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martes, enero 31, 2006

País...

No sé qué será de mi destino. De lo que estoy convencida es de que no podré vivir por mucho tiempo en el país "número uno".

Esta mañana mientras trabajaba en algunos documentos, recibí un archivo que normalmente envían mensualmente por correo electrónico, como una revista en la que detallan y muestran las novedades en la empresa, donativos importantes, eventos y participantes en diferentes actividades.

Orgullosamente mostraron la historia de dos de los hijos de empleados de aquí. Uno era el hijo del director de la planta y el otro, el hijo de una mujer del otro edificio. Decían lo orgullosos que nos deberíamos sentir por su legado patriota, uno por ser miembro activo del ejército y uno de la marina...


Más que sentirme yo orgullosa, por que en realidad éste... no es mi país... (y aunque lo fuera) me da vergüenza ajena... porque no entiendo entonces su "cristianismo", que el mandamiento del "no matarás" se lo pasan por el arco del triunfo, pero a su vez dicen que las cosas pasan "porque así Dios lo quiso".

El caso es que esto es absurdo... no me explico cómo la gente del "país número uno" no abra los ojos a la realidad, en que estan siendo manipulados y que el motivo de sus actos bélicos sólo beneficia a aquellos que tienen sus intereses en juego (negocios, petróleo, etc).

Tan sólo ver que son igual de extremistas que los adoradores de Alá y que no se saben otra que la de "obedecer". Así que no me vengan a mí con sus estupideces del t..e..r..r..o..r..i..s..m..o... que es lo que ellos mismos están promoviendo.

Y no nada más eso... los índices de criminalidad se disparan porque luego regresan (los que regresan...) traumados y se convierten en asesinos seriales, violadores, y quién sabe qué clase de alimañas... así que todo es un círculo vicioso... creo que éste, es un país enfermo.

lunes, enero 30, 2006

Aquél Lunes...

Era Jueves y estaba estudiando aquella materia que tanto me costaba trabajo. Quería sacar una buena calificación, ya que el nuevo sistema implicaba sólo ir a asesorías, mientras que uno se fletaba estudiando para cada semana presentar un examen y la calificación aprobatoria era 9. Siempre me preocupé de sacar buenas notas, pues no quise defraudarte.

Así que estaba en el estudio cuando regresaste de la oficina para comer. Me dijiste que no te sentías bien y que no sabías si regresar a trabajar o no. Preocupada te vi muy pálido y te aconsejé que no fueras a la oficina, que mejor te quedaras... era mejor que te recuperaras.

Por primera vez desde que nací, consideraste mi opinión... ya que siempre habías dicho que “los niños no opinan”. Me sentí tomada en cuenta, continué estudiando y te sentaste en el sillón café. “Hija” me dijiste en un tono cálido y cansado... “deja de estudiar un momento, quiero hablar contigo... siéntate aquí junto a mí”.

Me diste explicación de todo aquello que me parecía absurdo... de tu negativa a los permisos, de tu rigidez y disciplina, de tus obsesiones.
Por primera vez me hablaste de la vida, de tus preocupaciones con nosotros, de lo que viviste cuando joven, del porqué de tus reacciones...

Fue entonces cuando sentí un extraño temor. Nunca antes te habías quejado de algún padecimiento de salud, te vi cansado, preocupado y hablando de tus sentimientos. Eso me aterró, pero mi cerebro no procesaba para sacar conclusiones aún.
Me pediste que viera por mi madre y mis hermanos... a pesar de que no era la mayor, por alguna razón siempre fui de tu confianza, aunque a veces no lo decías.

Terminó la charla y me pediste que te llevara a la farmacia, pues no te hallabas y no sabías que tenías. Yo apenas y sabía conducir, así que nerviosa tomé las llaves que me extendiste y nos dirigimos al auto. Logré avanzar sin problemas y llegamos a la farmacia, no recuerdo qué quisiste que te comprara, pero lo compramos y regresamos a casa, donde te volviste a sentar en el sillón mientras yo continuaba estudiando.

Cayó la noche, tú y mamá nos pidieron a la peque y a mí cambiarnos de habitación, y cuando nos íbamos hacia tu cuarto, me llamaste... “Nefer, ven...”. Mamá estaba contigo sentada junto a ti, me acerqué y me extendiste los brazos... “te quiero mucho hija”. Fue la primera vez que mostrabas abiertamente tus sentimientos. Te abracé y te besé en la mejilla... y tímidamente te dije “yo también”.

Nunca me imaginé que ese sería nuestro último abrazo y último beso. Durante la madrugada te pusiste mal, correteos en la oscuridad, discando el teléfono para llamar aquella ambulancia que nunca llegó. Mamá, overkill y yo, te cargamos como pudimos y ella nerviosa pero apresurada te llevó al hospital. Ahí nos quedamos los tres, asustados, llorando.

Ese fin de semana estuviste internado, estuvimos a tu lado, tratamos de encontrar donadores, el sábado caíste en terapia intensiva y domingo saliste, el lunes te darían de alta.

El lunes fue un día extraño... en la universidad todo transcurrió con normalidad y me sentía feliz de que regresarías a casa. Esperaba con ansia, subí las escaleras en brinquitos hasta llegar hasta tu cuarto, donde la peque y yo veíamos la televisión. A eso de las 7pm, comencé a sentirme muy mal, me faltaba el aire, me dolía el pecho. La peque sugirió que me recostara, que se me pasaría. En ese momento sonó el teléfono, era mamá y en aquella confusión no captaba que a esa hora, nos habías dejado.

Precisamente hoy lunes hace diecisiete años, recibimos esa terrible noticia. Te lloré mucho, por algún tiempo. Algunos años evadí tu recuerdo, cuando me cayó como aguacero y me invadió la depresión. Desde ése lunes, inconscientemente me comporto de una manera extraña, días antes y días después de ese terrible aniversario. No sabía que me tenía tan inquieta, sino hasta que abrí mi agenda y vi que hoy era 30 de Enero y además Lunes.

Cómo ha pasado el tiempo... pero creo que ya es tiempo de dejarte ir.

Raro concierto

Estaba en una tienda de ropa con mamá, aprovechando las ofertas de enero, cuando se me aproximó una chica casi de mi edad, era sumamente esbelta. Chocaba contra mí, se disculpaba y me saludaba como si me conociera. No le dí importancia y no fue hasta cuando me pidió si podría ser su maquillista.

Levanté la mirada y ahí estaba Thalía (¡¿?!)... aceptaba su propuesta y nos dirigíamos a los camerinos de algún lugar en el que daría un pequeño concierto. La comencé a maquillar, tratándo de dejarla lo más natural posible, sin que se viera con aquellas plastas de maquillaje que Televisa solía ponerle.

Cuando terminé, sólo me senté en una de las mesas de aquél lugar. Para mi sorpresa, ella no quería que nadie la viera llegar al escenario, pues su cuerpo era demasiado flaco, se pescaba las piernas como hilachos y gateaba hasta el escenario, sentándose en un cubo con las piernas cruzadas, pero con pants de color militar, lo más aguados posibles, para que nadie notara lo que le había sucedido a su escultural cuerpo.

Después, había una falla con el micrófono y ella mirando aterrada al técnico, hacía una seña de disculpa al público que la aclamaba y dejo que la pista con su voz continuara a lo que ella luego luego se unió al play back. Después cantaba canciones de Shakira y movía el bote al ritmo de alguna canción extraña. Cada cambio de vestuario era de sorprender, porque en lugar de salir con la ropa que acostumbraba, salía con la ropa aguada y raída. Le comentaba a mamá lo flaca que estaba y que seguro quería ocultar su anorexia y bulimia.

Concluyó el concierto y se dirigió a mí para darme las gracias por mi ayuda. Le pregunté si iría a la pachanga posterior a su "debut" y me decía con sonrisa tímida que no, que ella prefería ir a casa para dormir temprano con su marido.

Comienza a sonar la alarma de incendios, que en realidad era mi reloj, que marcaba las 4.45am, hora de partir nuevamente hacia el trabajo... las rigurosas dos horas de camino. ¿Qué demonios tengo yo que estar soñando con Thalía?

viernes, enero 27, 2006

Y te sigo...

soñando... esta vez eras el homicida negligente que en una discusión sacó una pistola y mató de un tiro en la cabeza a alguien. Yo presenciaba el asesinato y corría despavorida tratándo de que nadie supiera lo que había pasado.

Era el observador de las investigaciones policiacas y te llevaban preso a prisión. Ahí te visitaba discretamente, sin que nadie me viera, porque sabía que si yo hablaba, sería testigo principal y no quería que supieran la verdad... que tú habías sido. Era muy diferente el que sospecharan, a que supieran que fuiste tú... quería estar de tu lado, claro que en aquél momento, ni siquiera fui para echar un vistazo a la víctima del crimen.

Te miraba tras las rejas y me decías que estaba loca, que por qué había dicho que tu tenías una hija, a lo que contesté: "para que no confisquen tu dinero. Así cuando salgas puedes rehacer tu vida"... estaba preocupada.

Al regresar a la escena del crímen, vi a gente llorando, y no quise si quiera mirarlo, pero al pasar junto a él, no pude evitarlo... ¡era mi hermano!, sí, aquél cadáver que llacía en el suelo, era mi hermano adorado, tenía una bala en el centro de la frente.

Después me ví vestida de negro, mi suegra me decía "te ves muy bella de negro", me acercaba a bajarle el volúmen al radio que tocaba música de los años 20. Al hacerlo, equivocadamente en lugar de bajar el volúmen, cambiaba la estación a lo que frenética la suegra se enfurecía.

Desperté tras escuchar el susurro de mamá "¿son las 7... no vas a ir a trabajar?"

Tras despertar, te me has venido a la mente todo el día... me pregunto dónde andas esta vez, si te va bien, si estás bien de salud y recuerdo todas aquellas locuras que hacíamos juntos... las escapadas de la oficina cuando llegabas de visita a la ciudad, cuando nos íbamos de antro, cuando nos echábamos el café, ... y sí... de lo que tú también te acuerdas...

Tal vez porque es uno de "esos" días... en los que la temperatura corporal comienza a subir, al momento en que la presión comienza a bajar... un hueco en el estómago con la sensación de mariposas revoloteando, con un simple recuerdo. ¡Ah... esto de las hormonas!

Me duele...

el espinazo... eso me pasa por cargar cajas pesadas... eso de tener el puesto más odiado de la empresa tal vez contribuyó a la falta de ayuda..., es lo malo de estar en el país del "hágalo usted mismo" y de la "liberación femenina", porque ya ni las moscas se paran a ayudar.

Lástima que desanimé a mi admirador número uno, pues desde que se enteró que no soy un corazón solitario, dejó de aparecerse por mi oficina y dejó de ir a la cafetería a la hora que yo desayunaba.

Creo que le he roto el corazón. Pero me pregunto... ¿qué no se dió cuenta de mi anillo y fotografías sobre mi escritorio? ¿O el amor es tan ciego que no lo dejó ver la realidad de las cosas? Siempre quise aclarar para cortarle las alas, pero nunca tuve la oportunidad.

No fue sino hasta que hace un par de días que mientras desayunaba en la cafetería de la empresa, sentí una obscura presencia junto a mí.

Admirador: good morning Nefer

Nefer: good morning... how are you doing?

Admirador: bien gracias... mucho trabajo?

N: sí... mucho... tenemos a los auditores externos y tenemos que darles información, bla bla bla... etc.

A: ... y tienes hijos?...

N: (¡¿?!) ... todavía no... planeando todavía...

A: ... ah... (con cara de descepción)...

N: tienes hijos?

A: sí... 3.. pero viven con la mamá... no es que ella me importe, me interesa ser buen padre... llevo 5 años soltero y busco a una mujer que no tenga intereses monetarios, sexuales, bla bla bla bla...
(mientras me decía todo esto, mi mente viajó a otro lado, mientras asentía con la cabeza cuando él hacía alguna expresión facial... tal vez se dió cuenta que no le estaba poniendo atención...)

A: mira, quiero ser honesto contigo, desde que te conocí me pareciste una mujer sumamente atractiva...

N: uh?
(en ese momento me sacó de lalalandia)

A: a lo mejor parecí un poco agresivo, no suelo ser de esa manera, pero cuando una persona me impacta, trato de estudiarla y bla bla bla bla... normalmente las mujeres hablan hasta los codos y lo que me gustó de tí es que en lugar de hablar escuchas... bla bla bla bla...
(debí decirle que no era corazón solitario desde que lo conocí... con razón me sentía incómoda siempre que me saludaba o daba la vuelta por mi oficina,... todos mirándolo como pensando "¿y este loco qué trae?"... con razón sentía meyito cada vez que lo veía y lo rehuía... bueno, menos mal, ahora ya sabrá que no estoy sola. Si supiera que no hablo hasta por los codos con desconocidos, tomo mis precauciones sobre todo en país extraño con maniáticos y lunáticos sueltos).

A: me gustaría encontrar a la mujer perfecta, y pensé que tú eras esa mujer...

N: ... gracias, pues caray! qué puedo decir... estoy segura de que encontrarás a la mujer que mereces.

A: si, ah! y otro de mis secretos es que soy ministro de una iglesia juvenil bla bla bla bla...

N: (agggghhh...) ah! (sonriéndo)...

A: me dió gusto hablar contigo, tenía que decírtelo y disculpa si te dí una mala impresión

N: no hay problema, buen día, bye

A: bye (con cara de trauma)

Ni hablar... tendré que ir con el quiropráctico a la hora del lunch... ouch...

jueves, enero 26, 2006

Reto

A petición del buen Judío, acepto el reto y doy a su vez las instrucciones para los que hayan sido invitados al mismo.
"Las personas que son invitadas a escribir un mensaje en su respectivo blog a propósito de sus extraños hábitos, deben también indicar claramente este reglamento.
Al final, debéis escoger 5 nuevas personas y añadir el link de su blog o diario Web. Es importante dejar un comentario en su blog, diciendo...."Has sido elegido" y decirles que lean el vuestro, para que acepten o no el reto!" Y estos son mis 5 hábitos:

  1. Tengo una libreta y bolígrafo junto a la cama, para cuando tengo sueños locos, no se me olviden.
  2. Me lavo las manos en promedio unas 20 veces al día, por aquello de que odio las manos pegajosas o sentirlas con “polvito”. Según los que se dicen dueños de éste continente y en especial el faraón, piensa que soy un poco obsesiva-compulsiva (...naaahhhh).
  3. Rascarme el coco cuando estoy estresada (lo prefiero a morderme las uñas jejeje).
  4. Cada día, cuando estoy en la regadera tengo un ritual en el que al enjabonarme y enjuagarme, no sólo limpio cuerpo, sino espíritu y pensamiento. Así si existe algún pensamiento perturbador, lo analizo en la ducha y lo dejo ir mientras el agua corre.
  5. Algo que se me ha hecho hábito últimamente es el de ponerme tapones en los oídos cuando viajo (y debo confesarlo... a veces en la oficina), ya sea estemos en el avión, coche, etc. porque no soporto la voz del guajolote (ver post anteriores para saber sobre este personaje) y menos su música country.
Y con esto, ofrezco ese reto a las siguientes personas:
Agridulce (ya se me adelantaron!)
Asturcon
Gálgata
Kunti
Ideario
Nor del Terror

Paz...

lunes, enero 23, 2006

De bienes raíces...

Si en alguna ocasión se topa uno con la situación en la que venda o compre casa, primero no sólo investigar si el corredor de bienes raíces es legítimo, sino informarse de clientes pasados que hayan hecho transacciones con él o ella.

Hay muy pocos que realmente velan por nuestros intereses y no es el caso de la tal Donna H. de una "prestigiada" empresa del "Siglo 21" quien hizo alarde de sus manipulaciones adversas y diversas tanto con el comprador como vendedor para "ganarse" su 6% de comisión.

Una vez que amarró contrato, cualquier pregunta o sugerencia le parecía como si algún demonio cavernoso le jalara de los juanetes, insistiendo y amenazando que si no se hacía como ella decía, el comprador podría echarse para atrás.

Lo que debería saber la señora es que está estipulado en el contrato con protección para ambas partes, que si a la fecha establecida el vendedor no tiene otra opción, el comprador tiene la opción de disolver el contrato, sin penalidad para ninguna parte, pero claro... la afectada sería aquella que no recibiría su comisión.

Hay que estar alerta con estos avechuchos de mal agüero. Para nuestra suerte, todo fluyó y cayeron las cosas en su lugar, y para su gracia, recibió su tajada, pero para su desgracia, se ganó el desprestigio, porque no sólo quedó mal con comprador y vendedor, sino que también reforzó la imagen nefasta en un inicio dudosa y en pueblo chico, el infierno es enorme.