Anoche después de la clase de danza latina, mamá y yo pasamos a lavar el auto en uno de esos aparatos automáticos, ya que después de la nevada y que tapizaron las carreteras de arena para no patinar, el coche quedó hecho un asco.
Introduzco el billetín, programa de lavado "de lujo" y comienza la regadera a mojar el coche mientras avanzo hasta el límite establecido.
Mientras tanto, le platicaba que me acordaba cómo lloraba de niña cuando papá llevaba el coche al autolavado y el aparato aquél con las esponjas y trapos me hacía pensar que un monstruo enorme nos estaba atacando.
Suspiramos las dos... :
Mamá: ay, nuestros pobres lavacoches, si al menos tuvieran aquí...
Nefer: sí... secarían el coche después de la máquina, aspirarían... aromatizarían... aquí todo lo tiene uno que hacer...
Mamá: sí caray, y en este lugar que no hay nada, qué aburrido, al menos en México tenemos el bullicio de la ciudad, estamos acelerados, siempre cuidándonos del prójimo... aquí está tan tranquilo que uno ni se preocupa, aquí no pasa nada...
Nefer: sí, allá por lo menos nos asaltan...
( --- invade el silencio por escasos segundos ---)
CARCAJADA DE AQUELLAS QUE LO HACEN A UNO PERDER EL AIRE...
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