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lunes, enero 02, 2006

Secreto Industrial

Estaba en la reunión de la empresa, cuando uno de los gerentes dijo en voz alta "si les gustan las botellas de vino en la mesa, se las puedo conseguir a precios muy accesibles", eran botellas de tinto de alguna marca renombrada. Continuó y finalmente concluyó la cena.

Mientras conducía el auto, una patrulla prendía sus luces y se me cerraba. La oficial de policía me hacía señas y finalmente me orillé. Le pregunté que qué sucedía.

Oficial: "Sabemos que usted conoce personas que podrían estar involucradas en el tráfico de bebidas adulteradas"

Nefer: "No sé a qué se refiere"
Trataba de ubicar lo que aquella mujer me decía, cuando se me venía a la memoria las palabras de aquél gerente en la mesa. "Bueno, tal vez porque escuché algo en una reunión, tal vez podría ayudar".

Nerviosa pensando en el negro futuro que le esperaba al joven gerente cuyo bebe llevaba meses de nacido... imaginando su pobre destino si su padre fuera a la cárcel. También pensaba en los problemas políticos en los que me inmiscuiría tras saber que aquél gerente era protegido de mi jefe y del "board of directors".

Me pidió que la siguiera a la estación de la policía para llenar la declaración. Nerviosa, le telefoneaba a mi madre, le comentaba lo sucedido y le decía que llamaría a la oficina para ver si tenía algún mensaje en mi correo de voz. Para mi sorpresa, la sra. de la limpieza que trabajaba en uno de mis anteriores trabajos contestaba mi teléfono:

Claudia: "hola Nefer, el guajolote (tu jefe) te busca"

Nefer: "ok, pásamelo por favor" - esperando nerviosa en la bocina, cuando en el fondo se escucha que están preparando una llamada en conferencia y el guajolote se limitó a escuchar-

Vice-presidente de algo: "Nefer, sabemos que te gusta revelar secretos industriales de la compañía"

Nefer: "what is this?!" - sumamente molesta por el descaro de la mentira acusatoria- colgué el teléfono de forma violenta y me dirigí a un punto intermedio en el que me encontraría con mi madre, quien llegó acompañada de la oficial de policía. Ambas apoyándome y motivándome a que demandara, pues yo había tenido el valor de desmembrar a una banda de tráfico de bebidas adulteradas.

Oficial: "Nefer, tiene que ir a su oficina, es indispensable que vaya".

Nerviosa, asentía y me dirigía a la empresa, con pensamientos frenéticos, adrenalina fluyendo por cada poro y temerosa de mi futuro.

"Seguro me van a correr... van a dar malas referencias de mi trabajo... me van a congelar... me van a boicotear... me van a boletinar, no podré encontrar otro trabajo por el resto de mis días".

Entraba por la puerta lateral y caminaba por el pasillo, atenta a las reacciones de las personas. Pasaba algunas oficinas y las personas me ignoraban. Trataba de verles el rostro para leer en ellos alguna reacción, para saber qué sucedía. Sentí el ambiente hostil, con los latidos dándome golpes contra el esternón. Me aproximo a su oficina... y al llegar a la puerta del guajolote, ésta estaba cerrada.

(suena el desperador a las 6am, con el corazón a mil por hora, tratando de reaccionar para saber dónde demonios estaba... el maldito cuarto de hotel, una hora antes de partir, tener que ver al guajolote una vez más, pero ésta, para observar el inventario anual).

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