Lapsus brutus, anécdotas, sueños, recuerdos, pensamientos, cuentos, exabruptos...
miércoles, julio 16, 2008
Abuelita en bicicleta
Hace tiempo que no tomaba el autobús, tanto, que pareciese que aquellos desconocidos ya familiares, me recibieran con entusiasmo: ¡buenos días!...
Tambaleándome por el movimiento del vehículo, fui a dar junto a aquella dama. Una simpática parlanchina que pasará de los 65. Notaba en semanas anteriores que se hacía amiga de un ciclista, un muchachón de mi edad apróx. que es atleta y que cada mañana baja 6 paradas antes de la mía, se coloca el casco y baja su bici de la "chunche" sujeta-bicis para encaminarse al trabajo. De regreso, no toma el autobús, sino que se avienta las 15 millas de regreso a casa en su bici con sus subidas y bajadas.
Cuando me senté junto a ella, me saludó cálidamente. Ya sostenía conversación con el ciclista quien estaba sentado en el asiento detrás de ella, ella como en diagonal y ambos charlando de cualquier cosa. Quise voltear, pero como amanecí con tortícolis, decidí cerrar los ojales y sólo escuchar la conversación.
Alguna vez platiqué con ella felicitándola por la decisión que había tomado: seguir los pasos del ciclista y tomar su bici todas las mañanas y en lugar de esperar aquél otro autobús que la conectaba a su trabajo, darse a la pedaleada.
Hablaban de la forma en que el gobierno siempre saca dinero, como por ejemplo, el sistema de transporte. Si no das la cantidad exacta, no te regresan el cambio, y cosas por el estilo. Después narró que por incongruencias del gobierno, su novio (¡¿?!) -sí!!! la sra. tiene novio!!!- terminó pasando la noche en el tambo (cárcel). Su novio, administra antros y por alguna razón, la policía lo detuvo en la noche y el tío andaba medio flameado. Así que lo arrestaron. Su ex, fue a sacarlo del bote y en días siguientes, le informaron vía correo convencional, que su licencia estaba suspendida. Al parecer, su licencia pertenecía al estado de Ohio y estaba en algún tipo de plan viejo, en el que aquéllas expirarían y tendría que sacar una nueva -situación que según aquella dama, nunca le hicieron saber-... etc... así que tendría que pagar la multa y después de aquello, sólo le darían una nueva licencia y podría volver a conducir.
Llegó la parada del ciclista, cordialmente se despidió, se puso su casco y descendió para emprender su ya rutinario trayecto.
Las dos lo observamos en silencio. Después, quiso hacer algún tipo de conversación conmigo, le comenté que no podía voltear a verla pues tenía tortícolis, pero hice el esfuerzo y terminé sentada en diagonal viendo hacia ella. Algo comentaba sobre alguien que no conozco y en realidad no entendí palabra de lo que me dijo, solo sonreí y asentí. Después saludó a otra persona del otro lado del pasillo y al llegar su parada, me levanté para que saliera del asiento. Danzando con el movimiento, cordialmente nos deseamos buen día y bajó para desenganchar su bici... paradas antes, ya se había colocado el casco.
La vi, con su backpack al hombro, en bermudas y camiseta, montando su bici y alejándose ágilmente por aquella avenida. Me recordó a mi abuelita en años mozos. Aunque sedentaria, siempre había sido muy parlanchina.
Si el autobús no me dejase a la puerta del edificio más alto de la ciudad, haría lo mismo que ellos. Un gran ejemplo el de los holandeses.
***
Estoy decepcionada... Bon Jovi ahora toca música country :((((
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