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domingo, abril 12, 2009

Convulsión

Después de un mini-altercado matutino/sabatino, salí despavorida y tarde a la cita con aquél nuevo médico-quiropráctico. Me tomó una carrerita de 35 mins., un simulacro de perdida (pensé que estaba perdida cuando el consultorio estaba en mis narices), así que llegué a su consulta 10 minutos tarde.

Hubo una larga charla recorriendo todos los posibles traumas físicos y emocionales desde mi nacimiento que hubiesen podido afectar la columna, para proceder a ver mis radiografías de aquél accidente y comenzar con un tratamiento leve para ver qué me andan ocultando las cervicales.

Después de aquellas casi 3 horas en su consultorio, emprendí el camino sin rumbo dirigido, decidí ir a comprar despensa pero, al pasar frente aquél enorme "mall", no me pude resistir. Tenía 3 cupones de $10 dolarucos para Macys, así que decidí "apapacharme" con algo. Me estacioné, caminé hasta la tienda y me dispuse a ubicar la sección de chamaca/petite. Sí, por mi chaparro tamaño, es la única sección donde encuentro ropa que me quede... total, compro algunos trapos y al dar mis cupones me dicen que no aplican a "every day value items" -artículos de valor diario(?)-.

Me dije que qué demonios era eso, y me indicaron que todo aquello que en su etiqueta indicara un "EDV", no aplicaría ningún tipo de cupón. Así que me fregué, porque me gustaron los trapos y decidí llevármelos aún sin el descuento.

Me dirigí a la sección de caballeros y gasté dos cupones en aquella sección, en la cuál no pusieron pero alguno.

Cansada, fui a dejar los triques al auto y de regreso, decidí pasearme por las otras tiendas para ver si algo llamaría mi atención. Andaba en una tienda de cosmetología, cuando de repente, se escuchó un "oh my God!!!" ... vi las caras de las personas que se comenzaban a aglomerar... pensé lo peor... vi que un señor joven afroamericano se agachaba hacia el suelo. Mientras, yo solté todo y me acerqué a la entrada, no estaba segura si lo habían apuñalado, si le habían disparado -pero no se había escuchado nada- y no... era un desesperado padre con su hija en brazos.

Al principio pensé que se cayó y perdió el sentido, pero al parecer, se había desmayado sentadita en su carreola y comenzó a temblar. Los temblores eran convulsiones. Me quedé parada pensando mil cosas por segundo sin saber qué hacer, mientras en aquella tienda llamaban al 911, porque por desgracia, los celulares no funcionan muy bien en aquél edificio, yo intenté y no logré señal alguna... el padre desesperado sólo le llamaba por su nombre y la mecía repitiendo "por favor respira, por favor respira baby"... entré en un extraño estado de alerta, los paramédicos no llegaban, aquella hermosa niñita de pestañas enormes chinas, naríz recta y delgada y labios detalladamente dibujados... piel obscura pero muy bella, estaba sin sentido, como muñeca de trapo...

Me quité la chamarra de pluma de ganzo -el clima en estos lugares sigue muy loco-, la enrollé y pusimos debajo de su cabecita, mientras su mamá indicaba que el 911 le sugería ponerla de lado en el suelo para que pudiera respirar... otra señora acercó su espejo y dijo que sí respiraba... la madre controlada pero llorando seguía instrucciones mientras el padre desesperado me daba las gracias.

Yo... yo estaba como en otro planeta, concentrada en su mente, pidiéndole que respirara y que todo estaría bien, ni siquiera volteé a ver a su pobre padre para decirle que no había problema. Me disponía a tocarle la frente cuando llegaron corriendo los paramédicos y nos la arrancaron para llevársela corriendo al hospital.

Salieron despavoridos los padres tras aquellos y sólo ví a lo lejos, unos padres desesperados, una hija inconciente, 7 paramédicos, 3 policías. Torno la vista al suelo, mi chamarra enrollada, pisoteada, una bufanda de alguien más y un montón de gente en silencio y confundida. Tomé mi chamarra, me la puse al lomo, regresé a la tienda y con manos temblorosas, tomé aquellos dos productos, pagué y me fui a seguir pateando pasillos, la mente y atención ya no en las vitrinas, sino en aquella criaturita, pidiendo a quien fuera que llegara salva y a tiempo al hospital.

Luego me dije e imaginé, si yo fuese aquella madre, no sé qué habría hecho. No sé si habría estado en ese modo de ecuanimidad/conexión con algo extraño que me mantuvo en aquél otro mundo serena, con una certeza de que aquella criatura estaría bien...

Salí de aquél centro comercial, me dirigí a aquella otra tienda a comprar los víveres y regresé ya noche a la casa. No pude dormir, así que me puse a depurar una sección del clóset a la que le había estado huyendo. Un par de horas después, a eso de las 3, caí como res.

viernes, abril 03, 2009

Viernes

De flojerita, me acabo de mover de sitio en la oficina. Mismo piso, unos cuantos pasos más allá.

Como ya es notado, mi inspiración sigue ausente. La vida ha sido generosa conmigo últimamente, las cervicales no tanto. Traigo un dolor de cabeza cuando muevo la cabeza hacia el lado izquierdo, así que tengo que permanecer con la cabeza en dirección a mi hombro derecho para evitar aquél dolor clavado. Necesito conseguir a alguien como Dr. Romero, quien desafortunadamente colgó los zapatos y la corbata el año pasado. En paz descanse. Mexicano-Texano  que era el único que le atinaba a mis pesares. Esta tía, la que me ajusta ahora, no tiene idea de lo que hace. Tendré que encontrar a alguien de confianza.

Ojalá pudiera hacer lo que De Niro en aquella película de "Meet the fockers", cuando la consuegra le intenta hacer un ajuste y mejor se sale al porche se agacha y sólo se "ajusta" tronándose todos los huesos. En fin.

No tengo nada bueno que decir, es viernes de flojera, está flojo por aquí  y tengo que entrevistar a alguien esta tarde para ver si cubrimos esa vacante. En fin.
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