Nuevamente en la tierra del nuevo y discriminado color, con el corazón pulverizado después de tres semanotas en el país del nopal. No me había pegado tanto la nostalgia al regresar... la ansiedad y desesperación me invadieron al llegar al aeropuerto para partir. Quise disimular, me despedí, leí el libro del yoga del sueño que compré en Nalanda... pero por más que quise, me tuve que tragar el hueso atorado que sentí en el cogote.
Tras bellos días con los peques y la peque, con la bella progenitora, entre visitas médicas y bajas de moral, aunque triste me siento un poco más fuerte. Siguen diciendo que lo que no te mata te hace más fuerte...
Tras mentadas de cebollazos silenciosos al último médico insensible, me di a la tarea de ignorarlo y probar mi suerte. NO estoy vieja para tener hijos, así lo sigan diciendo los mentados idiotas, misóginos. Ya a éste sope lo fui a ver por no dejar, mamá dijo que se lo recomendaba mucho una de sus amigas que fue maestra mía en la primaria, que dizque investigador genetista, endocrino-ginecólogo.
El tío se limitó a destruir en lugar de instruir, cuestionándome cosas que a él no le importan, como decía mi buen ginecólogo el Dr. MV, los médicos no deben ser jueces, deben de hacer su trabajo.
Con sonrisa cínica y burlona y sin siquiera haberse interesado por mi historial clínico ni haberme revisado: "para qué quieres tener hijos si dan tantos problemas?, por qué te esperaste tanto?, ya es demasiado tarde, no sé cómo ayudarte"
Mejor me hubiese dicho que no le daba la gana atenderme, que no recibiría nuevos pacientes o qué se yo. Todavía le digo al idiota que cuanto fue de consulta y me contesta "pues para haber hablado, no tiene caso", yo insisto en que me cobre la consulta... "está bien, no te cobraré lo de primera visita, son 800 pero no te doy recibo"... El faraón pasa la lana en efectivo mientras yo callada le paso los billetes y le pinto un violín mental.
Me gana la canija y despiadada emoción y me muerdo el labio, me doy la media vuelta, mientras mamá me quiere presentar a la escritora que acaba de conocer quien me dedicaría un libro... tomo mis cosas y brevemente la saludo. La escritora se levanta al ver al médico, se mete al consultorio.
Mamá emocionada me dice que es toda una sincronicidad, la tía ésta había escrito sobre el secreto y venía a entregarle su nuevo ejemplar al idiota que me sacudió hasta los cimientos.
Yo distraída le doy el avión mientras lágrimas corren por mi rostro, el faraón llega a abrazarme mientras le pido que por favor no lo haga. No me gustan los espectáculos y me choca la gente mirona. Apresurada cojeando por las calles de la Condesa.
Mamá me pidió que caminara más despacio, consciente de mi aún adolorido pie y me preguntó que qué había pasado. Le comenté una letanía de la cuál no postearé detalles, de todo lo que sucedió en aquella consulta. Mamá perpleja y apenada, me pidió disculpas por haberme dado su recomendación, pues ella ni lo conocía y tenía fe en aquella otra persona que se lo recomendó. Le dije que no era culpa suya. El tío es sólo un nefasto. Si ya mi médico me dio indicaciones, no sé para qué le hago caso a este otro.
Lo bueno que por recomendación de mi buen doc, dejé aquella medicina que me traía rara, tendré que hacer cita con el médico local para dar seguimiento y proceder a lo que viene y que pase lo que tenga que pasar.
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