Se me había olvidado que pospuse una cita para un "CT Scan" ésta vez de riñones. Así que me llamaron para reclamarme que por qué no me había presentado. Cambiamos la fecha a dos días después y hoy a las 7am estaba en el hospital.
Sacaron unos tres frasquitos de "sangrita" y luego un miembro de la tercera edad, voluntario, me llevó hasta la sección de rayos x. Llené unas formitas, etc. Me dirijo a la sala aquella, donde me hacen quitarme el cinturón y me recuestan en aquella estrecha plancha, con los brazos estirados sobre la cabeza. Me meten a la dona (para una mejor explicación, referirse al post de hace un par de meses) y comienzo a sentir un airecito extraño a mi alrededor.
"Todo está bien, ésto no me va a afectar" me dije, siguiendo las instrucciones verbales de una voz masculina que seguramente era una grabación, me decía que respirara profundo y contuviera la respiración. Así unas cinco veces y apagaron el aparato. Después la enfermera me dijo que inyectarían un material radioactivo. Les comenté que lo habían hecho hace poco, que si no era peligroso hacerlo de forma frecuente. "No, este entra y sale de tu organismo rápidamente, pasa por tus riñones y para la tarde, estás limpia".
Sí, la misma Ostia que me dijeron la vez pasada. Total, pensé que sentiría aquél extraño sabor de boca de la vez anterior. Para mi sorpresa, no pasó nada. Prendieron la dona de nuevo y al ir recorriendo mi cuerpo, sentí que me cocinaba por dentro, un calor intenso por todo mi tracto digestivo hasta la vejiga, vagina, etc. Sentí que no podía respirar, I started freaking out (perdón por el spanglish, pero salió naturalito) y cuando hubo una pausa, les dije a las enfermeras que no me sentía bien... se acercaron rápidamente, tomando mi pulso, preguntando si tenía náusea, que respirara profundo y colocaron unas toallas frías en mi cuello y frente.... "this will help you, relax babe". - "No, sólo que siento que me cocino por dentro y no puedo respirar... además creo que me dió un ataque de pánico", mi ritmo cardiaco era desorbitado y sólo me pidieron que me relajara por unos minutos.
Volvieron a encender aquél ruidoso y ventoso aparato para recorrerme otras cinco o seis veces, haciéndome contener la respiración cada vez. Al fin concluyó el suplicio, tomé mis cosas y me fui. En el ascensor, me llegó la catársis y una que otra lágrima salió y como las machas, me aguanté. No me gusta que la gente me vea llorar. Sé que suena estúpido, pero bueno. Salí del hospital a aquella lluvia helada que pronto se convertirá en hielo.
Acabo de llegar hace unos cuantos minutos al departamento para desayunar antes de emprender el camino al trabajo (a 2 minutos). Sólo espero que no tenga efectos secundarios y que mi carne interna no se haya horneado.
2 comentarios:
Mira Reina, lo que tú tienes es una depresión espantosa, que se te ha tornado crónica. Deja de buscarle chichis a las hormigas, y mejor toma lo que te queda de vida entre tus manos, porque si no, te vas a estar enfermando nada más de creer que debes estar enferma... Eso, es un debalance neuroquímico, así que ve de una vez con el shrink para que te recete Lexapro y recuperes los niveles normales de serotonina...
Gracias por tu visita anónimo, la próxima vez deja tu nombre. No se supone que existe la libre expresion? o te da pena reconocer que tu comentario pudiera redactarse de otra manera?
Saludos
Publicar un comentario