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sábado, agosto 28, 2010

Lagrimas correosas...

Pues lo que se sospechaba, el enemigo silencioso invadió tus órganos en muy poco tiempo. Cuando vine hace tres meses no estabas así...

Tengo una mezcla de incredulidad, de impotencia, tristeza... esto es una pesadilla. Nunca me imagine que viviríamos una situación así y menos tan intempestiva. Ya te resignaste y eso me asusta, pero por otro lado percibo la realidad y no me queda más que aceptarla. Sólo deseo de todo corazón que no sufras dolor.

A veces pienso que vivo una vida paralela, de alguien que se empecina en darme una lección. Apenas llegué para ver que era lo que pasaba, una semana más tarde nos dan el horrible diagnóstico y para colmo me despiden vía telefónica del trabajo (ésto último la mínima de mis preocupaciones) pero todo se juntó y me siento como una bomba atómica a punto de detonar.

No quiero pensar en mañana, quiero estar contigo todo el tiempo. A veces maldigo la hora en que me fui del país... haberte dejado sola. Sé que me dices que no sienta culpa por algo que no tiene sentido, que no tiene caso. Nada tiene caso más que poder verte sonreír una vez más, verte caminar y respirar.

Te miro mientras duermes, tus bellos y enormes ojos... a pesar de esta situación eres mi ejemplo... tienes una infinita paz. Quisiera tomarte en mis brazos y arrullarte como tu lo hacías cuando yo era pequeña. Acariciar tus mejillas y decirte que todo va a estar bien. Mi dulce mamita.

¿Ya qué tiene sentido?

martes, agosto 24, 2010

No puedo más...

No, no es la canción de Caló.

Me duele el corazón de tener el llanto atravesado y no poder llorar. No quiero llorar enfrente de tí, por que no quiero que entres en pánico. Pánico de saber lo que todavía no sabemos, para qué adelantarnos. Sí, tengo miedo y mucho. No me imagino mi vida sin tí pero lo que más me da miedo es que sufras más de lo que ya has sufrido.

Te veo ahora tan delgada, tan frágil... duermes sentada o de rodillas porque ya no te hallas. Tus mejillas caidas y vacías, tus bellos ojos grandes, aún más grandes. Tus brazos caen como hilachos a tus costados.

Trato de dormir pero no puedo, te observo al pie de la cama de rodillas en aquella colchoneta, reposando tu cabeza sobre tus brazos recargados sobre el colchón de la cama. Me duele, por que no puedo hacer nada, ni hierbas chinas, ni copitas de succión, ni acupuntura, ni reposo. Ni modo, intentamos todas las alternativas que deseabas y teníamos que finalizar con lo occidental.

Pido que los médicos tengan la sabiduría para darte un buen diagnóstico y que elijan el tratamiento adecuado. Estás muy jóven aún, tanto que ver, que vivir, que viajar. Aún no hacemos ese viaje a Grecia... pídele a tu cuerpo paciencia... paciencia para aguantar, fortalecerse y sanar. Por una vez en esta vida pido un milagro y éste... que te cures pronto mamá...
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