Hace diez años vivía con mamá en su bella casa de Justo Sierra.
Una mañana desperté llorando, con el pecho adolorido y buscando a mamá. "Los sueños, sueños son Nefer" dijo mamá con su dócil y dulce voz, mientras yo desesperada le contaba...
En mi sueño, mamá estaba sentada en la cabecera de la cama, muy jóven y muy delgada, vestida en un camisón largo, mangas largas, de color blanco. En el sueño le decía que qué hacía sentada ahí... ella, abrazando sus rodillas me decía que no temiera, que ya se había muerto pero que velaba por mí. Yo comenzaba a sollozar en el sueño y con un dolor profundo en el pecho le decía que no lo podía creer, que no podría vivir sin ella. En sollozo y el dolor de pecho fue el que de forma abrupta me despertó.
Hace diez años, ni siquiera pensaba que algo terrible estaría por ocurrir.
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