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miércoles, marzo 14, 2012

Cuando un conocido se va

Hace  un par de días, me enteré a través de una foto en la que fui etiquetada en mi "cara-libro", que un compañero de la generación prepa-universidad, perdió la vida víctima de la delincuencia que hoy en día se apoderó de México.

Este muchacho, aunque nos veíamos diario en la escuela en la prepa y ocasionalmente en la universidad, no intimamos mucho, pero éramos parte de un grupo que nos reuníamos en las horas libres en unas áreas de jardines en la escuela. Aún así, la noticia de su deceso me dejó impactada y sumamente preocupada. Impactada por la violencia con la que se fue, por la juventud que dejó atrás, su esposa y sus dos pequeñas. Triste por que a pesar de que no éramos muy cercanos, ningún ser humano merece morir de esa manera. Era una buena persona.

A distancia poco se puede hacer, pero con un sincero pensamiento y sentimiento, deseo que su familia encuentre la paz. A veces me detuve a pensar en que nunca me di la oportunidad de profundizar en una amistad. En realidad hay ocasiones en que las personas se cruzan en el camino de forma desapercibida y en un momento como éste, siguen dando lecciones.

No faltan quienes lo juzgan a uno que si lo conocía o no, que si eramos amigos o no, que qué me importa a mi su muerte, etc. A ese tipo de gente le digo, no importa si fue mi amigo o no, la muerte de una persona y de esa manera es motivo de tristeza y preocupación. Y es más... no tengo por qué dar explicaciones. Uno tiene una conciencia y emociones, y tiene la libertad y el derecho de sentir lo que le dé la gana. Tampoco voy a fingir, como muchas personas lo han hecho, que "si tuvieron amistad" con esa persona, etc. Mientras lo escribo, todo esto me parece absurdo, un juego de niños. Tanta inmadurez aún a esta edad. En fin.

Con esto, quiero decir que de los pocos conocidos compañeros que han fallecido, él sin duda aunque tuvimos momentos casuales y conversaciones pequeñas, su muerte zacudió muchas cosas, tal vez el recuerdo mismo de ver morir a una persona, cercana o no, la empatía de saber lo que están viviendo sus familiares y lo que está por venir... sólo puedo decir: Donde quiera que estés C. te mando un abrazo fuerte, mis mejores pensamientos y ojalá en otra vida tengamos el gusto de formar una amistad. Descansa en paz.

Y otra reflexión, cuando esto le pasa a conocidos, la preocupación se agudiza con los nuestros. Sobre todo la peque que siempre anda sola con los peques. Sólo me queda meditar mucho en seguridad, amor... mucho amor, que es lo que falta en este planeta. Si existiera amor en los hogares, éste tipo de situaciones no ocurrirían, no habrían malandrines ni delincuentes. Serían pobres, pero felices, o no pobres pero amados.

Estoy triste. Y al que me fastidie con lo mismo, en lugar de mandarlo a freir espárragos, sólo le diré... mírate al espejo, tal vez encuentres que lo que te fastidia de mí, lo estas viendo en aquél reflejo.




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