Dos meses... sólo dos meses para detener la ingesta de aquél medicamento fastidioso para la recurrencia del intruso silencioso. Con lenta ansia e impaciente paciencia, espero a que la última pastilla cruce por mi tracto digestivo.
Me prometí a mi misma que mi vida tendrá un cambio radical en ese momento. Un nuevo compromiso, en el que no sólo mi salud será prioridad en todos los sentidos. Alimenticio, ejercicio y meditación. Salud física, mente sana y alma remendada.
Añoro la mente fresca, sin nieblas ni lagunas mentales. Extraño la energía que en su momento era o parecía eterna. Ansío una noche de 8 horas de descanso absoluto.
El día de hoy soy esclava de un medicamento que me tiene sometida... cambios abruptos de estado de ánimo, bochornos que pareciera que estoy en auto combustión espontánea, barriga necia que aparece durante el día y desaparece durante la noche y las horas tempranas de la mañana. Pérdida de cabello en todas partes... sí en aquellos recónditos lugares también... Insomnio... Dolores articulares, músculos y huesos. No en broma la llaman "chemo pill".
La gente me ve superficialmente. "Buen semblante, te ves excelente!"... les contestaría como diría mi adorada progenitora cuando estaba en tratamiento, cuando recibía comentarios similares... "si no estoy enferma del semblante!".
El que uno se vea "normal o rozagante", no significa que el nivel energético, mental, emocional es como la imagen superficial lo proyecta.
Y ni qué quejarse con las amistades de achaques. Cuando preguntan "cómo estás?" triste y duramente aprendí que sólo desean la respuesta superficial, porque en realidad poco les interesa si te revuelcas de dolor, o si tienes un mal día, o que se te caen las cejas. Y cuando no reciben el fastidioso "bien gracias y tú" para ellos proceder al chisme, se dan a la ardua tarea de darte consejos que no pides. Sólo quieres ser escuchado. Pero te dan remedios caseros, o te juzgan de ser "malagradecido con la vida porque sigo aquí y hay personas que con la misma enfermedad perecieron", o comentarios similares con su positivismo tóxico.
Así que decidí navegar al lugar recóndito de mi deseo interior de estar apartada de todo y de todos, y con hartas ganas de quemar naves y vivir en reclusión. Pero una reclusión oportunista. Por que aún me gusta ir a mis clases de baile, pero ahora, con ansiedad social, voy a regañadientes. Trato de al menos disfrutar el movimiento.
Por mi nueva disposición personal, gente se ha alejado. Otra, se ha acercado. Aún así, tendré que mantenerme alerta. Porque nadie se acerca des interesadamente. Ahora comprendo lo que papá decía de la amistad. "No hay verdaderos amigos"... yo siempre idealicé las amistades. Tal vez viví bajo un código de honor que sólo yo mantuve... lo que para mi el ser buen amigo o amiga significa. Escuchar al prójimo, compartir experiencias y gustos, estar ahí para echar porras cuando se pasa por malas tormentas. Pero tristemente es precisamente en las tormentas cuando se ve el verdadero valor de las personas.
Recientemente me dio por leer "El Arte de la Guerra" de Sun Tzu. Tal vez pueda resolver mis conflictos internos con sus enseñanzas. Bah, que sólo yo me entiendo.
Y bueno, este tiempo parece que se detiene en el infinito, en la atemporalidad, donde observo que todo y nada se unen, tiempo y no tiempo colisionan y se pierden.
Y ya la hice muy larga... Estimado lector, si aún existes y pasas por aquí... te envío un saludo y gracias por perder tu valioso tiempo en este archivo de incoherencias.
Como dirían los vascos, Agur!