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lunes, septiembre 25, 2006

Regresando a la realidad...

Después de unas maravillosas vacaciones en mis tierras, regreso a la rutina... y no tan rutina. Parece que ya los añitos empiezan a pesar y el deterioro del organismo se empieza a asomar.

Llegamos a Mexicalpan de las Tunitas el día de nuestro aniversario, dos días antes del día cero, mismo en el que la progenitora cumplió años. Para variar, apenas respirando el contaminado DF comencé con las alergias.

Camino a casa, se me ocurrió preguntarle al faraón que si quería conocer mi universidad. Así que de puro churro fuimos y no llevaba yo mi credencial de ex-alumna, pero para mi sorpresa, el poli de la entrada nos informó del oportuno evento. 30 Aniversario... así que había pachanga gratuita, con mariachi, bailes folklóricos, comida, etc. etc. etc... ahí en alguna parte, estaba la foto de mi generación, la de la peque, el logotipo que ella diseño para su asociación estudiantil, y que sigue vigente... muchos recuerdos.

Después de un par de horas deambulando por las instalaciones y eventos, decidimos irnos a casa. El domingo desayunamos en casa, nos preparamos y salimos de compras. Durante el día, pase a la tienda pseudo naturista de aquella plaza, para comprar algo para la alergia o posible resfriado. El famoso broncolin...

*Urgencias*

Aquella noche, me serví una cucharada antes de dormir. Me destapó todo lo destapable y caí en los brazos de morfeo. Me desperté a la media noche congestionadísima, así que corrí abajo a tomarme otra cucharadita. GRAVE ERROR.
A unos minutos de la ingestión, comencé a estornudar agresivamente por más de un minuto, tomé agua, traté de respirar profundamente, me recosté y después me entró pánico. No podía respirar, no me salía la voz...

Con los pocos aspavientos que podía hacer a oscuras, alerté al faraón (que como avechucho nocturno, para variar pasaba la noche en vela). Me trató de calmar tratando de hacer ejercicios de respiración, pero desafortunadamente no funcionó. No quería hacerlo, pero la tuve que despertar,... casi la una de la mañana, la pobre madre junto con el faraón me tuvieron que llevar a urgencias, muda y casi sin respirar, llegamos en 20 minutos. A lo que nosotros llamamos reacción alérgica, el bestia del pseudo médico le llamó laringitis, porque como perdí la voz, seguro se debía a algún virus. Así que me recetó antibióticos que no compramos, y para cuando estabamos de regreso a casa, mi voz había regresado y respiraba con normalidad.

*Peregrinos*

A las seis de esa misma madrugada, llegó mi hermano de aquellas tierras sureñas en las que el peligro se vive ahora cada día. Me dió mucho gusto verlo, pues hacía dos años de mi ausencia y aunque tuvimos una historia media compleja en la niñez y adolescencia, sigue siendo mi hermano y lo adoro. Ese día el faraón y yo nos quedamos enclaustrados, pues lo que parecía ser alergia, parecía más un resfriado... me la pasé en cama todo el día.

Al día siguiente, nos encaminamos a una ciudad casi norteña para ver a la peque, conocer al nuevo sobrinito y ver a los otros dos pequeñitos. Algunos días pasaron, el overkill se regresó a las tierras sureñas y nosotros nos encaminamos a tierras tapatías, para ver como estaba el clima cerca de aquellas playas y matar varios pájaros de un tiro, a ver a mi abuelita y tía.

Pasamos la noche y la tarde siguiente nos encaminamos a Manzanillo. Después de discusiones de precios y acomodos, terminamos hospedados en el Karmina. Muy recomendable.

*Incendio*

La mañana siguiente, quisimos sacar unas cosas del coche, así que bajamos los tres (mama, faraón y yo) al estacionamiento y les comentaba que olía demasiado a llantas, que mi olfato ya había detectado nuevamente contaminantes... no terminaba de decirlo, cuando el grito ensordecedor del faraón retumbaba en aquél lugar, y hasta eco se escuchó: "oh my God!" en cámara lenta, veo al faraón señalando una camioneta negra Lobo en llamas, así que corrimos hacia la entrada de autos y gritando todos como pudimos "fuego!!!! fire!!!! fuego!!!"... éramos los únicos ahí caminando y nos vió un empleado del hotel... le informamos lo que vimos y corríamos con temor de alguna explosión, seguido de los reclamos de mi madre, que desafortunadamente su auto no estaba asegurado, que había expirado la fecha y que qué iba a pasar con su coche. Tardaron un buen rato en apagar aquél fuego, pues parecía que prendió una fuga de aceite y tal vez la llanta delantera del lado del conductor.

Suerte que pasábamos por ahí, pues el estacionamiento estaba retacado y ni un alma, tal vez de no haberlo visto, habría desatado aquello una reacción en cadena. Al día siguiente, recibimos un platón lleno de fruta, como obsequio del gerente agradeciendo nuestra ayuda.

Bailamos un poco, pues el faraón tiene que dormir temprano, nos echamos al sol, jugamos "bolibol" playero, nadamos, nos tostamos, descansamos.

*90 Primaveras*

De regreso, pasamos nuevamente a tierras tapatías para estar presentes en el 90 aniversario de mi querida viejita. Mi abuelita. Sabia señora, que me obsequió en vida el "don" de leer los alfileres. Siempre que me los leía, me salían... y mucha gente le pidió que le enseñara y ella se negó rotundamente. Me dijo que ella me había elegido para continuar con la tradición, así que me echó los alfileres por 3a. vez en toda mi vida y me explicó como leerlos. Así que se supone que tengo ahora el conocimiento y que sólo a quien pueda ayudar, no a simples curiosos de sus destinos. En fin...

Regresamos a México, pasamos la noche empacando para el sábado al medio día viajar de regreso a tierras tejanas y aún manejar por 3 horas al norte camino a casa.

*Achaques*

Mi estómago ardía y mi ánimo se desinflaba. Anoche me trajo el faraón al depto., pues dejé mi auto en este pueblo. Pasé una mala noche, el estómago me ardía, el corazón me dolía, la distiancia, la familia, todo se me juntó.

El faraón partió a las 2am, pues no pudo dormir y se encaminó a casa para visitar a Don Morfeo un poco antes de ir al trabajo... leí su amorosa nota en el espejo del baño.

No me pude dormir después de escucharlo partir, así que tomé el teléfono y le dejé dicho al guajolote que llegaría tarde, pues iría al médico.

Fui al médico, tengo varios síntomas y al parecer es la vesícula biliar. Me arde el estómago y me duele el pecho, tendré que dormir sentada y el jueves me hacen un "nuclear scan", ojala no me inyecten cosas radioactivas, y si es así, pues ojalá las pueda eliminar... lo que tengo muy claro... no me voy a operar, me niego rotundamente. Buscaré alguna alternativa... mientras, tomar agua, dormir sentada, comer ligero y espero que este maldito dolor físico, emocional y espiritual me deje dormir aunque sea unas pocas horas.

Extraño a mi México... si, ya sé... me quise ir,... pero es de sabios cambiar de opinión... no sabe uno lo que tiene hasta que lo pierde.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siempre es bueno volver de vez en cuando al terruño, un saludo...

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