Caray, desde que me convertí en ciudadana del país del nuevo color... (el 11 de mayo), recibo mayor respeto por parte de la gente que conozco en este país. Al enterarse de mi ceremonia, ahora me consideran su igual. Es curioso. Sólo el hecho de contar con un documento que diga que soy ciudadana de este país, sujetar una bandera con estrellas y barras y automáticamente soy digna de respeto.
Lo bueno es que tendré mayores oportunidades que antes. Primero, tendré que ir a arreglar papeleos antes de recibir mi pasaporte, el cuál sólo pueden procesar en lugares lejanos. Uno de esos, es Chicago. Así que pensaba ir a la ceremonia de toma de preceptos en el templo Zen y aprovechar para hacer el papeleo en la ciudad.
Estoy mentalmente agotada, no he dormido lo suficiente y mi memoria es vaga.
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