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jueves, agosto 10, 2006

Interferencia Neuronal

Toda la mañana ha sido extraña. Aproximándose la hora de la comida, comencé a sentirme desesperada. No podía evitar bloquear imágenes que he estado "captando" de alguna parte.

De la nada vienen imágenes obscenas, que sólo me provocan un estado de extraña ensoñación, mi respiración es más corta que de costumbre (como cuando estás a punto de besarte con el ser más deseado) y el simple roce de mis piernas al caminar me está provocando serios problemas.

Llega la hora de la comida, rodeada de 4 hombres viejos y feos... lejos de la concentración en aquella plática chovinista y machista, mi mente viaja como si algo la estuviera dirigiendo. Trato de concentrarme, pero por más que trato, el idioma inglés me suena a ruso y no logro entender las gesticulaciones de los presentes.

Me hago la interesada en el tema (cualquiera que éste haya sido: terrorismo en Inglaterra, resultados del inventario, renta de caballos) hago el intento de escuchar... pero mi mente está ausente, secuestrada en alguna dimensión en la que la humedad y el calor se van apoderando de mi cuerpo. Imágenes de situaciones vividas o ajenas fluyen aceitosas, sonidos extraños y sensaciones, como flashazos, piel contra piel, labios cálidos y esponjosos, roces y caricias, como si mi mente hubiese sintonizado un canal de triple equis.

Mis manos heladas, mis ojos no tan abiertos como de costumbre, como hipnotizada. Sólo escuchaba a lo lejos mi nombre, a lo que desinteresada volteaba y en su tono extranjero, de mi boca sólo salía un "huh?"...

Subimos al coche y trato de cerrar mi mente... cierro los ojos y trato de meditar, pero no lo logro, ahora imágenes de tí se me vienen a la mente. En el presente de aquél pasado, besándonos, contando los minutos para estar a solas, tus manos sobre mi cuerpo y las mías sobre el tuyo, con voracidad, como si estuviéramos ante un banquete y éste fuera a desaparecer en cualquier minuto y no hay tiempo que perder. Una y otra vez, breves descansos. Imágenes de la puerta de aquella habitación, una vez cerrada, te avalanzas sobre mí, y en desesperación mutua tratamos de quitarnos la ropa.

Por fin llegamos a la oficina... el grupo se dispersa y yo, sigo inmerza en aquella tortuosa interferencia neuronal, me falta el aire, el abdómen se siente extraño y sólo pienso en la forma de deshacerme de estos pensamientos y sensaciones. Liberar o canalizar esta energía que orbita en mi vientre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Wow, interesantes sensaciones ;)...

Un saludo...

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