Ayer el día aunque movidito, estuvo triste. No sé por qué pero mil imágenes de mamá y todo lo relativo a su muerte me persiguieron todo el día. Hoy desperté preocupada por Overkill. Al parecer le ha dolido el pecho últimamente, así que yo espero que su enfermedad no esté progresando.
La peque como siempre en su pequeño mundo, distante y desapegada de todo y de todos. Sé que llegado el momento, nos dará la misma toreada que le dio a mamá cuando fue diagnosticada. No la juzgo, simplemente se siente su ausencia, su indiferencia. Ella insiste que su familia son sus hijos y su esposo. Claro, eso nadie se lo niega. Pero ella viene de esta familia también. También somos su familia... pero eso, ya tiene años que lo olvidó. Tal vez es sólo un reproche matutino, pero en cierta forma la comprendo. Cada quién tiene sus responsabilidades, sus preocupaciones.
Extraño mi casa, mi pequeña familia --> el faraón. Desde el cuatro de diciembre estoy fuera de casa y ya siento la necesidad de "pisar tierra". Hablé con Overkill esta mañana. Sé que tal vez él no se de cuenta, pero exige atención y compañía... mismas que no le puedo dar al 100%. No soy su madre, pero siento que él tiene expectativas muy elevadas. Aunque lo niega cuando se lo aclaro, sé que espera que uno esté cerca y que hasta cierto punto, le resuelva uno la vida. La lejanía desafortunada, me evita estar tan al pendiente como quisiera.
Tecleo desde el tedio... cuento los días para regresar a casa y comenzar en forma este nuevo año. Será de nuevos retos, responsabilidades y experiencias. Espero que todas ellas positivas. Estoy triste. Pero me sacudiré este estado de ánimo sumergiéndome en las aguas de la cotidianeidad.
1 comentario:
Animo Nefer, ¡ya estamos en el año del dragón, dicen los chinos! Tendrá que ser mejor (espero).
Un abrazo. No te sientas sola, aquí estamos los virtuales.
Prometo pasar por aquí más seguido. Por lo pronto mira la luna!
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