Desde niña mi sentido de evolución era "motivado" por ciertos "piquetones" que me daba mi madre, padre o simplemente las reacciones de otras personas. Es decir, cuando algo no me salía bien y la gente me decía "no puedes", en lugar de apachurrarme, me decía "ahhh cómo que no, ahí te va..."
Mientras esperaba los guisos de mamá a la hora del lunch (qué rico, si quiera que se vino toda la temporada de fiestas por acá), le comentaba que estaba ansiosa y acelerada:
1. porque tomé café y ya no estoy acostumbrada a la cafeína
2. por haber comido azúcar
3. porque no hay nada que hacer en la oficina
Ahora los piquetones me los dió inesperadamente.
Mientras tocaba el teclado para calmar las ansias mientras la comida estaba lista, escuchaba sus retos hacia mí...
"Convierte el negativismo en acción, bla bla bla"... todo porque me frustraba la idea de tocar el teclado electrónico en lugar de mi piano, el que extraño tanto y que se quedó en México.Le expliqué que sentía la frustración que sentí en aquél sueño de las berenjenas que tuve meses atrás, a lo que me respondió que éso era precisamente lo bello, el que de berenjenas saliera la belleza de la música. Que todo era cuestión de transformar lo negativo en positivo.
Admiro su positivismo y mente cool, pero me he sentido incapaz de lograrlo.
Lo que sí, es que tendré que recurrir a otras fuentes de motivación en el futuro, porque cuando ella no esté cerca, los piquetones me los tendré que dar yo.
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Berenjenas
Estaba por dar un concierto o más bien sería escuchada por mi familia y "conocidos", cuando abrí el piano. Comencé a tocar mi repertorio y al entrar en inspiración cerré los ojos. Cuando los abrí para continuar con ese manantial de placer que me da el interpretar la música, me dí cuenta que en lugar de teclas, el piano tenía berenjenas...
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