Poco recuerdo del Euskera que aprendí en el cole, pero el título sólo quiere decir feliz cumpleaños.
El último cumpleaños que recuerdo con mis padres vivos fueron mis 18. Era martes.
Lástima que con mis "aires de independencia" rechacé la invitación de papá, sin saber que ése cumpleaños sería el último que celebraría con él.
"Mis amigos me invitaron al cine", vi una mezcla de decepción y tristeza en su mirada. Yo con mi afán de sentirme grande porque había alcanzado la mayoría de edad.
Cuando papá nos dejó a mi hermano y a mi en el centro comercial -nunca me dejaba salir sin chaperón- compramos nuestros boletos y para mi sorpresa, nadie llegó. Nos metimos al cine sólos, mi hermano después de esperar a que mi "mejor" amiga llegase, le llamó por teléfono, de aquellos de cabina. La tía dormía una siesta, vaya plantón. Los demás no llegaron.
Ése cumpleaños es el que tristemente más recuerdo y del que más me arrepiento.
Hoy ya hace tiempo mujer de las cuatro décadas, viendo todo aquello tan lejano y a la vez tan presente. Quién diría qué pasaría con todos nosotros.
Y dejando las melancolías, en el que recuerdo a todos presentes, más representativo, fue mis 15 en aquél restaurante hawaiano. Recuerdo el alivio que fue el no haber tenido una gran fiesta. Papá quería contratar orquesta y que él y yo cantásemos nuestro repertorio operístico. A los 15, uno se preocupa por el qué pensarían mis amistades, si a nadie le gusta la ópera.
En fin, pequeñas migajas neuronales que llueven está mañana, en este nublado y frío día.
Lapsus brutus, anécdotas, sueños, recuerdos, pensamientos, cuentos, exabruptos...
jueves, febrero 16, 2017
miércoles, febrero 08, 2017
Increíble
2017
Un año más y sin haberme imaginado estar viviendo en un país desarrollado y con semejante pelmazo por presidente.
Las furiosas energías se sienten en el ambiente, es como vivir en el constante inconsciente colectivo, en donde de la nada se siente una furia y sin saber por qué.
Unos adorando al senil, mientras que la mayoría no halla cómo deshacer la maraña política y social.
Más allá de la incredulidad, de que un enfermo mental esté a la cabeza de uno de los países más poderosos, es para tenernos con los pelos de punta.
Quién sabe qué nos depare el futuro. Lo siento por aquellos que tienen hijos en este mundo.
Un año más y sin haberme imaginado estar viviendo en un país desarrollado y con semejante pelmazo por presidente.
Las furiosas energías se sienten en el ambiente, es como vivir en el constante inconsciente colectivo, en donde de la nada se siente una furia y sin saber por qué.
Unos adorando al senil, mientras que la mayoría no halla cómo deshacer la maraña política y social.
Más allá de la incredulidad, de que un enfermo mental esté a la cabeza de uno de los países más poderosos, es para tenernos con los pelos de punta.
Quién sabe qué nos depare el futuro. Lo siento por aquellos que tienen hijos en este mundo.
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