Ayer me tocó presenciar la despedida oficial (en un “lunch” demasiado informal) a poco más de 30 personas que solían conformar las oficinas corporativas. Después de las palabras sin ángel del presidente de la compañía, enfatizando en todo momento que los cambios fueron por “el bien” de la empresa, se podía palpar la tristeza, consternación y confusión en el ambiente.
Hubo lágrimas de varios, e incluso vicepresidentes que serán transferidos a las nuevas oficinas, sacaron “las de cocodrilo”. En lo personal, me sentí sumamente incómoda, porque de estas personas, sólo a dos conocía por correo electrónico o por teléfono y vengo a suplir un par de puestos de manera temporal, en lo que contratan al nuevo personal en aquella otra locación (les sale más barato contratar gente nueva de un estado menos caro que NY). Así que estoy aquí para “absorber como esponja” hasta que llegue alguien nuevo al que tenga que capacitar.
Estoy de acuerdo en que nada es permanente, que la vida es continuo cambio. Pero la forma en que se dieron las cosas en esta empresa, fueron poco planeadas y totalmente descorazonadas, a pesar de que les ofrecieron un jugoso paquete de liquidación. La forma, fue la causante de todos los tropiezos.
Digo tropiezos, porque mucha gente al enterarse de la situación, les valió su chamba, descuidaron y ahora nos toca a unos cuantos ajenos a todo esto, tratar de apagar fuegos.
Hoy fue el último día de aquellas personas y este piso es un esqueleto de un pequeño monstruito agonizante. Ya en el pasado en una ocasión fui víctima de la guillotina, las famosas “reestructuraciones”, y lo único que puedo decir es que el cambio de aquella situación dio lugar a una mucho mejor.
Espero recordar eso, en caso de que algo suceda. Por lo pronto veo sin temor a equivocarme, que en estos momentos les soy indispensable, aunque no me voy a “sentar en mis laureles”, porque sé que en la vida, hay que talonearle (en el mejor sentido de la palabra).
Ni hablar, otro trago amargo de esta a veces cruel existencia.
Lapsus brutus, anécdotas, sueños, recuerdos, pensamientos, cuentos, exabruptos...
jueves, agosto 31, 2006
martes, agosto 29, 2006
Todavía existen caballeros... ¡En NY!
Regresando de comer de un restaurantín mexicano subterráneo (Grand Station), decidí entrar al edificio Chrysler para regresar a la oficina, pero el Guajolote recordó que tenía que comprarse unos refrescos y yo decidí ir salir para ir a la farmacia y comprar botellas de agua para hoy y mañana.
Salgo corriendo en el “chipi-chipi” y compro aquellas. Salgo caminando y veo a toda la gente con su paraguas. Continúo unos cuantos pasos para llegar al edificio y amablemente un tío árabe o griego guapérrimo se acerca a mí y me cubre con su paraguas:
X: “permítame cubrirla para que no se moje”
N: “muchas gracias, pero no es necesario, ya casi llego al edificio”
X: “insisto”
(5 pasos más tarde)
N: “Ok, muchísimas gracias”
(Ni llovía a cántaros y el chipichipi era mínimo, pero no se le puede negar la buena (!?) intención a aquél ángel caído).
Uno de "esos" momentos, en los que uno añora la soltería…
Salgo corriendo en el “chipi-chipi” y compro aquellas. Salgo caminando y veo a toda la gente con su paraguas. Continúo unos cuantos pasos para llegar al edificio y amablemente un tío árabe o griego guapérrimo se acerca a mí y me cubre con su paraguas:
X: “permítame cubrirla para que no se moje”
N: “muchas gracias, pero no es necesario, ya casi llego al edificio”
X: “insisto”
(5 pasos más tarde)
N: “Ok, muchísimas gracias”
(Ni llovía a cántaros y el chipichipi era mínimo, pero no se le puede negar la buena (!?) intención a aquél ángel caído).
Uno de "esos" momentos, en los que uno añora la soltería…
Tips para viajar
Ahora que se ha hecho más frecuente el que las aerolíneas extravíen o retrasen la entrega de equipaje, caí en cuenta que es importante hacer lo siguiente al viajar:
En el equipaje de mano, poner una muda de ropa interior, blusa y pantalón (o falda) just in case… y si tienes de esas bolsas transparentes, que les sacas el aire al enrollarlas y que queden planitas sin ocupar espacio, mejor.
Procurar no traer cosas de valor (sentimental o monetario).
Como no te dejan ya ni traer maquillaje (líquido que porque es líquido, polvo que porque es polvo, en barra, que porque es cremoso, mascara de pestañas lo mismo, delineador que porque es líquido y bueno, el cuento de nunca acabar), desodorante, nada líquido, gel, pastoso, nada de nada…, una vez que te hayan informado que tu equipaje no llegará contigo o que no lo pueden encontrar, ve a la farmacia más cercana y compra lo esencial en tamaño “viaje”.
La aerolínea pagará parte de los gastos incurridos por la inconveniencia hasta por un monto de $50 dolarucos. (Que la verdad no es nada), pero algo es algo (dijo un calvo).
Anoche tras corroborar que no llegó mi equipaje, después del trabajo dejé al Guajolote aleteando en los pasillos y sin perder tiempo me dirigí al hotel para informar que mi equipaje llegaría en cualquier momento. Me registré, dejé mis triques y me encaminé hacia la calle 35 y la Ave. 7, para ir a la tienda departamental y comprar algunos trapos que ponerme al día siguiente. Después de un par de horas de encontrar todo muy caro, finalmente decidí que lo valgo y me compré unos pantalones de vestir grises y un juego de blusa y camiseta (coordinado) de color negro.
Afortunadamente mis zapatos buenos los tenía en mi equipaje de mano así que me evité la “pena” de comprarme otros. Después me dirigí a la tienda naturista a comprar mi desodorante sin aluminio, ya que en la familia paterna hay antecedentes de cáncer de seno.
Desafortunadamente, no me dio tiempo de lo esencial (le di prioridad a las lagunas mentales) y no compré ropa interior, ni “aquellito” para los “días incómodos”, así que me di a la tarea de lavar mis paños menores, rogándole a todos los Dioses del Olimpo que se secaran para el día siguiente.
Así, hoy temprano me di el duchazo, sequé mi cabello con la horrible secadora del hotel y estrené ropita. Casi perfecto. Sólo faltaba mi set de óleos para inspirar la obra de arte en el rostro (quema mucho el sol), o sea, los utensilios para la emperifollada.
Así que me dije que iría al natural. Tomé mi laptop y bolso, bajé en el ascensor y me encaminaba hacia el restaurante para comer algo, cuando dando la vuelta, me percaté que el bell boy estaba acomodando maletas en un carrito. Me brillaron los ojitos cuando vi la mía entre ellas.
Así que le pedí al tío cordialmente que llevara mi maleta a la habitación, para finalmente proceder a darme los últimos toques (no seas mal pensado(a), no de lo que estás pensando).
En el equipaje de mano, poner una muda de ropa interior, blusa y pantalón (o falda) just in case… y si tienes de esas bolsas transparentes, que les sacas el aire al enrollarlas y que queden planitas sin ocupar espacio, mejor.
Procurar no traer cosas de valor (sentimental o monetario).
Como no te dejan ya ni traer maquillaje (líquido que porque es líquido, polvo que porque es polvo, en barra, que porque es cremoso, mascara de pestañas lo mismo, delineador que porque es líquido y bueno, el cuento de nunca acabar), desodorante, nada líquido, gel, pastoso, nada de nada…, una vez que te hayan informado que tu equipaje no llegará contigo o que no lo pueden encontrar, ve a la farmacia más cercana y compra lo esencial en tamaño “viaje”.
La aerolínea pagará parte de los gastos incurridos por la inconveniencia hasta por un monto de $50 dolarucos. (Que la verdad no es nada), pero algo es algo (dijo un calvo).
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Anoche tras corroborar que no llegó mi equipaje, después del trabajo dejé al Guajolote aleteando en los pasillos y sin perder tiempo me dirigí al hotel para informar que mi equipaje llegaría en cualquier momento. Me registré, dejé mis triques y me encaminé hacia la calle 35 y la Ave. 7, para ir a la tienda departamental y comprar algunos trapos que ponerme al día siguiente. Después de un par de horas de encontrar todo muy caro, finalmente decidí que lo valgo y me compré unos pantalones de vestir grises y un juego de blusa y camiseta (coordinado) de color negro.
Afortunadamente mis zapatos buenos los tenía en mi equipaje de mano así que me evité la “pena” de comprarme otros. Después me dirigí a la tienda naturista a comprar mi desodorante sin aluminio, ya que en la familia paterna hay antecedentes de cáncer de seno.
Desafortunadamente, no me dio tiempo de lo esencial (le di prioridad a las lagunas mentales) y no compré ropa interior, ni “aquellito” para los “días incómodos”, así que me di a la tarea de lavar mis paños menores, rogándole a todos los Dioses del Olimpo que se secaran para el día siguiente.
Así, hoy temprano me di el duchazo, sequé mi cabello con la horrible secadora del hotel y estrené ropita. Casi perfecto. Sólo faltaba mi set de óleos para inspirar la obra de arte en el rostro (quema mucho el sol), o sea, los utensilios para la emperifollada.
Así que me dije que iría al natural. Tomé mi laptop y bolso, bajé en el ascensor y me encaminaba hacia el restaurante para comer algo, cuando dando la vuelta, me percaté que el bell boy estaba acomodando maletas en un carrito. Me brillaron los ojitos cuando vi la mía entre ellas.
Así que le pedí al tío cordialmente que llevara mi maleta a la habitación, para finalmente proceder a darme los últimos toques (no seas mal pensado(a), no de lo que estás pensando).
lunes, agosto 28, 2006
1er. Warning
Venía en la carreterita de doble sentido camino al depto, ya que para variar, vuelo temprano hacia la Gran Manzana de nuevo. Escuchando a Juanes y observando con atención aquella tormenta eléctrica aproximándose, de repente veo un auto aproximándose rápidamente detrás de mí, seguida de luces y flashes, rojo, azul, blanco... cegadoras.
Tras cuatro años en este país sin una falta legal, hoy me detuvo un patrullero que porque según él, su radar me detectó a 75 millas por hora en una zona de 65 y que si no había visto que me venía siguiendo por mas de una milla (lo cual fue totalmente falso). Le expliqué que tengo el control remoto a 65 y que no había excedido el límite. Tomó mi licencia y papel del seguro, se fue a su patrulla (una mega troca con luces cegadoras y farolas). Me comencé a preocupar porque me detuvo en pueblo quieto, no llevaba placa, ni uniforme... y se tardó mucho en darme mis papeles.
Comencé a alarmarme y le llamé al faraón. Tras preguntarme detalles a los que respondí con un terrible "no sé", me dijo que llamaría al 911, para saber si en realidad aquél tío era patrullero.
Afortunadamente el tío era policía de aquél pueblo y están a la cacería de algún incauto para generar lana. Me dijo que no tenía historial y que esta vez me daría un warning, no tendría que pagar nada. "Be safe and have a good day" (que el bestia no vió que ya era de noche?)
Me volvió a llamar el faraón diciéndome que la próxima vez que esté sola y a oscuras, que llame al 911 diciendo que alguien me sigue, que no me pararé hasta encontrar luz y gente.
Mi histeria se redujo un poco. No es histeria por neurosis. En la misma ruta, hace 3 años camino a la oficina a las 5am, a un costado de la carretera en una curva para entrar a otra carreterita, es evidente la disminución de velocidad... en plena oscuridad con las luces altas, ví pedazos de ser humano regados al lado de la carretera, como si alguien los hubiera tirado así nomás... un pedazo de abdómen. Por instinto quise regresar para corroborar lo que mis ojos habían visto, pero me dió miedo... me llegó a la mente la posibilidad de que el descuartizador estaría por ahí observando, así que con mi curiosidad enrollada en el estómago, continué mi camino, dudando por un momento si llamar a la policía.
Momentos más tarde, le llamé al faraón explicándole lo que ví. No me creyó... me dijo que a lo mejor había visto mal, que no me involucrara, porque tal vez tendría que declarar. Aún recuerdo lo que llevaba puesto aquél pedazo de cuerpo, una tela color azul aqua o eléctrico.
Días más tarde, en las noticias anunciaban la posibilidad de un asesino serial de prostitutas, y tenían pistas de que era un trailero, que en ciertas paradas o salidas de carreteras principales a pequeñas autopistas o carreteritas, iba dejando restos humanos. La sangre se me congeló.
Desde entonces, cuando tengo que manejar por la noche, procuro ser muy cuidadosa, no detenerme ante nada. Esta vez tuve suerte. El tío gordo con camiseta gris, sin identificación ni placa, era efectivamente un "deputy".
Después de aquello, me siguió por un rato hasta que se perdió en la obscuridad.
Afortunadamente cargo el celular... y bueno, tal vez por allá alguien me sigue cuidando.
Tras cuatro años en este país sin una falta legal, hoy me detuvo un patrullero que porque según él, su radar me detectó a 75 millas por hora en una zona de 65 y que si no había visto que me venía siguiendo por mas de una milla (lo cual fue totalmente falso). Le expliqué que tengo el control remoto a 65 y que no había excedido el límite. Tomó mi licencia y papel del seguro, se fue a su patrulla (una mega troca con luces cegadoras y farolas). Me comencé a preocupar porque me detuvo en pueblo quieto, no llevaba placa, ni uniforme... y se tardó mucho en darme mis papeles.
Comencé a alarmarme y le llamé al faraón. Tras preguntarme detalles a los que respondí con un terrible "no sé", me dijo que llamaría al 911, para saber si en realidad aquél tío era patrullero.
Afortunadamente el tío era policía de aquél pueblo y están a la cacería de algún incauto para generar lana. Me dijo que no tenía historial y que esta vez me daría un warning, no tendría que pagar nada. "Be safe and have a good day" (que el bestia no vió que ya era de noche?)
Me volvió a llamar el faraón diciéndome que la próxima vez que esté sola y a oscuras, que llame al 911 diciendo que alguien me sigue, que no me pararé hasta encontrar luz y gente.
Mi histeria se redujo un poco. No es histeria por neurosis. En la misma ruta, hace 3 años camino a la oficina a las 5am, a un costado de la carretera en una curva para entrar a otra carreterita, es evidente la disminución de velocidad... en plena oscuridad con las luces altas, ví pedazos de ser humano regados al lado de la carretera, como si alguien los hubiera tirado así nomás... un pedazo de abdómen. Por instinto quise regresar para corroborar lo que mis ojos habían visto, pero me dió miedo... me llegó a la mente la posibilidad de que el descuartizador estaría por ahí observando, así que con mi curiosidad enrollada en el estómago, continué mi camino, dudando por un momento si llamar a la policía.
Momentos más tarde, le llamé al faraón explicándole lo que ví. No me creyó... me dijo que a lo mejor había visto mal, que no me involucrara, porque tal vez tendría que declarar. Aún recuerdo lo que llevaba puesto aquél pedazo de cuerpo, una tela color azul aqua o eléctrico.
Días más tarde, en las noticias anunciaban la posibilidad de un asesino serial de prostitutas, y tenían pistas de que era un trailero, que en ciertas paradas o salidas de carreteras principales a pequeñas autopistas o carreteritas, iba dejando restos humanos. La sangre se me congeló.
Desde entonces, cuando tengo que manejar por la noche, procuro ser muy cuidadosa, no detenerme ante nada. Esta vez tuve suerte. El tío gordo con camiseta gris, sin identificación ni placa, era efectivamente un "deputy".
Después de aquello, me siguió por un rato hasta que se perdió en la obscuridad.
Afortunadamente cargo el celular... y bueno, tal vez por allá alguien me sigue cuidando.
viernes, agosto 25, 2006
jueves, agosto 24, 2006
A encueros
Tengo la maldita costumbre de que mientras entro a alguna habitación (de hotel o en casa), hago un striptease... pero es automático, ni siquiera pienso lo que hago y cuando caigo en cuenta, estoy como dirían los españoles "en pelotas".
Acabo de regresar de cenar en un restaurante ruso, que me dejó con buen sabor de boca. Se encuentra en la 52th Ave. entre la 8a. y Broadway. Su nombre contiene la palabra Samovar, que como bien recuerdo de nuestro viaje ochentero a la ex URSS, era un enorme cacharro en el que preparaban té.
Probé el paté de hígado de pollo, muy parecido al que hace mamá, un "shot" de vodka de cranberry (que mi boca y garganta no aguantó mas que unos cuantos traguitos, que ni a la mitad llegué), y pato relleno de ciruela pasa con manzana. Rico... y para cerrar, un té de Samovar.
Saliendo del restaurante, iba por la 52 de regreso hacia Broadway, cuando ví una mini alfombra roja y gente abarrotada, flashes por todas partes. Le pregunté a un Sr. que de quién se trataba...
A ver si tú amigo lector... la reconoces... me ví como toda una papparazzi y aunque le pedí a una fulana que me tomara la foto con ella, la bestia (fulana) sólo enfocó a la "estrella"... o sea... que no salgo en ninguna foto (claro, este blog es anonimo).
He aquí la evidencia:

***
Acabo de regresar de cenar en un restaurante ruso, que me dejó con buen sabor de boca. Se encuentra en la 52th Ave. entre la 8a. y Broadway. Su nombre contiene la palabra Samovar, que como bien recuerdo de nuestro viaje ochentero a la ex URSS, era un enorme cacharro en el que preparaban té.
Probé el paté de hígado de pollo, muy parecido al que hace mamá, un "shot" de vodka de cranberry (que mi boca y garganta no aguantó mas que unos cuantos traguitos, que ni a la mitad llegué), y pato relleno de ciruela pasa con manzana. Rico... y para cerrar, un té de Samovar.
Saliendo del restaurante, iba por la 52 de regreso hacia Broadway, cuando ví una mini alfombra roja y gente abarrotada, flashes por todas partes. Le pregunté a un Sr. que de quién se trataba...
A ver si tú amigo lector... la reconoces... me ví como toda una papparazzi y aunque le pedí a una fulana que me tomara la foto con ella, la bestia (fulana) sólo enfocó a la "estrella"... o sea... que no salgo en ninguna foto (claro, este blog es anonimo).
He aquí la evidencia:

domingo, agosto 20, 2006
Otra vez a la Gran Manzana!!!!! :-D

Este fin de semana fue demasiado corto. Después de que al regreso de NY la semana pasada, cancelaran mi vuelo de conexión, tuve que desviarme a otro aeropuerto y rentar auto para llegar al depto. El faraón se lanzó para reunirse conmigo. Llego a aquél otro aeropuerto (a una hora del depto) y me entero que mi equipaje sigue en tránsito o seguramente se quedó o en Dallas o en la ciudad destino. No saben dar razón de él. Me dan #800, que finalmente nunca resolvieron nada. Ayer fui tempranito al aeropuerto local y para mi feliz sorpresa, mi maleta había llegado en el vuelo original o al menos a la hora en la que yo tenía que estar el viernes aquí... no 6 horas más tarde como sucedió.

Ahora, con un dolor de cabeza por el terrible calor que nos azota, me dispongo en unos momentos más de sacar la ropa de la secadora, doblarla y colocarla en la maleta para en una hora y media salir de nuevo hacia NY.
***
La manzana en la Gran Manzana.
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