Y todo se ha ido acomodando.
La casa ya está en las últimas, espero que a la mera hora no se echen para atrás. El faraón ya también casi casi es 100% aceptado en su futura chamba y yo casi casi doy el huarachazo.
Chamba:
El guajolote se había portado "amable" durante mi viaje a tierras nopaleras/desérticas... pero nada más tocamos territorio estado-unidense y regresó a su acostumbrada patanería. Sí, si sabe que le hago falta, pero no lo quiere aceptar. Y too bad, porque en menos de lo que canta el guajolote, le escurrirán feamente cuando se entere que me voy. De entre sus recientes patanerías, se negó a pagarme viáticos de viaje redondo de casa-aeropuerto-casa, que durante los 4 años anteriores lo hacía por su propio consentimiento. Ahora resulta que no, que nunca debió ser así, así que sólo me pagaría de casa a aeropuerto, porque yo tenía un departamento en la ciudad local, y que pues no merecía un trato especial por el hecho de vivir a 2 horas (casi 200km) del trabajo. Además de negarse a hacer parada en una gasolinera durante nuestro trayecto de Mexicali a San Diego, para que la gran Nefertiti Totonaca ocupara el trono en situación emergente. Así que tuve que aguantar con ojos flotantes por casi 3 horas de camino, tras evasivas e ignorando mis casi 5 peticiones en diferentes tonos para hacer la escala.
No importa, no importa... la venganza es dulce... (nunca había sido vengativa, pero no sabes qué gusto me va a dar ver su cara de lelo cuando se la deje caer...)
Casa:
Los suegros estuvieron de "visita" y con su excesiva iniciativa, cuando llegué de viaje, ya todo estaba plantadito (jardín), limpiecito (bodega), empacadito (cocina, alacena, libros), así que me dí a la tarea de empacar mis toneladas de ropa (que no uso, pues aún no llego a mi talla de soltera - pero no la voy a dar a good will... me niego! -) y todos los blancos y algunos pendientillos. Esta semana me daré a la tarea de empacar lo poco que me queda ya en el departamento para aprovechando el día de los veteranos, llevárme lo más que pueda a casa.
He estado viendo opciones de "cachetadas con guante blanco", dícese de la carta del huarachazo... a ver si ya la voy redactando. Se aceptan sugerencias.
¿Y tú... cómo renunciarias?
2 comentarios:
Yo renunciaría de la forma más "polite" posible. Las empresas merecen ser tratadas como personas, aun cuando no se espere el mismo trato de vuelta... y bueno, uno nunca sabe los giros que da la vida... saludos y qué gusto saber que todo fluye!
ahh como le dan a uno ganas de poner en la carta de renuncia dos que tres mentadas de madre en algunos casos.
sería fácil: Querido Guajolote...
Me largo!, hasta nunca.
Pero nah... como dicen allá arriba hay que ser Polite.
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