Me encontraba en casa, aunque desconocida para mí, era mi hogar. En alguna parte andaba mamá... mientras, yo caminaba por el jardín con algún familiar, tal vez un sobrino o mi hermana. Tenía como mascotas una tarántula ojona, peluda y patona. También, un cangrejo al que en el sueño llamaba yo tarántula cangrejo.
Observando con temor a la tarántula peluda, sus veinte mil ojos se posaban sobre mí. En ese momento me dio compasión y decidí soltar a ambas criaturas, las dejé libres en la jardinera.
El cangrejo se lanzó a mi pierna salvajemente y mi reacción fue arrancarle un pedazo de cascarón. La tarántula patuda sin embargo, tornó su pelaje y patas en pétalos negros aterciopelados que oleaban con la brisa.
Desperté. Dado que siempre tuve una extraña repulsión y temor a los arácnidos, aquél peludo bicho había despertado en mi un amor infinito. Sigo incrédula.
1 comentario:
tal vez por que hay dos cosas que te preocupan, y la que más lo hace, es la menos problemas dará,(y probablemente te de satisfacciones) y la que aparenta ser inocente, es la que atacará.
bueno traducción libre :)
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