Anoche después de apagar la compu, mi mente estaba tan activa, que no pude pegar ojo. Fue hasta seguramente pasada la media noche, que los brazos de Morfeo me envolvieron en su calor.
El faraón tuvo que irse a las 4.30 de la madrugada, ya que ésta vez le tocó a él hacer el recorrido de dos horas al trabajo, pues pasamos el fin de semana en el diminuto departamento.
Aproximadamente dos horas más tarde, rendida en la nada un hecho me despertó y me hizo saltar como resortera y casi tragar de vuelta el corazón.
Mientras plácidamente estaba perdida en alguna vida paralela (a veces pienso que la realidad está en el sueño y que lo que vivo en la realidad es un sueño) el susurro de tu voz se hizo presente. Sentí tu aliento y en un tono imponente y con un toque impaciente te escuché decir mi nombre, como si me quisieras despertar, hacer llamar mi atención.
Lo lograste papá, casi se me salió el alma y desperté atarantada con el corazón en la garganta. La próxima vez, si me quieres comunicar algo... avísame primero. Hace dieciocho años que no escuchaba tu voz .
Y desafortunadamente no estaba soñando, sólamente descansando del desvelón.
***
Y bueno, contenta porque me acabo de conectar hace un rato al salón virtual para ver qué pasó siempre con el proyecto de la semana anterior. Para mi sorpresa, me fue mucho mejor de lo que yo esperaba, no tan mal después de un retraso de 2 semanas.
Esto me está gustando cada vez más... 9.5 de 10. (Sin intención de dar el farolazo, pero me hizo sonreir, después de mucho tiempo sin ejercitar los músculos faciales).
1 comentario:
El farolaso siempre es bueno! Hay que celebrar el fruto del trabajo. Y leí ese de hace 18 años... duro; pero a la vez muy bueno. Felicitaciones.
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