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jueves, septiembre 22, 2011

Danzando

Otra semana en pausa. He intentado bailar por lo menos dos o tres veces por semana. El faraón y yo nos inscribimos a un curso en la universidad de la ciudad. Promete integrar conciencia y fortalezas personales para mejorar la vida aquí y ahora.

Mi mente y voluntad siguen en pausa. Mi mente perdida en internet o televisión. En ocasiones "descansa" durmiendo, en otras se distrae por llamadas de reclutadores (muy pocas) y en ocasiones sigue la danza de los ojos sobre libros diversos, sin consistencia y con poca concentración.

Mi voluntad anda de revoltosa... Logré rescatar una inversión, pagar unas cuentas, pedir informes sobre la certificación. La voluntad se resiste, pero este zombie ha logrado mantener consistencia en las labores hogareñas. No tanto en la buena alimentación.

Hay días mejores que otros. Ayer la imagen de mamá yaciendo en aquella plancha antes de la cremación saltó a mi mente. Desde entonces tengo lagunas mentales. Me cuesta trabajo concentrarme. Algunas necias lágrimas saltan de los lacrimales sin previo aviso y a intervalos irregulares. No logro sostener un continuo llanto. Sólo pequeños arrebatos.

Olvidé lo que escribiría después de lo anterior. No lo recuerdo. Mi mente baila... en el vaivén del pasado y presente. Se detiene en este momento. Recuerda la experiencia del todo. Me doy cuenta de que sigo atrapada entre aquella dimensión y ésta. Quisiera estar por completo en la otra y no en esta. A ratos, mis emociones danzan con los recuerdos... danzando con la culpa y recordando lo que mamá decía... "Nietzsche decía que la culpa era una porquería, así que hija... no hay reproches, no tiene caso, no sientas culpa de ningún tipo. Tu me lo has dado todo, has sido todo. No hay reproches".

La imagen de mamá y yo abrazadas bailando en aquéllas clases de baile en el 2005, en "el cinturón de la biblia". Sus guisos, sus apapachos, sus regaños. Escucho su voz en la contestadora de mi teléfono de casa. No siento nada, sé que esa voz ya no existe y sin embargo no siento NADA. Ni tristeza, ni añoranza. Muy extraño. Tal vez mi cerebro está evadiendo el vacío. O tal vez, mi cerebro lo asimiló desde aquél último suspiro.

Así que aquí y ahora, danzando en la nada... danzando en el vacío... desconectada del mundo terrenal y esperando tener un propósito terrenal, algo que me conecte a éste mundo en el que ya no quiero estar.

¿Hay vida después de la iluminación? ¿qué es la vida?, ¿qué sentido tiene si ya conocí la eternidad?, ¿qué sentido tiene ya si la probé y me encantó?

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