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sábado, agosto 30, 2014

Estudiante Ausente

Estaba en la universidad. Sabía que tenía clase y que probablemente ya había suspendido por ausencias. Sin embargo me la pasaba en los pasillos, jardineras, etc. Llegaste buscándome. Ambos nos mirábamos a los ojos, esa flama en la mirada, esa química tan distintiva.

Mi corazón se detenía. Mis labios se estremecían, mi respiración cortada... te presentaba a Colorina. Llegaba M2. Le cantabas una canción de música country, pidiédole perdón por que siendo tu mejor amigo, yo era tu amante. Sin embargo, el no decía nada. Tú y yo intercambiábamos miradas de complicidad, deseo e inmenso cariño. Nos besábamos y detenidamente observábamos lo más profundo de nuestros ojos.

Desperté con falta de aire, no de cansancio... de deseo.

domingo, agosto 10, 2014

Sabático hogareño

Mi rutina consistía en meditar por las mañanas, trabajar mis ocho horas, ir a clase de baile 3 o 4 veces por semana, regresar a casa, hacer que-haceres domésticos y lo básico, comer, dormir, atender a los llamados de la naturaleza y necesidades del cuerpo humano.

Hace un año y 3 años después de descubrir esta clase de baile, comenzó esta aventura:

La instructora HB ofreció junto con otra maestra cursos de verano. Estos cursos consistían en técnica de baile para grupos principiantes y avanzados.

La clase se ofrecía poco después de la clase regular. Por lo que a alguien se le ocurrió reunirse después de clase para echar el cafecito y/o comer algo. Normalmente yo sólo tomaba la clase, me cambiaba y regresaba a casa. La rutina era pasar a hacer las compras de la despensa y tal vez rentar una película, para que el faraón y yo mientras cocinábamos o limpiábamos, disfrutáramos de la película. Los domingos meditábamos juntos y me depositaba en la clase de baile mientras el pasaba a la oficina a terminar pendientes y pasaba por mi para regresar juntos a casa y continuar con labores domésticas.

Además de las clases, existen eventos a los que nos invitan a participar como parte de un flash mob, en el que irrumpimos en el precinto y comenzamos a bailar sorpresivamente.

Participantes de clase del grupo original al que luego denominamos el "latin quarter", que se tradujera burdamente a "barrio latino". Este grupo consistía sólo de personas con lengua materna de origen hispano, de diversos planos, ambientes países, culturas, costumbres. Poco a poco y por adición, un par de chicas bailaban en nuestro grupito.

Del grupo latino, que describiré en otro escrito, a la "gusanito" se le ocurrió auto invitarnos a aquellas reuniones y conocer gente nueva. Los resultados impensables... nuestro LQ comenzó a crecer y se nos ha hecho la costumbre no sólo atender a clases más seguido, sino una constante adicción a salir a cenar o comer después de clase.

Al principio, iba yo algunas veces, respetaba mis horas de masaje, mis actividades y rutinas. Después sucedió Colorina Rojas. Sí, la dulce, espontánea y divertida pelirroja que nos habituó a desbaratar nuestras rutinas pre establecidas, por lo que nos convertimos en inseparables.

Siendo así, siento como si me hubiese tomado un sabático de la vida y del mundo hogareño y profesional en el que me había sumergido, una aburrida rutina... para transformarse en otra rutina indulgente y divertida.






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