Hubo algún tiempo en el que pensaba que las cosas estaban predestinadas, luego, me entró la "racionalidad" que me insistía en que yo configuro mi propio destino.
No sé ya que tanto pensar. Hace mucho tiempo que no medito y esa paz interna es un completo caos que ya no me permite analizar casi nada.
Anoche me llamó una amiga con la que tenía tiempo de no platicar (una de las que se pierde en el infinito y se acuerda de uno cuando algo necesita). En esta ocasión no me pedía dinero, ni tips de trabajo para sobrellevar el ambiente laboral estadounidense.
Esta vez me narró el distanciamiento por el que está pasando con su marido, las broncas inter-culturales, sensibilidades, etc. Lo clásico (?) que se pasa en los caminos del matrimonio. Pasó de una mega depresión a por fin entender de una vez por todas, que aunque procreó un hijo con él, no lo ama y nunca lo hizo. Se casó por salirse de su casa y por el autoengaño de un prometedor futuro en el extranjero con un alienígena (no mexicano, pero terrestre).
Todo sonaba lógico, y hasta comprendí su pesar, pues en cierta forma tenemos situaciones similares, casadas con extranjeros que no les interesa la cultura, hablamos y pensamos diferente y con metas totalmente opuestas. Fue hasta que me confesó que se había reunido con su ex novio (quien a su vez está separándose de su esposa por causas no relacionadas a este asunto) y que aquella química explosiva de antaño volvió a precipitarse consumándose en románticos escapes y hasta una propuesta de matrimonio.
Me dió gusto, porque los conocí a ambos y hacen buena pareja. Es el amor de su vida, almas gemelas y se evitará la molestia de pasar por todo el show de volver a conocer a alguien, aprenderle las mañas, saber de qué pie cojea y como le gusta el asunto.
Lo triste es analizar el por qué este tipo de cosas suceden. Sé que cada acción tiene sus consecuencias y seguramente tienen una razón de ser. Pero por qué eso no se dió en su momento, sino años más tarde cuando se supone que uno elige "lo mejor" para uno en el momento de la decisión.
Recuerdo cuando se me cuestionó si quería contraer nupcias no dormí por varias semanas y por algunos meses después del hecho. No es de mi extrañeza que lo mío se dió demasiado rápido y que en cierta forma sólamente conocía cierta parte de la realidad. Ya alguien hace muchos años me decía que si por algún momento dudaba en casarme, que no lo hiciera, porque el dudar significa que no hay amor.
Desperté con cubetazos de agua helada, dándome cuenta que la vida no tiene sentido si no se comparte con alguien. Pero no cualquier "alguien", sino con alguien con quien se puede platicar de cualquier cosa, que incluso los silencios son cómodos, con quien compartir las cosas tan sencillas y pequeñas de la vida, la apasionada intimidad, la interminable química.
A veces cuando viajo, veo parejas de viejitos y me pregunto si fueron almas gemelas, pues todavía se toman de la mano, se miran a los ojos con amor, hasta con algún flamazo de pasión. Es ahí cuando me pregunto si todo esto tiene sentido y tengo que seguir en mi búsqueda. Luego caigo de nuevo en el dichoso acertijo "busca en tu interior"... pero no lo encuentro por ninguna parte.
Alma gemela... si me estás leyendo, échame un pergamino.
1 comentario:
ouch... yo digo lo mismo.
y me pregunto...
qué tal si no existe?
qué tal si no lo ví?
qué tal si ya se fué?
y así... soy una paranoias.
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