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lunes, agosto 28, 2006

1er. Warning

Venía en la carreterita de doble sentido camino al depto, ya que para variar, vuelo temprano hacia la Gran Manzana de nuevo. Escuchando a Juanes y observando con atención aquella tormenta eléctrica aproximándose, de repente veo un auto aproximándose rápidamente detrás de mí, seguida de luces y flashes, rojo, azul, blanco... cegadoras.

Tras cuatro años en este país sin una falta legal, hoy me detuvo un patrullero que porque según él, su radar me detectó a 75 millas por hora en una zona de 65 y que si no había visto que me venía siguiendo por mas de una milla (lo cual fue totalmente falso). Le expliqué que tengo el control remoto a 65 y que no había excedido el límite. Tomó mi licencia y papel del seguro, se fue a su patrulla (una mega troca con luces cegadoras y farolas). Me comencé a preocupar porque me detuvo en pueblo quieto, no llevaba placa, ni uniforme... y se tardó mucho en darme mis papeles.

Comencé a alarmarme y le llamé al faraón. Tras preguntarme detalles a los que respondí con un terrible "no sé", me dijo que llamaría al 911, para saber si en realidad aquél tío era patrullero.

Afortunadamente el tío era policía de aquél pueblo y están a la cacería de algún incauto para generar lana. Me dijo que no tenía historial y que esta vez me daría un warning, no tendría que pagar nada. "Be safe and have a good day" (que el bestia no vió que ya era de noche?)

Me volvió a llamar el faraón diciéndome que la próxima vez que esté sola y a oscuras, que llame al 911 diciendo que alguien me sigue, que no me pararé hasta encontrar luz y gente.

Mi histeria se redujo un poco. No es histeria por neurosis. En la misma ruta, hace 3 años camino a la oficina a las 5am, a un costado de la carretera en una curva para entrar a otra carreterita, es evidente la disminución de velocidad... en plena oscuridad con las luces altas, ví pedazos de ser humano regados al lado de la carretera, como si alguien los hubiera tirado así nomás... un pedazo de abdómen. Por instinto quise regresar para corroborar lo que mis ojos habían visto, pero me dió miedo... me llegó a la mente la posibilidad de que el descuartizador estaría por ahí observando, así que con mi curiosidad enrollada en el estómago, continué mi camino, dudando por un momento si llamar a la policía.

Momentos más tarde, le llamé al faraón explicándole lo que ví. No me creyó... me dijo que a lo mejor había visto mal, que no me involucrara, porque tal vez tendría que declarar. Aún recuerdo lo que llevaba puesto aquél pedazo de cuerpo, una tela color azul aqua o eléctrico.

Días más tarde, en las noticias anunciaban la posibilidad de un asesino serial de prostitutas, y tenían pistas de que era un trailero, que en ciertas paradas o salidas de carreteras principales a pequeñas autopistas o carreteritas, iba dejando restos humanos. La sangre se me congeló.

Desde entonces, cuando tengo que manejar por la noche, procuro ser muy cuidadosa, no detenerme ante nada. Esta vez tuve suerte. El tío gordo con camiseta gris, sin identificación ni placa, era efectivamente un "deputy".

Después de aquello, me siguió por un rato hasta que se perdió en la obscuridad.

Afortunadamente cargo el celular... y bueno, tal vez por allá alguien me sigue cuidando.

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