poco menos retirado que Chicago.
El que vive conmigo me hace ojitos, quiere ir al retiro. Le tengo respeto al retiro, sobre todo si va a ser en tierras heladas. No me imagino haciendo las frotaciones a la intemperie con agua fría y en pelotas, no me imagino corriendo las nevadas y heladas calles, ni haciendo las 108 postraciones diarias con los pulmones congelados.

Lo sigo pensando... a ver cómo está la carretera, ése será el indicativo, aunque uno nunca sabe, con el "efecto lago" que le llaman.

¿¿¿Qué te regalaron éste año??? ... a mí puros libros de Qi Gong para la mujer, ejercicios para mejorar la salud, curso intensivo (dvds) de Qi Gong y medicina tradicional China... ¿será que quiere que me convierta en su curandera?... no la verdad que empecé a leer uno de los libros y me gustó mucho... la sabiduría de la cultura milenaria, en la que la naturaleza, el universo y el ser humano están conectados por la energía... cómo las emociones son las causantes de las enfermedades y bueno, ya haré un pequeño resumen en aquél otro lugar... y por último... una escaladora para hacer ejercicio mientras hago otras actividades (lavar platos, ver televisión o simplemente al ritmo de alguna melodía).

Debo confesar que cuando abrí los primeros 4 regalos (libros y dvds) me sentí en un déjà vu... me vi en la infancia cuando con anticipación y ansia, abría una caja desesperadamente... esperaba ver una Barbie y en su lugar, había un costurerito de madera cuyos compartimentos estaban llenos con diminutos huevos de chocolate.

Esta vez, no sé qué esperaba ver, la verdad es que no esperaba regalos, pero me turbó un poco (o un tanto) el continuo recordatorio hacia la salud. Algo, de lo que he querido correr, no de la salud, sino de esos recordatorios, de que nada es permanente y que ocupo un espacio temporalmente.

Pensar que pequeñas cosas lo hacen a uno "feliz"... algo tan simple como que después de tres meses de la cirugía, al fin me puedo agachar... puedo cargar más cosas... actividades fisiológicas sin dolor... etc...

Pensar que sensaciones pueden a uno jugarle a la vez un momento de terror... el simple hecho de que al agacharme, siento una nueva protuberancia en la cavidad pélvica.

Después de todo, pienso que fue el regalo ideal... tal vez la paz mental, reducir el estrés, hacer más respiraciones con ejercicio lento y consciente, con concentración, logre esparcir los temores.

Ya me extendí demasiado... se supone que era sólo un simple "Feliz Navidad"... pues Feliz Navidad, estimado lector. Disfruta del pavo o lo que hayan guisado, de tu familia, tus amigos, el pomo y la música.

Abur,

domingo, diciembre 14, 2008

Hueco

Este pobre blog parece un enorme hueco. Hueco lleno de huecos y rellenos, palabras sin sentido, pensamientos inconclusos, sueños locos y otros que omito por respeto al lector.

Una disculpa estimado lector. Mi cerebro ha estado sumergido en el trabajo (precisamente me encuentro en la oficina a punto de dar carpetazo para ir de compras y disfrutar de lo que queda de este domingo gélido), consumido con congojos por "pequeños" detalles de salud y como siempre, preocupaciones por el futuro.

Ya sé... para qué preocuparse por el futuro si hay que vivir el presente. Lo vivo y vaya que lo he vivido estos últimos meses. Quisiera que mi mente sólo se enfocara en el presente. Que estuviera configurado para no hacer caso al retroceso ni adelanto de la cinta de la vida.

Tal vez sea bueno borrar todo aquello que traiga recuerdos para enfocarse al aquí y ahora. Tal vez me sirva de algo borrar mis mp3 que no correspondan al hoy, esconder o tirar fotografías, o de plano buscar si es que existe algo parecido al "spotless mind". Así me evitaré viajar al pasado.

Con respecto al futuro, quisiera algo que me hiciera recordar que debo estar anclada en el presente, pero sin apego, pues el futuro será consecuencia de este elaborado y laberinto presente.

Mi flecha apunta hacia arriba en pleno crucero, donde me encuentro al centro sin dirección horizontal. Viendo hacia arriba, para ver si me llega la iluminación y saber hacia a dónde. Es increíble que en el otoño de la tercera década siga teniendo momentos de desorientación.

¿Qué no se supone que ya debería de saber que hago aquí y hacia a dónde me dirijo? ¿cuál es la razón de mi existencia?

En fin, y sigo, meditando cuando la mente y cuerpo lo permiten, no escribo tanto como antes, ni siquiera en mi diario manual, cuyos secretos se quedarán en el papel y no viajarán a la era de la tecnología avanzada ni al mundo de los blogs.

El clima cada vez más helado y el único abrigo que me queda es el setentero de mamá, que me ha mantenido calientita por el momento. Tendré que comprar uno más largo y más grueso para lo que viene.

Le digo adiós a la pequeña Nefer, a la adolescente, a la jovenzuela y tristemente le digo "qué tal?" a la nueva que se aproxima... "qué tal", lo suelo utilizar para aquellos a quienes no conozco, a los que todavía no tengo confianza, el primer saludo.

Eso me recordó al primer día del kinder, cuando papá estacionó el auto, abrió mi puerta, tomó mi pequeña mochila con una mano y con la otra me tomó de la mano. Llegamos a la puerta de aquél colegio y me dijo "muy bien escuintlita, pórtese bien y haga lo que le dicen, al rato paso por usted, ándele váya con la maestra".

Se retiró sin mirar hacia atrás, mientras yo observaba a l@s otr@s niñ@s, sus madres o padres en cuclillas abrazaban a sus criaturillas y deseaban buena suerte, dándoles besos y la bendición.

No soy ni fui católica, así que en realidad me daba curiosidad aquél ritual mañanero y en aquél entonces añoraba que ese ritual fuera mío.

Tal vez él sí era muy Zen, enfocado al presente, sin mirar atrás. Aquí, ahora.

sábado, marzo 29, 2008

Mar Abierto

Caminando por cubierta, entro a un salón, algunos conocidos me esperan. Junto a mi se sienta un desconocido, como que quiere sacar algo. Me percato de que es un oportunista y todos nos alejamos. Camino por cubierta contigo... estás tierna igual que siempre, con tus trenzitas a los hombros y vas de mi mano. Entre la multitud, aparece Sorkunde. Nos abrazamos "hace tanto tiempo!", "si..." comienza una charla en la que nos contamos nuestras vidas, pues nos dejamos de ver hace 25 años!... voy de la mano con mi hermana y tu vas a mi derecha, cerca del barandal.

El barco está en pleno mar abierto, picado y de noche... y mientras caminamos, una ráfaga de viento te arrebata de mi lado. El barco sigue su curso. Como puedo, hago a la peque correr, desesperada por hacer que paren el barco, la suelto. Trato de gritar, no me sale la voz... después de un largo rato, logro llegar al frente... grito "se cayó, se cayó Sorkunde"...

El barco ya estaba a la orilla y el sol comenzaba a salir. Me preguntan dónde, hace cuánto cayó... no sé, no hace mucho... había un yate como a unos 15 metros de ella... búsquenla, está en el mar, búsquenla...

Sollozando camino de regreso a buscar a mi familia... me encuentro con la peque quien tiene cara de consternación e incredulidad... mi mamá me pregunta que dónde he estado. Le digo con desesperación y desasosiego que Sorkunde cayó por la borda. Ella muy tranquila me contesta "es por eso que en España se educa..." sin querer escuchar su letanía, la callé y le dije "Sorkunde cayó al mar abierto!"
Siento que me ahoga el llanto. Me despierto.