Te encontrabas en aquella habitación. Tus trajes estaban acomodados sobre la cama. Tú, junto a ellos, acostado boca arriba, con una mano deteniendo el largo del saco y con la otra, desenrollando la cinta métrica. Parecía que estabas midiendo tus sacos para depurar los que ya no te harían falta.
Te pregunté si extrañabas a mamá... te levantaste, enrollaste la cinta con sumo cuidado y asentiste a mi pregunta. Decías que te sentías solo. Yo empezaba a charlar contigo, te decía sobre mi padecimiento y de mi renuencia a hacerle caso a los médicos. Tú parecías ausente de la conversación, aunque entendías lo que te decía y sentías que estuviese pasando por estos momentos, pero tu mirada era triste y nostálgica.
Papá, yo también la extraño.
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